Ejemplos con saltones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Dos o tres noctámbulos, con caras demacradas y los ojos saltones, les rodeaban haciendo comentarios.
Son generalmente de hábitos sedentarios y coloración de camuflaje, con ojos más o menos saltones y cuerpo alargado.
Léon Daudet escribe en su Souvenirs: Lorrain tenía una cara gorda y larga, cabellos divididos por una raya perfumados de pachuli, los ojos saltones, estúpidos y ávidos, labios gruesos babosos, que escupían y goteaban durante su discurso.
Los ojos saltones están perfilados por sendas manchas negras que se extienden hacia el hocico.
Los ojos saltones de Dwight son una referencia al actor que le da la voz al personaje, Steve Buscemi.
Cuando Tristán reprochaba a su amigo que se sirviese de él para burlarse de un compañero, se presentó en la sala un hombre alto, enjuto, pálido, con los bigotes largos y caídos como los de los chinos y unos ojos saltones, resplandecientes, que sonreían al vacío.
Sobre los maderos flotantes destacábanse el lomo verdoso y los ojos saltones de unas ranas enormes.
Tienen la cabeza ancha, las antenas breves, los ojos saltones, las alas diáfanas.
Aquí ni ovejas con sus corderos saltones y tímidos, ni pastores engalanados y discretos, aquí ni arroyos que van besando los pies de las flores, ni dulce son de los caramillos repetidos por la selva, ni.
Era de elevada talla, enjuto de carnes, carilargo, los brazos tenía desproporcionados, la nariz achatada, los ojos saltones, o a flor del rostro, la boca chica, y tanto que apenas cabían en ella dos sartas de dientes ralos, anchos y belfos, los labios renegridos, muy gruesos y el color cobrizo pálido.
Estaba allí mi tío, sentado en el sillón de cabecera, y a su izquierda, en el banco que le seguía inmediatamente, un señor Cura muy corpulento, con balandrán de paño, gorro de terciopelo raído, y entre manos una cachavona muy recia, frontero a los dos, con la lumbre entre ambos, otro personaje más corpulento aún que el señor Cura, de cabeza canosa y gorda, cara cetrina y ojos muy saltones, en el mismo banco, pero a respetuosa distancia de este sujeto, Chisco secándose el barro de sus perneras a la lumbre, y junto a ella, y acurrucada en el suelo sin estorbar a nadie, con una cuchara de palo en la mano derecha, y en la izquierda el mango de una sartén colocada sobre las trébedes, una mocetona de ojos azules, hermoso y abundante pelo rubio y cuerpo bien metido en carnes.

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