Ejemplos con silenciosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Duro e impertinente oficio el del que intenta razonar su propia impresión y la impresión ajena, para ahuecar luego la voz y decir solemnemente al público lo que mucho mejor sienten y mucho mejor expresaran, si tal expresión cupiese en palabras, los críticos que no escriben, los espíritus delicados y rectos a quienes no aqueja la comezón de hacer confidente suyo al público, y que por lo mismo rinden al autor, a quien admiran con admiración silenciosa, tributo más de agradecer que el de vanos artículos encomiásticos!.
Unos cuerpos se atraían a otros girando por el espacio a razón de millares y millones de leguas por minuto, y toda esta nube de mundos caía y caía, sin pasar dos veces por el mismo punto de la silenciosa inmensidad, en la que surgían otros astros y otros y otros, así como iban perfeccionándose los instrumentos de observación.
La barraca estaba obscura, silenciosa.
La vega, silenciosa y ceñuda, les despedía para siempre.
Sencillas, vestiditas modestamente, ajenas a las modas y a los figurines de París, modositas, tímidas, pacatas, tristes, como si a los quince años empezaran a envejecer, niñas grandes, que me parecían sin ilusiones ni esperanza, y para quienes el mundo se reducía a la silenciosa ciudad nativa.
Como si el pensamiento la abandonara para volar hacia las regiones de ultra-tumba, quedóse la anciana silenciosa, fija en el suelo la mirada.
En el oratorio había misa, pero muy silenciosa y triste.
El balcón abierto, las llanuras adormecidas, la selva silenciosa, el cielo límpido y puro, sin nubes ni celajes, la luna a la mitad de su carrera, el piano derramando a torrentes la música de los grandes maestros, la belleza y la juventud rindiendo culto al arte, y en mi alma la dulce alegría de quien ama y es amado, el enjambre cerúleo de las más risueñas esperanzas.
Tras ella, formando una pareja silenciosa, marchaban el cochero y la criada: un mocetón de rostro carrilludo y afeitado que respiraba brutal jocosidad, luciendo con tanta satisfacción como embarazo los pesados borceguíes, el terno azul con vivos rojos y botones dorados y la gorra de hule de ancho plato, y a su lado una muchacha morena y guapota, con peinado de rodete y agujas de perlas, completando este tocado de la huerta su traje mixto, en el que se mezclaban los adornos de la ciudad con los del campo.
Y en este tono seguía la tía Quica la relación de todas sus desdichas de familia, pero a lo mejor deteníase, y al ver a Amparito, que la contemplaba silenciosa, prorrumpía en un ¡! estruendoso, y sin soltar la cestaeso jamás, volvía a abrazarla y besuquearla, llevándose en los labios los blancos polvos.
Bastábales volver un poco la cabeza, y su vista caía sobre la inmensa vega, silenciosa y esplendente, con sus tonos verdes de infinitos matices, que deslumhraban, abrillantados por el sol de la primavera.
Era una locura, pero el visionario muchacho veía cantar los campos y gozaba en la muda sinfonía de los colores, en aquella obra silenciosa y extraña que se parecía a algo a algo que Andresito no podía recordar.
Formidable flujo y reflujo, una lucha entre fuerzas no bien manifiestas, agitaban la silenciosa esfera.

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