Ejemplos con vetustas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hoy, como parte del Sitio Histórico Nacional de San Juan, son estas murallas vetustas patrimonio de Puerto Rico y del mundo.
La población Guane es en sí, ya un museo, es una aldea que va más allá de lo Colonial, de lo Prehistórico por sus vetustas casas, por sus gentes y costumbres, por sus fósiles- Llegar a Guane es estar ya dentro del Museo, solo nos falta reencontrarnos con el dialecto de nuestros antepasados.
CARNEM QVM GVSTAS NON ADTERIT VLLA VETUSTAS PERPETVVS CIBVS ET REGAT HOC REVS.
Siguiendo un corredor, camino de la cocina, dejó a un lado la capilla, que estaba cerrada muchos años, y al otro la puerta del archivo, vasta pieza cuyas ventanas daban sobre el jardín, y en la que había pasado Jaime, de vuelta de sus viajes, muchas tardes, revolviendo legajos guardados tras el enrejado de alambre de vetustas estanterías.
Sus sienes verdeaban, sus ojeras se teñían de matices amoratados, la bilis se infiltraba bajo la piel, y así como una casa nueva hace parecer más vetustas las que están a su lado, así la lozana juventud de Lucía acentuaba el deterioro del marido.
Junto a los trasatlánticos enormes balanceaban sus vergas las vetustas tartanas y algunos barcos griegos, pesados y de formas arcaicas, que hacían recordar las flotas descritas en la.
Hecho a la soledad y a la meditación pasaba yo mis horas revolviendo el copioso archivo de mi vida pasada, rememorando mis adversidades y bienandanzas, trazando síntesis históricas para un libro que seguramente no escribiría nunca, y comunicándome por la fuerza expansiva de mi espíritu con seres que me habían divertido sin hacerme ningún daño: , , , José Ido, sin olvidar las pedantescas figuras simbólicas de y sus vetustas compañeras.
Hablaron algo de Madrid, mucho más de Vitoria, consagraron recuerdos cariñosos al venerable Matusalén don Alonso, y a todas las innúmeras personas de aquella patriarcal familia, desde las más vetustas y momificadas a las más frescas y juveniles.
Rodeado por aquella caterva, que no le mostraba compasión, oyó Juan un lenguaraje que para él no tenía ningún sentido, mas por los ademanes y el rostro de las feas y vetustas mujeres comprendió que le reñían, que le increpaban, que le preguntaban su nombre, nacionalidad y condición.
Empezaban a salir los invitados a la fiesta de Palacio, arrimaban los coches a la colosal puerta, por la Plaza de la Armería, entraban en ellos, chafándose en las portezuelas, los hinchados miriñaques, dentro de los cuales iban señoras, entraban plumas, joyas, encajes, bonitas o vetustas caras compuestas, y apenas un coche partía, otro cargaba.
¡El aire de la tierra natal! ¡Qué grato y qué fresco esa mañana! El sol inundaba el valle y dibujaba en los muros de las vetustas casas la sombra ondulada de los aleros.
En todas las poblaciones subalternas de Europa, y especialmente en las estacionarias y vetustas como aquella Ciudad, hay casi siempre, desde los comienzos de nuestro alborotado siglo, un organista que sueña con eclipsar a Rossini, un coplero que sueña con eclipsar a lord Byron, o un albéitar, lector de periódicos, que sueña con eclipsar a Marat, un jóven, en fin, pálido y tétrico, que huye de la gente, y pasea solo por los desiertos campos, foco de pensamiento y de bílis, hígado con piés y sombrero, declarado enemigo de cuanto ve en torno suyo, y cónsul moral de todo , cuya febril imaginacion sigue los pasos a las celebridades contemporáneas más de su agrado, como el astrónomo sigue la marcha de los planetas que nunca ha de visitar y que ruedan indiferentes por el cielo, sin sospechar la existencia de los observatorios.
Aunque parezca extraño, entonces las casas eran tan vetustas como ahora, pues indudablemente aquel amasijo de tapias agujereadas no ha sido nuevo nunca.
Si en mi niñez, y cuando vivía con las ideas y con el entusiasmo de mi buena madre, me hubieran traído aquí, también me habrían parecido encantadores estos desnudos cerros, estos llanos polvorientos o encharcados, estas vetustas casas de labor, estas norias desvencijadas, cuyos canjilones lagrimean lo bastante para regar media docena de coles, esta desolación miserable y perezosa que estoy mirando.
Me dormí, y no se crea que ahora van a salir fantasmas, ni que los rotos artesonados o vetustas paredes de la histórica casa, ogaño palacio y hoy venta, se moverán para dar entrada a un deforme vestiglo, ni mucho menos a una alta doncella de acabada hermosura que venga a suplicar me tome el trabajo de desencantarla o prestarle cualquier otro servicio, ora del dominio de la fábula, ora del de las bajas realidades.
