Ejemplos con vertical

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La planta era en forma de crux conmissa o cruz de San Antonio, pues el travesaño horizontal tenía la misma medida que el vertical.
Construido con piedra y ladrillo, tiene mucha más proyección vertical, ayudado por una torre troncocónica coronada con la cruz de cuatro brazos típica de Gaudí, junto a la bandera catalana y una corona real.
Es una estructura laminar osteocartilaginosa ubicada en la parte media de la pirámide nasal, de disposición vertical y anteroposterior.
En su interior, que en el día de la fecha se encuentra bastante deteriorado, se define el paño vertical principal mediante un retablo barroco que en su simetría presenta tres huecos adintelados mediante arcos de medio punto.
Sobre el arco, el decorativo entablamento presenta un arquitrabe, un friso con triglifos y metopas sin decoración -salvo en la vertical de la ménsula, donde se sitúa la cabeza de un querubín alado-.
La línea horizontal, más gruesa, simboliza al trabajo y esfuerzo del pueblo berazateguense mientras que la línea vertical simboliza su espiritualidad.
Para realizar un voto válido debía marcar únicamente una de las opciones presentadas, trazando una línea vertical sobre la línea horizontal junto al nombre de cada candidato.
En los cuerpos laterales, se da una continuidad vertical de las plantas superiores e inferiores gracias a los enmarques.
Los cuerpos laterales, de tendencia vertical, contrastan con el central, antes descrito.
Construyó su planeador de alas multiples para probar la posibilidad de que estas giran hacia atrás y adelante alrededor de un eje vertical, para controlar el centro de presión sobre ellas y dar más estabilidad a el planeador.
Gradiente adiabático: variación de temperatura que experimentan las masas de aire en movimiento vertical.
A enorme altura existían algunas mesetas cubiertas de verde, y tras de ellas volvía a elevarse el peñón en su cortadura vertical, hasta llegar a la cumbre, aguda como un dedo.
Muy pocos conservaban en ella la noble vertical, orgullo de la superioridad humana.
Una arruga vertical partía sus cejas.
Muchos caerían aún en las últimas convulsiones de la batalla que continuaba a sus espaldas, agitando con un trueno incesante la línea del horizonte Vió pantalones de grana que emergían de los rastrojos, suelas claveteadas que brillaban en posición vertical junto al camino, cabezas lívidas, cuerpos amputados, vientres abiertos que dejaban escapar hígados enormes y azules, troncos separados, piernas sueltas.
Realizó un penoso esfuerzo para mantenerse en posición vertical, mirando de nuevo el cielo Ya no era azul obscuro: era de tinta negra, y todas las estrellas rojas como gotas de sangre.
Al salir el sol, una mancha vertical de color de rosa, igual a una lengua de fuego, apareció sobre la línea del mar.
Entre sus cascos y la superficie vertical de los muelles se formaban montones de basura inquieta, mordida abajo por los peces y picoteada arriba por las gaviotas.
La necesidad de resguardarse había obligado a los legionarios a vivir con el rostro al nivel de los cadáveres que asomaban en el corte vertical de la tierra removida.
A través del velillo del sombrero columbraba su pálido perfil, empequeñecido por un gesto de dolorosa timidez, los labios apretados, las alillas de la nariz dilatadas por la angustia, una raya profunda entre las cejas: la arruga vertical que anunciaba siempre sus preocupaciones y sus enfados.
Y aquella frente elevada, de abultados parietales, que reclamaba para sí el dicho de la zorra al busto: , tenía, en efecto, actitudes magníficas cuando, surcada por un pliegue vertical, se inclinaba, como en aquel momento, al excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez, ministro de la Gobernación, y le decía con el aire de Bismarck a Gortschakoff, al establecer entre ambos el equilibrio europeo:.
Y en honor de la verdad, aquellos destinos del orbe entero, que encerraba Napoleón en el pliegue vertical de su frente, podían quedar entre las cejas del marqués perfectamente arropados, como entre dos pellejos de conejo.
¡Devolverle la escopeta! ¡En seguida! Bien se adivinaba en la arruga vertical hinchada entre sus cejas el propósito firme de hacer polvo al autor de su ruina.
El que llevaba el copón, bien abrigadito con un refajo atado al cuello, daba las zapatetas más atrevidas que se podrían imaginar, y hasta vueltas de carnero, poniendo todo su arte en recobrar la actitud reverente en el momento mismo de tomar la vertical.

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