Ejemplos con serenatas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Además, las serenatas eran frecuentes, ahora ya no se ven.
Dice Kamba í Echeverría que su estilo único de rasgueo y punteo simultáneo surgió de la necesidad de actuar solo, sobre todo en las serenatas, para acomodarse a los presupuestos de su pueblo natal y como producto de la admiración hacia los grandes concertistas de guitarra como Cayo Sila Godoy y Felipe Sosa.
Muy pronto Efrén se adueñó de las serenatas del lugar, siempre pulsando la guitarra y, a veces, hasta el violín o el acordeón a botones.
La música, en ese tiempo formo parte de su vida como una expresión natural, cuando era aficionado a las serenatas juveniles, escenarios iniciales de sus inquietudes musicales.
Cada domingo hay peregrinaciones, serenatas y castillo en los barrios.
Pelea de toros, Venta de comidas típicas, Misa , Kermés, Viandas ofrecidas por los devotos de la imagen, Conservas hechas por las señoras del pueblo ,Desfiles, Pasacalles ,Serenatas ,Concursos de huaynos donde participan gente de otros pueblos y las diferentes instituciones educativas.
Fortalecido por el contacto de estos dos testimonios de viril ciudadanía, que no le abandonarían mientras viviese, se juntaba con los otros igualmente pertrechados, y empezaba para él la vida juvenil y amorosa: las serenatas con acompañamiento di relinchos, los bailes, las excursiones a las parroquias que celebraban la fiesta de su santo patrón, donde se divertía tirando al galle con certeras pedradas, y sobre todo los , los tradicionales cortejos, la busca de novia, costumbre la más respetable de todas, que daba origen a riñas y muertes.
Lo mismo aullaba en las serenatas, en las tardes de baile y a la salida de los cortejos.
Diéronsele, pues, las consabidas serenatas por todas las murgas de la población, recibió las acostumbradas felicitaciones, y, ¡oh fuerza de la vanidad satisfecha!, llegó a creerse merecedor de tanto obsequio, y hasta legítimo representante de la libérrima voluntad de sus electores.
Se desfiguraba el buen caballero español, de santa ira, la cual, como apenado luego de haberle dado riendas en tierra que al fin no era la suya, venía siempre a parar en que don Manuel tocase en la guitarra que se había traído cuando el viaje, con una ternura que solía humedecer los ojos suyos y los ajenos, unas serenatas de su propia música, que más que de la rondalla aragonesa que le servía como de arranque y , tenía de desesperada canción de amores de un trovador muerto de ellos por la dama de un duro castellano, en un castillo, allá tras de los mares, que el trovador no había de ver jamás.

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