Ejemplos con tenerías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Nancy posee también industrias textiles, fábricas de paños, botones, tejidos de algodón, tenerías, papel pintado, bugías, bolas de acero conocidas como bolas de Nancy, industria química y metalúrgica.
Es abundantísimo en las costas, cayos y ciénagas de América Intertropical y las hojas, frutas y corteza se emplean en las tenerías.
Además, en el barrio de las Tenerías, existía un drenaje para las inundaciones periódicas de las crecidas del Ebro consistente en un campo de ánforas agrupadas y colocadas invertidas.
Los afluentes de los pastaderos, tenerías y mataderos pueden ser focos potenciales de infección para los seres humanos y los animales.
Huérfano, fue a vivir con sus tíos, que se dedicaban al campo, y en su juventud se trasladó a vivir en el de las Tenerías para más tarde dedicarse al oficio de tejedor.
La fachada lateral se encuentra al cabo del cuerpo principal, en la cara norte -esta fachada daba al desaparecido callejón de las Tenerías, que hacía esquina con la calle Colegio-.
, uno de nuestros más esclarecidos trajineros, natural de las Tenerías de Toledo, y , curtidor de carne, el cual, cuando contaba sus viajes por las distintas cortes del mundo, tales como Melilla, Ceuta y el Peñón, les dejaba a todos con la boca abierta.
-Mañana atacarán los franceses las Tenerías -dijo otro-.
No había, pues, esperanza de llevarle a las Tenerías para tranquilizar a la pobre Mariquilla, por cuya razón, no pudiendo detenerme más, me retiré.
Por todas partes, especialmente en el extremo de las calles que remataban en la muralla de Tenerías, se veían hacinados los cuerpos, y el herido se confundía con el cadáver, no pudiendo determinarse de qué boca salían aquellas voces lastimosas que imploraban socorro.
Quisieron también los franceses ganar a Santa Mónica, convento situado en la línea de las Tenerías, más al Norte de la calle de Pabostre, pero sus paredes ofrecían buena resistencia, y no era fácil tomarlo como aquellas endebles casas, que el estruendo tan sólo de los cañones hacía estremecer.
Era preciso acudir a nuestros puestos, y fuimos, mejor dicho, nos llevaron, nos arrastró la impetuosa oleada de gente que corría a defender el barrio de las Tenerías.
A las Tenerías, pronto a las Tenerías.
Todos acudían con presteza a distintos sitios, cuál a las Tenerías, cuál al Portillo, cuál a Santa Engracia o a Trinitarios.
Hoy vamos a defender las Tenerías, hoy habrá un fuego horroroso y morirán muchos, pero la Virgen del Pilar nos amparará y podremos gozar de la victoria.
Esto es todo lo que recuerdo de las Tenerías.
El aspecto general del barrio de las Tenerías traía a la imaginación, acompañados de cierta idealidad risueña, los recuerdos de la dominación arábiga.
El arrabal de las Tenerías se extiende al Oriente de la ciudad, entre la Huerva y el recinto antiguo perfectamente deslindado aún por la gran vía que se llama el Coso.
Le saqué de allí llevándole a la muralla, y tomamos parte en las obras de fortificación que se estaban haciendo en las Tenerías, el punto más débil de la ciudad después de la pérdida de San José y de Santa Engracia.
Para distraer la atención de los franceses, el jefe mandó que un batallón se desplegase en guerrillas por las Tenerías llamando hacia allí la atención del enemigo, y entre tanto con algunos cazadores de Olivenza, y parte de los de Valencia, avanzamos por el camino de Madrid, derechos a la línea francesa.
Así es dijo el licenciado, porque no pueden hablar tan bien los que se crían en las Tenerías y en Zocodover como los que se pasean casi todo el día por el claustro de la Iglesia Mayor, y todos son toledanos.
Si se prescinde de los navíos, resulta que en Toledo concurren casi todos los pormenores topográficos citados por Rojas: las tenerías junto al río, los nombres de las parroquias de San Miguel y la Magdalena y de alguna calle como la del Arcediano, si es que realmente se la puede identificar como una antigua plaza del mismo nombre.
Este ramo con los cueros de nuestra península, y de las Indias, puede hacer un objeto considerable de industria, en las tenerías de España: dedicándose a promoverle, las sociedades económicas.
De manera que el socio protector de las tenerías y curtidos tenga una noticia puntual y exacta del estado próspero, o decadente de este ramo, y de las porciones de cueros beneficiados, que entren de fuera del Reino, o de otra provincia de España, con toda distinción.
Es un error político entrar en tales comparaciones de preferencia, que en España han influido mucho a retraher las gentes de algunas artes, como sucede en las tenerías, que son muy pocas, a proporción de los muchos cueros al pelo, y otros pellejos de España e Indias, que salen sin adobar por la preocupación, de que este arte no es tan honroso como otros.
Dime, madre, ¿eres tú Celestina, la que solía morar a las tenerías, cabe el río?.
- ¿Quién? Pármeno, hijo de Alberto tu compadre, que estuue contigo vn mes, que te me dio mi madre, quando morauas a la cuesta del río, cerca de las tenerías.
Tiene esta buena dueña al cabo de la ciudad, allá cerca de las tenerías, en la cuesta del río, vna casa apartada, medio cayda, poco compuesta e menos abastada.
¡Todavía están agujereadas y hendidas por el anillo de crin que me puso Ibn-Adán para domarme y dirigirme, y a este anillo que aquí ves estaba sujeta una cuerda que Ibn-Adán confiaba al más pequeño de sus hijos, el cual, montado en un borriquillo, podía guiarme a su gusto, a mí y a todo un tropel de camellos colocados en fila! ¡Mira mi lomo! ¡Todavía conserva las heridas causadas por los fardos con que me carga desde hace siglos! ¡Mira mis patas! ¡Están callosas y molidas por las largas carreras y los forzados viajes a través de la arena y de las piedras! ¡Pero hay más! ¡Sabe que cuando me hago viejo, después de tantas noches sin dormir y tantos días sin descanso, explota mi pobre piel y mis huesos viejos, vendiéndome a un carnicero que revende mi carne a los pobres, y mi cuero en las tenerías, y mi pelo a los que hilan y tejen! ¡Y he aquí el trato que me hace sufrir Ibn-Adán!.

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