¿Lleva tilde gloriaban?

Hay una infinidad de palabras que se acentúan en Español, en concreto en nuestra base de datos tenemos 255.832 palabras que deben llevar tilde. Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
  • Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
  • Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
  • Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Con las reglas anteriores puede parecer fácil saber cuando lleva tilde una palabra, no obstante en ocasiones saber separar una palabra en sílabas no es sencillo y pueden aparecer otros factores como los hiatos, las palabras compuestas o los acentos diacríticos que fácilmente inducen a equivocación. Por ello te ayudamos no sólo mostrandote cual es la forma correcta de escribir la palabra pero además te decimos por qué es así.

Gloriaban no lleva tilde

Han de llevar tilde las palabras llanas que no terminen en vocal, "n" o "s".

Llamamos palabras llanas a las palabras donde el golpe de voz o sílaba tónica recae en su penúltima sílaba.

La separación silábica de GLORIABAN queda así: glo-ria-ban, es llana y termina en "n" por lo tanto no se acentúa.

Ejemplos con la palabra Gloriaban

Formáronse en muchas partes apostaderos de piratas, y torres y vigías defendidas con murallas, y las armadas corrían los mares, no sólo bien equipadas con tripulaciones alentadas y valientes, con pilotos hábiles y con naves ligeras y prontas para aquel servicio, sino tales que más que lo terrible de ellas incomodaba lo soberbio y altanero, que se demostraba en los astiles dorados de popa, en las cortinas de púrpura y en las palas plateadas de los remos, como que hacían gala y se gloriaban de sus latrocinios.
Mostraba Marcio muchas cicatrices de gran número de combates en que había sido herido en los diez y siete años seguidos que había militado, lo que hacía mirar con respeto su valor, y unos a otros se habían dado palabra de designarle. Mas venido el día en que había de hacerse la votación, como Marcio se hubiese presentado en la plaza pública acompañándole pomposamente el Senado y pugnando todos los patricios por ponérsele alrededor, demostración que jamás habían hecho con nadie, al punto la muchedumbre depuso la inclinación que le tenía, pasando a mirarle con encono y ojeriza, a los cuales afectos se juntaba, además, el temor de que un hombre tan aristocrático, hecho dueño del mando y teniendo tanto ascendiente con los patricios, pudiera privar enteramente al pueblo de su libertad. Con estas ideas desairaron en la votación a Marcio. Luego que se vio ser otros los cónsules que se publicaron, el Senado lo sintió profundamente, creyendo que el insulto, más que contra Marcio, era contra él mismo, pero aquel no llevó con moderación ni con sosiego lo sucedido, estando por lo común acostumbrado a usar de aquella parte de su carácter que era iracunda y rencillosa, sin que lo dócil y suave que principalmente debe sobresalir en las virtudes políticas se le hubiese en ningún modo inspirado por el discurso y la educación. y sin que supiese que, como dice Platón, al que ha de tomar parte en los negocios públicos y conversar sobre ellos con otros hombres, le conviene ante todo huir la arrogancia, compañera inseparable del aislamiento, y abrazar la paciencia, que suele de algunos ser escarnecida. Así es que, siendo hombre sencillo e inflexible, creído de que el vencer y salirse con todo era obrar con fortaleza, mas no de que el entregarse a la cólera proviene de debilidad y flaqueza, por lo que sufre y padece el espíritu, del que viene a ser como un tumor la ira, se retiró de la plaza lleno de incomodidad y despecho contra el pueblo. Los jóvenes patricios, que eran en la ciudad, por lo distinguido de su origen, lo más ufano y floreciente, siempre se le habían mostrado sumamente afectos. En esta ocasión, se pusieron de su parte decididamente, e irritados y dolidos como él, exasperaron todavía más su cólera e indignación, porque era, cuando estaban de facción, su guía y su maestro en las cosas de la guerra, y en el hacer que los que se gloriaban de hazañas ilustres excitaran en los demás, no envidia, sino una honrosa emulación.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra gloriaban

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