En el otro cuarto, María de la Paz y Salomé habían exhumado de las profanas gavetas unas vetustas vestiduras de seda valenciana, que habían sido en mejores tiempos elegante ornato de sus personas.
Anduvieron varias calles, y al fin llegaron a la plazuela de Afligidos, se detuvieron ante una puerta enorme, de las que en aquel antiquísimo sitio dan entrada a las vetustas casas del siglo XVII, y Bozmediano, el joven, tocó.
La paloma resaltaba esculpida en las torres vetustas y en las puertas y ventanas del palacio, tallada en los muebles de nogal, bordada en las cortinas, grabada con cerco de piedras preciosas en la tabaquera del marqués, en los anillos de Diana, en todas sus joyas, y hasta estampada por el maestro de obra prima en las suelas de sus zapatos.
La ciudad aparecía como un hacinamiento irregular de edificios, apiñados y distribuidos sin orden sobre un terreno irregular también, cruzado por angostas y tortuosas calles y erizado de vetustas moles, cuya apariencia unía a su misma pesadez rústica esa clásica severidad de la arquitectura gótico-bizantina, tan pesada en las formas exteriores, tan esbelta y majestuosa sin embargo en el interior de sus bóvedas ojivales, en sus botareles y columnatas.
¡Oh! los peregrinos bailes que tenían algo de las vetustas danzas sagradas, y algo de las lánguidas danzas moras.
Allá en las torres del templo se observaba al sacristán que tocaba con ligereza las vetustas campanas, agonizantes de vejez y que a pesar de su antigüedad sonaban alegres y potentes como en los primeros días en que habían sido colocadas en las alturas, quién sabe si para estar más cerca de Dios o' más lejos de los hombres.
Rodeado por aquella caterva, que no le mostraba compasión, oyó Juan un lenguaraje que para él no tenía ningún sentido, mas por los ademanes y el rostro de las feas y vetustas mujeres comprendió que le reñían, que le increpaban, que le preguntaban su nombre, nacionalidad y condición.
Anduvieron varias calles, y al fin llegaron a la plazuela de Afligidos, se detuvieron ante una puerta enorme, de las que en aquel antiquísimo sitio dan entrada a las vetustas casas del siglo XVII, y Bozmediano, el joven, tocó.
Veinticuatro años han pasado y siempre es la misma, con sus casas magníficas pero vetustas, rodeada de jardines, sus atrios sombreados de vides cargadas de racimos y sus moriscas azoteas dibujándose en el azul del éter.
Y aquellos dos hombres separáronse y tomando rumbo distinto, el uno siguió adelante y se internó en las revueltas callejuelas de la Banda, el otro torciendo a la derecha, se dirigió hacia la parte meridional de la ciudad, costeó el Tagarete durante algunos minutos, atravesolo por el arco derruido de un puente, y entró en una calle flanqueada por un lado de fachadas góticas, por el otro de altas tapias, sobre las cuales desbordaba la exuberante vegetación de esos románticos jardines, que tanta poesía derraman en las vetustas casas de Salta.
¡Qué acometidas aquellas! Algunas chimeneas vacilaron, y más de un alero crujió, soltando la carcoma de la vejez al choque de la furia, las puertas más firmes lanzaban gritos de agonía, las podridas ramas de las vetustas higueras saltaban hechas pedazos, en los manzanos tremolaba el muérdago desarraigado, como triste gallardete con que demanda auxilio el desmantelado buque, lloraban escombros las humildes socarreñas sobre sus regazos de ortigas, y chasqueaban y se conmovían los empingorotados tejadillos de las altivas portaladas.
Nada de eso: Nacho, con sus ojos dulces y expresivos, su barbita sedosa, sus facciones correctas y finísimas, y su actitud elegante, podría no valer en el fondo un puñado de alfileres, porque chascos mucho más gordos dan ciertos diamantes falsos, pero, ''a la vista'', era el tipo del abogado nuevo, del abogado artista, que no anda por los caminos trillados de las clásicas y vetustas tradiciones forenses, sino por las cumbres espinosas y arriesgadas de los nuevos problemas jurídicos, de los que no usan los libros de la profesión para ejercerla, de los que van a la Audiencia, no a alegar, sino a demoler, no a invocar textos y razones del acervo común, sino a enredarse en teorías frenopáticas dentro de un laberinto de disquisiciones antropológicas, para acabar declarando loca de remate a toda la humanidad que anda fuera de los manicomios, con el heroico fin de salvar del patíbulo, por loco irresponsable, al distinguido criminal a quien defiende, convicto y confeso y reincidente además.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba