Ejemplos con suplicios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero -nos dice- es imprescindible llevar una vida espiritual muy intensa para comprender este misterio y adicionar todos los suplicios y aflicciones a la pasión de Cristo, con la certeza de que todo nos parecerá insuficiente cuando llegue el juicio final.
El apodo que los árabes dieron a Sapor II fue Dh l-Aktaf, que siginifica Aquel que rompe las espaldas, ya que este habría sido uno de los suplicios aplicados a algunos de sus prisioneros.
Y como el rey se mostraba sorprendido, añadió: Si vive, su amor será el mayor de los suplicios.
Como El Jardín de los suplicios, Les Vingt et un jours d'un neurasthénique es una verdadera monstruosidad literaria.
A partir de ese momento, comienza la serie de los suplicios que terminó sólo al día siguiente a las diecisiete horas aproximadamente.
Su padre Venancio López sucumbió pocos días antes de la hecatombe de Cerro Corá a causa de los suplicios a que fuera sometido en las últimas etapas de la guerra.
Sí, vengo a libertarte de los suplicios que aquí padeces, pero es preciso que tú consientas en ello, ¿no consientes?.
Mimada y socorrida, hermoseada por la limpieza y el esmero, con el cabello alisado sobre las sienes y el alma aquietada, la niña de Luzmela cerró los ojos en la placidez de un sueño leve, incompleto, que no la desligaba de la realidad y la permitía memorar los suplicios de sus cinco años de esclavitud al través de la sonrisa de su libertad.
Veían aún cómo entraba la avalancha de los hombres con casco en sus tranquilos pueblos: las casas cubiertas de llamas repentinamente, la soldadesca haciendo fuego sobre los que huían, las mujeres agonizando destrozadas bajo la aguda persistencia del ultraje carnal, los ancianos quemados vivos, los niños deshechos a sablazos en sus cunas, todos los sadismos de la bestia humana enardecida por el alcohol y la impunidad Algunos octogenarios contaban, llorando, cómo los soldados de un pueblo civilizado cortaban los pechos a las mujeres para clavarlos en las puertas, cómo paseaban a guisa de trofeo un recién nacido ensartado en una bayoneta, cómo fusilaban a los ancianos en el mismo sillón donde los tenía inmóviles su dolorosa vejez, torturándoles antes con burlescos suplicios.
Su única preocupación al salir de estos suplicios era que Isidro no se enterase de la verdad.
Oyéndolo, pensaba yo que Torquemada, con sus hórridas hogueras y sus crueles suplicios, era más humano que la bestial plebe duranguesa.
Cuando estuve enamorado de la Villaescusa, mi vida era un torbellino en que alternaban los goces celestiales con los suplicios del Infierno.
Los suplicios de los primeros mártires, la mansedumbre de las vírgenes, la magia de los milagros, ejercieron en ella influjo análogo al que produce en cabezas infantiles la relación de cuentos maravillosos, y la admiración por todo esto engendrada sirvió para aumentar sus devociones, que cumplía con mayor facilidad según iba descifrando algo de lo que significaban.
Tupac-Amaru tuvo que presenciar la muerte de su mujer, de un hijo suyo y de otros deudos y amigos: a otro hijo suyo de diez años le condenaron a ver aquellos bárbaros suplicios de su padre y de su madre, y a él mismo le cortaron la lengua y le ataron luego por los cuatro remos a otros tantos caballos para que, saliendo a escape, le hiciesen pedazos.
Decía para sí que era el odio de los hombres, no la venganza de Dios el que lo hundió en aquella sima, entregaba aquellos hombres desconocidos a todos los suplicios que inventaba su exaltada imaginación, y aún le parecían dulces los más tremendos, y sobre todo livianos para ellos, porque tras el suplicio viene la muerte, y la.
¡Ah si pudiera lanzar diez, veinte caballos sobre aquel terreno movedizo! Y a su espíritu sobreexcitado acudieron extrañas ideas de venganza, de torturas, de suplicios atroces.
Si no fuera el miedo del castigo, que unas veces es la reprobación, y otras los suplicios de la ley, ¿sería yo mejor que ese hombre?, me pregunté por tercera vez.
-En verdad, señor conde -respondió Franz-, se creería al oíros que habéis hecho un gran estudio comparando los diferentes suplicios de todas las partes del mundo.
No me habléis de los europeos para los suplicios, no entienden.
-Quisiera saber el número de condenados, sus nombres y el género de sus suplicios.
Si lo fuesen, el peor de los suplicios sería vivir.
La incertidumbre es el peor de todos los suplicios.
Y los dos hermanos se conmovieron profundamente al saber los suplicios del santo asceta y cómo pudieron salvarle del subterráneo.
Y gritaban: ¡Este es el castigo contra todo el que se atreva a falsificar documentos! Después llevaron a Álí-Nur al lugar de los suplicios, allí donde se encharcaba la sangre de los sentenciados.
Y todos los días le pegaba una paliza y le hacía sufrir todos los suplicios, y le decía: Debes ser muy rico en tu país, y si no me pagas un buen rescate, acabarás por morir a mis propias manos.
Y pensaba: Llegó la hora de que pague este viejo todos los suplicios que me ha hecho pasar.
-¡Hola, ministros! -dijo Apolo-, al instante coged a ese hombre, atadle y enviádsele a Plutón con un recado mío, para que se le entregue a los ingenios tartáreos y le atormenten con los suplicios más atroces.
Era el rey Azán un hombre feroz que se deleitaba ejecutando por sus propias manos los suplicios a que caprichosamente condenaba a sus esclavos.
-Los fariseos son aficionados a suplicios.
Asi habían permanecido los dos mucho tiempo, sufriendo el más horrible de los suplicios encerrados en aquella bolsa agitada continuamente por los movimientos que hizo el coloso para defenderse de la máquina voladora, para desamarrar la barca, para inundar la artilleria de los pigmeos y para batirse al fin con los dos buques enemigos.

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