Ejemplos con templaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con estas y otras filosofías templaba Doña Leandra el ánimo de su hija, asegurándole que ambicionar no podía ni debía más felicidad de la que Dios le deparaba, y la chica, que era buena y no tonta, iba entrando por el aro de aquellas prudentes ideas.
La brisa de la montaña los templaba.
A las ocho, esta marea creciente había ya inundado aquel sotabanco del templo de la música, y rugía, silbaba, reñía, gritaba , reía, golpeaba en la madera y palmoteaba a compás, como en la plaza de toros, mientras que la orquesta templaba y concertaba los instrumentos.
Brezales vio, al oír esto, que la rendija cercana a sus pies se cerraba poco a poco, al mismo tiempo que iba abriéndose en el cielo un agujerito por donde salía un rayo de luz que le templaba la sangre y le entonaba los desconcertados nervios.
y de caza, con que se templaba en algo mi sentimiento y me desquitaba en parte de mis.
En vez de calentarse con fuego, sin duda la habitadora de aquel recinto se confortaba con aromas y se templaba con poesía.
Desde que Matilde tomó el velo desapareció de su carácter aquella brillante impetuosidad que le hiciera famoso en las campañas de Nápoles y en la última guerra de Castilla: a veces se enfurecía amenazando derribar los muros de San Bernardo para arrancar de allí a la más linda doncella de Aragón, a la dama más discreta de la España y de la Italia, pero en cuanto se templaba su frenético entusiasmo, caía de nuevo en desesperada tristeza.
Leía Vallejo, tendido en un sillón de cuero, un libro encuadernado en vetusto y amarillento pergamino, los pies tenía, con botas y espuelas, puestos en dos sillas, y el codo izquierdo en la esquina de una mesa de pies salomónicos, que sobre su tablero sustentaban por el momento, y en vez de legajos de papel sellado, un gran plato de nueces frescas, muy pulcramente peladas, y un pichel de aquella agradable bebida compuesta de limonada y vino que se llamaba sangría en aquel tiempo viejo, y con la cual templaba el corregidor el ardiente efecto del oleoso fruto del nogal.
Mientras tanto, Dulce-Amiga había cogido el laúd y lo templaba diestramente.
Y éstos y otros parecidos lances eran el único lado agradable que tenía para mí aquel cuadro de continuas e interminables tristezas, sobre las cuales iba descollando de día en día y a medida que la temperatura se templaba y surgían riscos y laderas por los anchos desgarrones abiertos en el espeso tapiz de nieve por los rayos del sol, la figura, de suyo melancólica, de la mujer gris, particularmente hacia la caída de la tarde, y, sobre todo, al descolgar el calderón y empuñar los dos cántaros de barro para ir a la fuente entre día y noche, según costumbre inmemorial en ella.
tenía duda, a ver si dándonos por convencidos se templaba el vivo.

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