Ejemplos con ajadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Era don Wifredo muy devoto del mujerío, aunque en las más de las ocasiones lo disimulaba, por obediencia al buen parecer y al rigor dogmático de la moral que su significación política le imponía, y entre todos los tipos femeninos, gustábale singularmente el de aquellas damas, ajadas ya, pero siempre seductoras por el prestigio heráldico y social.
Cubríase la visión con un negro y tupido velo matizado de ala de mosca, y por entre las ajadas ropas salía, como de un féretro, una mano enguantada y tiesa.
Rosicler mustio le tiñó las ajadas mejillas, y su espina dorsal hubo de adquirir por maravilloso don una rectitud y esbelteza que recordaban sus buenos tiempos de Roma y Cartago.
Para muchas de las señoras y señoritas presentes, que, o no eran del país o eran muy jóvenes, la aparición de Emma en el mundo, si aquello era mundo, ofrecía una novedad absoluta, porque no podían recordar, como otras pocas, que años atrás aquella mujer, vestida con tanto lujo, de facciones ajadas, de una tirantez nerviosa y avinagrada en el gesto, había sido la comidilla de la población por sus caprichos y locuras de joven mimada y rica y extravagante como ella sola.
Estela sin desconcertarse exhalaba mil exclamaciones de dolor a la vista de cada una de sus prendas, rizaba entre sus dedos las blondas ajadas por el agua, y me preguntaba con voz lamentable si en la vida, podría volver a comprar lo que aquella perversa oleada le había inutilizado.
Tristeza de los gritos inútiles, de los aldabonazos sin respuesta, de las ofrendas ajadas en los umbrales del cerrado templo.
Todos los días veía entrar en su tienda a una joven espléndida de cuerpo y de rostro, pero con los ojos muy fatigados, y las facciones muy ajadas, y la tez palidísima.
El corte era de moda, pero las telas ajadas y sucias declaraban haber sufrido infinitas metamorfosis antes de llegar a aquel estado.
Dos grandes sombreros de fieltro, en muchas partes agujereados y con las alas ajadas y caídas, cubrían sus cabezas.
La caoba de los muebles y la pana mordoré, las cortinas ajadas de un blanco sospechoso, las cenefas polvorientas, la luna turbia de los espejos, el reloj y los candelabros de zinc, los paños de crochet, la alfombra sucia y escupida, todo ese tren inconexo y charro de ajuar de hotel, hasta el papel desteñido, desprendiéndose de las paredes por las esquinas, arriba, parecían afectar un aire alegre de fiesta en la profusa iluminación de la vasta pieza.
bien: vestida de percal, despeinada casi: con estas rosas ajadas y marchitas, -y se las arrancó de un tirón-: con esta facha de mayordomo, de aperador o de ama de llaves.
por lágrimas ajadas al desprecio de su precio.

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