Ejemplos con señor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El señor Dupont ,- unos billetes sobre la mesa.
Ya que el señor Colignon terminó de sahumar el ambiente con aquel copioso rebase de optimismo, Belarmino quedó un punto en suspenso, temeroso de que su interlocutor solicitase por último el significado de la palabra bilateral aplicada al establecimiento de zapatería.
¿Qué le sucede al señor Caramanzana?inquirió la viuda vejancona, que ya se había enterado del apellido del canónigo.
No como ministro del Señor, sino como criatura del Señor, cuitada e imperfecta como todas ellas.
Como antes de penetrar el señor Colignon le anunció, al modo de heraldo, un resplandor rojizo y canicular, Belarmino se apresuró a esconder el libro y el cuadernito de notas.
entró diciendo el señor Colignon, con modulaciones y altibajos en la voz, que sonaban como las gárgaras de un pavo, los brazos abiertos, con que estrechó contra su corpacho al manso, dulce y enjuto Belarmino.
Yo también le quiero a usted, señor Coliñón, sin guardarle rencor por el mote.
El señor Colignon emitió una risotada que era como sonoro glogló de pavo.
El hervor que se movió en el recinto torácico del señor Colignon ya no fué glogló de pavo singular, sino greguería de piara navideña.
Las regocijadas zalemas del señor Colignon no enojaban a Belarmino, antes le producían emoción y halago.
Después de separarme del señor de Fraile, recorrí algunos de estos heteróclitos albergues, hasta que posé definitivamente bajo los hospitalarios Penates de doña Trina, cobijo llevadero por la abundancia, ya que no por la delicadeza de bastimentos, y, sobre todo, lugar ameno, si los había, a causa de la afluencia de gentes de todo estado, edad y condición: sacerdotes, toreros, políticos, tahures, comerciantes, covachuelistas, militares, estudiantes, labriegos, inventores, pretendientes, petardistas, ingredientes y rebabas del revoltiño social, que allí se mezclaban desde todos los rincones de Iberia.
Por fortuna, el señor Colignon olvidó llevar sus pesquisas hasta la bilateralidad de la zapatería.
La zapatera consorte se dirigió al señor Colignon con extremada cortesía y miramiento.
La razón era que hacía tiempo el señor Colignon había prestado al matrimonio Pinto mil pesetas, sin recibo ni documento alguno comprobatorio, y la Pinta premeditaba sangrar nuevamente al sanguíneo y rubicundo confitero, y aliviarle de un regular chorro de pesetillas.
El señor Colignon era muy rico.
Pero, ¿cómo se lo decía a la irritable Xuantipa, sin suscitar una escena ominosa, y en presencia del señor Colignon?.
Belarmino es un hombre verdaderomedió el señor Colignon.
Pero, ¿es que sabe usted hacer calzado? Porque eso es lo principaldijo sonriente el señor Colignon, procurando rebajar el diapasón dramático de la escena a un tono más cuoloquial y tranquilo.
Él hará lo que le pertenecedeclaró convencido el señor Colignon.
Así como los joviales espíritus diurnos se alejan con ruborosas alas apenas despunta por Oriente el íncubo nocharniego, el señor Colignon, desasosegado, aturdido y pálido por dentro, pues por fuera no se lo consentía su imposible rubicundez, se despidió y tomó la salida, no sin que Xuantipa le dijese al partir:.
¿Sale usted del limbo? ¿Quién no sabe que el señor Coliñón es uña y carne con nosotros?.
El señor Bellido era singularmente afecto a los puntos suspensivos.
Pues los cristianos primitivosdijo el señor De Obeso, rebajando el tono y batiéndose en retiradaeran republicanos.

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