Ejemplos con sordo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A lo lejos se escuchaba el sordo rodar de los coches, anunciado antes por el retemblido de los vidrios, y dominando los rumores de la calle, la voz del jesuita que decía:.
De aquí nació un rencor sordo, unido a no poca admiración y envidia, y se engendró la lenta irritación nerviosa que dio al traste con la salud de la madrileña.
Se oyó el chirriar de cadenas y poleas y un trueno sordo hizo temblar toda la torre.
En el silencio profundo del claustro, al que no llegaban los ruidos de la calle, el Luna creyó oír, lejano, muy lejano, el chillón sonido de las cornetas, y después un sordo redoble de tambores.
La gran noche, Gabriel, ¡como quien dice nada! La de este tío feo, de este sordo mal genio que está escuchándonos.
Delante de él iba sonando en la lobreguez un chapoteo sordo, como si un perro huyese acequia abajo.
En este ancho espacio, que es para Valencia vientre y pulmón a un tiempo, el día de Nochebuena reinaba una agitación que hacía subir hasta más arriba de los tejados un sordo rumor de colosal avispero.
Sonaron en la plazuela el sordo rumor de muchos carruajes y los gritos de los cocheros.
Oíase únicamente el sordo ruido de las mandíbulas, todos masticaban y engullían, los tenedores verificaban correrías devastadoras sobre la mesa.
Con los ojos enrojecidos por un sordo lloriqueo, iba la madre de un punto a otro de la alcoba cumpliendo lo dispuesto por los médicos, preparando los sinapismos que aplicaba por debajo de las sábanas a las míseras piernas del enfermo.
Como un sordo rugido semejante al hervor de lejana caldera, llegaban los rumores de la ciudad al paseo obscuro y silencioso.
Cuando ya la procesión había salido de la plaza y la escolta de caballería conmovía el adoquinado con su sordo pataleo, los señores de Cuadros y sus amigos abandonaron los balcones, entrando en el salón, profusamente iluminado.
Previo un sordo gruñido de sus intestinos de cobre, soltaba un repique de cien campanillas de timbre agudo y disonante, y luego con voz grave y solemne daba la hora: ¡tón! ¡tón! ¡tón!.
Dicho esto, Barbarita seguía rezando y Plácido se ponía a echar pestes mentalmente contra el Sordo, un tablajero a quien él No le protegía, era que.
Puso ambas manos sobre el borde de la mesa, e inclinando la cabeza, apoyó la frente en ellas exhalando un sordo gemido.
¿Sabe usted que se murió el sordo, el del puesto de carne? Anoche de repente.
Vaya, que tu amigo el Sordo nos la ha jugado buena.
Bien notas, escudero fiel y legal, las tinieblas desta noche, su estraño silencio, el sordo y confuso estruendo destos árboles, el temeroso ruido de aquella agua en cuya busca venimos, que parece que se despeña y derrumba desde los altos montes de la luna, y aquel incesable golpear que nos hiere y lastima los oídos, las cuales cosas, todas juntas y cada una por sí, son bastantes a infundir miedo, temor y espanto en el pecho del mesmo Marte, cuanto más en aquel que no está acostumbrado a semejantes acontecimientos y aventuras.
Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento, y siempre hallo, en mi mortal porfía, al cielo, sordo, a Clori, sin oídos.

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