Ejemplos con soñando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pasó el en la torre una parte de la tarde, hablando de los enemigos supuestos de don Jaime, que ya consideraba como suyos, ocultando su cuchillo para volver a sacarlo, como si necesitase contemplar su imagen desfigurada en la bruñida hoja, soñando en tremendos combates que terminaban siempre con la fuga o muerte de los adversarios, salvando él caballerescamente al acorralado don Jaime.
¡Decir el mayorazgo tales cosas! Estaba soñando.
¡Muérete, muérete, miserable! Dígase, en honor de la verdad, que en aquellos mismos instantes, Belarmino, el reptil, practicaba peregrinos arpegios con su silbo, pero era en el lecho, durmiendo y roncando a pierna suelta, a par de Xuantipa, y soñando que sostenía un coloquio exquisito, sentados entrambos sobre las nubes, con Meo de Clerode, el distinguido filósofo de Kenisberga.
¿Sueño? ¿Estoy soñando? Yo, ¿soy yo? No me facturan las beligerancias, la inquisición, el pongo y quito de los comensales.
¡Jesús, María y José! ¿Estoy soñando? ¿Qué milagro es éste? No es sueño, no.
Belarmino dijo para sí: Pues, señor, no estoy soñando.
Había sido tan rápida é inaudita la aparición de los rezagados, que aún se imaginaba estar soñando.
Lo otra muchedumbre preparaba el porvenir, soñando un mundo de democracias libres, de naciones en paz, tolerantes y sin celos.
Yo nunca vi a nadie que pensase lo que usted piensa, ni que lo dijese, y por eso a vecesmurmuró cogiéndose la frente con ambas manossuele pasarme por acá la idea de que estoy soñando aún.
Evidentemente en su alma pasaba algo extraordinario, porque se volvía de un lado y de otro para cerciorarse de que no estaba soñando.
Los pobres muchachos que ahora visten la sotana soñando con la mitra me causan el efecto de esos emigrantes que marchan a países lejanos, famosos por largos siglos de explotación, y los encuentran más esquilmados aún que su propio país.
Eran tardes de dulce tristeza, en las que se compenetraban aquellos dos hombres: el uno, soñando con salir de la cárcel de piedra de la catedral para ver el mundo, el otro, de regreso de la vida, herido y desalentado, contento del obscuro reposo de la hermosa ruina y guardando con prudente silencio el secreto de su pasado.
Gabriel había encontrado su nueva religión y se entregó por completo a ella, soñando en la regeneración de la humanidad por el estómago.
Se despidieron con el laconismo del día anterior, pero aquella noche la muchacha se revolvió en la cama, inquieta, nerviosa, soñando mil disparates, viéndose en un camino negro, muy negro, acompañada por un perro enorme que le lamía las manos y tenía la misma cara que Tonet.
Al pobre Batiste, tan severo y amenazador, lo que más le dolía de todas sus desgracias era el desconsuelo de la pobre muchacha, falta de apetito, amarillenta, ojerosa, haciendo esfuerzos por mostrarse indiferente, sin dormir apenas, lo que no impedía que todas las mañanas marchase puntualmente a la fábrica, con una vaguedad en las pupilas reveladora de que su pensamiento rodaba lejos, de que estaba soñando por dentro a todas horas.
Cogióla Leopoldina Pastor por las faldas, al pasar por su lado, y quiso obligarla a sentarse entre ella y Carmen Tagle Era necesario escarmentar a aquellas indecentes radicalas que estaban allí con la boca abierta, , soñando quizá con la presidencia.
Por esto, sin ser ella soñadora, vivía como soñando.
Miguel, a quien los cuchicheos de los amantes producían idéntico efecto que los gritos y discursos de los filósofos, dejándole gratamente dormido, y soñando quizá en el gran papel que le tocaba hacer en aquel drama regocijado, cuando echase a los novios las bendiciones.
En la venta del burdo género están las patatas y el pan para todo el año, y soñando con la inmensa felicidad de volver a casa con una docena de duros, zapatos para las hijas y un refajo para la mujer, pasean tristes y resignados por entre el gentío, lanzando a cada minuto su grito melancólico como una queja: ¡Medias y calcetines! ¡el mediero!.
y sigo soñando que soy millonario.
Debo de estar soñando todavía.
Pero ustedes, ¿qué creen, que una sociedad puede vivir siempre soñando con trastornos? Seamos prácticos, señores, seamos prácticos, y no confundamos las pandillas de politicastros con el verdadero país.
¿Pero qué fondos, ni qué? Usted está soñando.
Yo ¿ahora? ¿Está usted soñando? ¡Si hace un siglo que ni siquiera le he visto!.
Bajaba, sin embargo, muy aprisa, sin sentir sus propios movimientos, como en las espantosas caídas que damos soñando.
Miraba Julián fascinado hacia lo alto de la torre, cuando vio en ella alarmante figurón: un caballero con visera calada, todo cubierto de hierro, y aunque ni un dedo de la mano se le descubría, con el don adivinatorio que se adquiere soñando, Julián percibía al través de la celada la cara de don Pedro.
Al regresar y acercarse a la entrada de los Pazos, un remolino de hojas secas le envolvió los pies, una atmósfera fría le sobrecogió, y la gran huronera de piedra se le presentó imponente, ceñuda y terrible, con aspecto de prisión, como el castillo que había visto soñando.
¡Qué trazas de mujercita tiene ese cura! ¡Qué poquito ! Lo que es éste no cogerá el trabuco, aunque lleguen a levantarse las partidas con que anda soñando el jabalí del abad de Boán.
, y, en medio de estos sinsabores, estaba soñando con ellas!.
Y es lo bueno que no tenía los ojos abiertos, porque estaba durmiendo y soñando que estaba en batalla con el gigante, que fue tan intensa la imaginación de la aventura que iba a fenecer, que le hizo soñar que ya había llegado al reino de Micomicón, y que ya estaba en la pelea con su enemigo.

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