Ejemplos con zarabanda

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es una de las danzas facultativas de la suite: se inserta, generalmente, después de la zarabanda y antes de la giga.
En la Suite Barroca, la gavota es habitualmente interpretada después de la zarabanda, y antes de las giga, o junto con otras opciones como minuet, bouree, rigadón y passepied.
Existía como forma musical previamente a su adaptación al flamenco, estando para algunos estudiosos emparentada con la zarabanda del siglo XVII.
Es autor de un catálogo que se distingue por un manejo experto del ensamble de cámara, casi siempre en un diálogo entre propuestas personales de interés colorístico y rítmico, basado en formas clásicas mexicanas antiguas, como la chacona, la zarabanda o el guateque, pero con una total reinterpretación de este material.
En obras de teatro de los siglos XVI y XVII se hacen numerosas referencias a la vida de estos negros, por lo general esclavos paternalmente tratados que solían obtener la libertad a la muerte de los amos, y se tienen noticias de que en la antigua judería sevillana se reunían frente a la iglesia de Santa Maria la Blanca a ejecutar sus bailes, tales como la chacona o la zarabanda, los cuales eran censurados por las autoridades eclesiasticas.
La Suite consta de tres movimientos de estilo danza: Preludio-Fantasia - una Zarabanda, Sardana, y Intermezzo e Danza Finale - una Jota.
Las cuadrillas del minué y la pavana, las figuras de la zarabanda y la chacona, estaban ya muy vistas y habían servido mil veces en aristocráticos salones como protesta de acendrado españolismo contra el intruso don Amadeo.
Presentacioncita bailó el zorongo, el bran de Inglaterra y la zarabanda.
Pues ¿qué diré de lo que ellas sintieron, cuando le oyeron tocar el , y acabar con el endemoniado son de la zarabanda, nuevo entónces en España? No quedó vieja por bailar, ni moza que no se hiciese pedazos, todo con silencio estraño, poniendo centinelas y espías que avisasen si el viejo despertaba.
Volvióse luego al pueblo, y en voz alta dijo: No piense vuesa merced, senado valeroso, que es cosa de burla lo que este perro sabe: veinte y cuatro piezas le tengo enseñadas, que por la menor dellas volaria un gavilan: quiero decir, que por ver la menor se puede caminar treinta leguas: sabe bailar la zarabanda y chacona mejor que su inventora misma: bébese una azumbre de vino sin dejar gota: entona un sol, fa, mi, re, tan bien como un sacristan: todas estas cosas y otras muchas que me quedan por decir, las irán viendo vuesas mercedes en los dias que estuviere aquí la compañía, y por ahora dé otro salto nuestro sabio, y luego entraremos en lo grueso.
—Todas esas son aire, dijo Loaysa, para las que yo os podria enseñar, porque sé todas las del moro Abindarraez, con las de su dama Jarifa, y todas las que se cantan de la historia del gran Sofí Tomunibeyo, con las de la zarabanda a lo divino, que son tales, que hacen pasmar a los mismos portugueses, y esto enseño con tales modos y con tanta facilidad, que aunque no os deis priesa a aprender, apénas habréis comido tres o cuatro moyos de sal, cuando ya os veais músico corriente y moliente en todo género de guitarra.
Así, el estudiante a quien en tan ligero equipo hizo bailar aquella célebre zarabanda la debió su fortuna y el capitán de guardias la restitución del regio amor que le había robado.
pantoso donde, como en los cartones de Goya, los endemoniados, los ahor¬cados, los embrujados, los enloquecidos, danzan su zarabanda infernal.
Salió, y entonces creí que había mulas que bailaban la zarabanda, porque como se le hubiese subido el calor al celebro, empezó a poner por obra los efectos de la embriaguez.
Y Carbajal empezó a canturrear el estribillo jacarandino de la zarabanda, bailecito muy a la moda en España entre las sirenas del respingón y doncellitas contrahechas:.
Daba capotazos absurdos, brincaba, huía, bailaba ante el toro una extraña zarabanda.
De repente y cuando doña Valdetrudes no habría adelantado media cuadra, un zurrón de nueces y otro de cocos empezaron a bailar la zarabanda corriendo tras de la bruja.
¿Sabéis vos la historia de la zarabanda?.
No puede perdonarle la historia de la zarabanda.
-Esos son demonios de mayores ocupaciones -le respondió la voz-: demonio más por menudo soy, aunque me meto en todo: yo soy las pulgas del infierno, la chisme, el enredo, la usura, la mohatra, yo traje al mundo la zarabanda, el déligo, la chacona, el bullicuzcuz, las cosquillas de la capona, el guiriguirigay, el zambapalo, la mariona, el avilipinti, el pollo, la carretería, el hermano Bartolo, el carcañal, el guineo, el colorín colorado, yo inventé las pandorgas, las jácaras, las papalatas, los comos, las mortecinas, los títeres, los volatines, los saltambancos, los maesecorales y, al fin, yo me llamo el Diablo Cojuelo.
¡Toma mi abuelo, si es antiguo el baile de la Zarabanda y de la Chacona!.
La lucha es larga, los violines estiran la melodía, en contraposiciones de sonidos gatunos, y una zarabanda de dolores, encabritados, se retuercen en torno al tema fundamentalmente tétrico, exacerbando la ya inquietante disonancia de las hermanas incestuosas.
Ya a la madrugada, en ese punto visionario y absurdo de los borrachos, en que el alcohol hace bailar a todas las cosas una zarabanda fantástica, habiendo sido reconocido por algunos, el poeta se vió obligado a recitar sus versos entre el ulular delirante del concurso y el ambiente plúmbeo, homicida, del antro.
Cayó el infeliz bañado en sangre y sobre su cuerpo repiqueteó don Ireneo una zarabanda de patadas, mandándolo después poner fuera de la ruina.

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