Ejemplos con señales

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Así como la marea al retirarse va dejando en la playa orlas paralelas de algas, así se advertían en los respaldos de los bancos de gutapercha roja series de capas de mugre, depositadas por la cabeza y espaldas de los jugadores, señales que iban en aumento desde el primer banco hasta el último, conforme se ascendía del inofensivo al vertiginoso , porque la hilera empezaba en el juego de sociedad, acabando en el de azar.
Ahí en el cuello verá usted las señales.
Eran las señales del combate, el pequeño lo contaba todo llorando.
Figúrate que en la Habana veía, desde el castillo de Atarés, las señales del vigía del Morro, distinguiendo perfectamente los colores de las banderas.
Pues lo que yo necesito ahoraagregó Rubín terciándose el manteo sobre las piernas, y accionando como un hombre que necesita tener los brazos libres para una gran faena, es ver en usted señales claras de arrepentimiento y deseo de una vida regular y decente, lo que yo necesito ahora es leer en su interior, en su corazón de usted.
Cuidado que hoy tarda más que nunca observó doña Lupe, y como notase en el rostro de su sobrino señales de desasosiego, se apresuró a entablar conversación más amena.
Viendo en la cara y en los ojos de su hermano señales de nerviosa inquietud, trató de desviar la conversación.
Hacía muchísimo tiempo que doña Lupe no había visto al chico tan despejado, con tanto reposo en el espíritu y el ánimo tan dispuesto a la alegría, señales todas de reparación indudable.
Pero, dejando en él lo de la valentía a una parte, vengamos a lo de perder el juicio, que es cierto que le perdió, por las señales que halló en la fontana y por las nuevas que le dio el pastor de que Angélica había dormido más de dos siestas con Medoro, un morillo de cabellos enrizados y paje de Agramante, y si él entendió que esto era verdad y que su dama le había cometido desaguisado, no hizo mucho en volverse loco.
Otro día llegaron al lugar donde Sancho había dejado puestas las señales de las ramas para acertar el lugar donde había dejado a su señor, y, en reconociéndole, les dijo como aquélla era la entrada, y que bien se podían vestir, si era que aquello hacía al caso para la libertad de su señor, porque ellos le habían dicho antes que el ir de aquella suerte y vestirse de aquel modo era toda la importancia para sacar a su amo de aquella mala vida que había escogido, y que le encargaban mucho que no dijese a su amo quien ellos eran, ni que los conocía, y que si le preguntase, como se lo había de preguntar, si dio la carta a Dulcinea, dijese que sí, y que, por no saber leer, le había respondido de palabra, diciéndole que le mandaba, so pena de la su desgracia, que luego al momento se viniese a ver con ella, que era cosa que le importaba mucho, porque con esto y con lo que ellos pensaban decirle tenían por cosa cierta reducirle a mejor vida, y hacer con él que luego se pusiese en camino para ir a ser emperador o monarca, que en lo de ser arzobispo no había de qué temer.

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