Ejemplos con sacudidas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Dijo que la mayoría de las heridas habían sido provocadas por las violentas sacudidas ocasionadas por el impacto.
Se ha descrito como un trabajo que no quiere molestar ni perturbar una estancia agradable y tal vez inofensiva cadena de disonantes semi-climax, pocas sacudidas, y fases de descanso.
T-Bag trae algunas drogas a Mahone, y él los toma para estabilizar sus sacudidas.
Si las rocas son sacudidas en una tormenta, eso es por la naturaleza.
Es un depredador nato y agresivo, salta muy alto y antes de ser atrapado, ofrece una lucha formidable en donde se conjugan fuertes sacudidas y saltos.
Sus sacudidas se dejaron sentir incluso en Pekín, Shanghai, a lo largo de la República de China y en la capital de Vietnam, Hanoi.
Son sacudidas sociales que, si bien no llegan a desembocar en movimientos armados, producen colapsos en la administración, vandalismo, saqueos y un aumento de la inseguridad ciudadana.
Greg y Roy se mueven constantemente sobre sus consolas programando efectos, acompañando a Paul en sus sacudidas sobre el teclado y el escenario, y tocando con las baquetas las cuerdas de sus instrumentos.
Llevan en la mano una alabarda, como una especie de lanza con inserciones sonoras, que al ser sacudidas o blandidas incesantemente y al son de la música emiten sonidos característicos.
¡Qué sacudidas! ¡Qué traqueteo! Una de las veces éste no pudo sujetarse y cayó sobre mí y sin querer me dio un beso.
Si yo no estuviese de pie en la puerta, hablaría con las almohadas que introduce a sacudidas en unas fundas nuevas, sosteniendo su extremo entre los dientes.
Los adivinaba en el oleaje del aire, en las sacudidas de las cosas, en el torbellino que encorvaba a los hombres, pero no repercutían en su interior.
Fué una noche cruel é interminable de sacudidas, estrépitos y pausas cortadas por ronquidos.
Tomó su desayuno en un velador del vestíbulo, leyó periódicos, tuvo que salir a la puerta huyendo de la matinal limpieza, perseguido por el polvo de las escobas y las alfombras sacudidas, y una vez allí, fingió gran interés por los músicos ambulantes, que le dedicaban romanzas y serenatas, poniendo los ojos en blanco al presentarle sus sombreros.
El adoquinado le enviaba por sus respiraderos la fetidez de unas alcantarillas solidificadas por la escasez de agua, los balcones esparcían el polvo de las alfombras sacudidas, el palacio-quimera se tragaba con una insolencia de rico novel todo el cielo y el sol que correspondían a Ferragut.
Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.
Su gran torso de atleta, se movía convulsivamente sobre el lecho, incorporándose unas veces, otras dejándose caer, mientras las manos temblorosas y crispadas se ocupaban instintivamente en tirar de la ropa, que a impulso de sus bruscas sacudidas se le marchaba.
El Gobierno de España nos había dejado entrever una mejor condición política, sin sacudidas ni agitaciones violentas.
Ni ellas ni él hablaban más que catalán cerrado, que yo no entendía, y todos mis esfuerzos para entablar conversación me resultaron inútiles, viéndome condenado a un hosco silencio que me hacía más molestos los tumbos y sacudidas espantosas de aquel vehículo del diablo.
Sacudidas nerviosas interrumpían el sueño del pobre hijo.
Sin mover los labios, creyérase que hablaba con el suelo, volviendo en torno las miradas, dijérase que quería interpretar como lenguaje las sacudidas convulsas de la lona, y la trepidación de los mástiles que sostenían la tienda.
Eran leves y periódicas sacudidas que, por fortuna, duraban poco.
Pero lo último que a Fortunata le quedaba que oír fue esto, dicho con exaltación de iluminado, y con atroz recrudecimiento de las sacudidas nerviosas de la cabeza: Ha sido una revelación.
Esta idea produjo en la mente de Rubín sacudidas que le duraron mediano rato.
En las mil alternativas y vicisitudes de mi vida, bajé, subí, caí y levanteme, creí tocar con mis manos fatigadas el fondo de aquel mar de la borrascosa desventura, donde transcurrió mi niñez, y fuerzas ignoradas me sacaron de nuevo a la superficie, luché y padecí, deseé la muerte y amé la vida, grandes vaivenes y sacudidas experimenté, pero cuando subía, y bajaba, y luchaba, y vivía, y moría, jamás dejé de percibir aquella luz, encendida ante la desgracia, lejana estrella a quien consideraba como expresión de lo divino y sobrenatural que hay en la existencia.
todo esto se movía a la vez y rechispeaba en las oscuridades de mi cabeza, y al desacordado son de sus estrépitos y al peso de sus feroces sacudidas, me dormí.
A este grito, las sacudidas de la puerta de la alcoba redoblaron, pero el pestillo no cedió.
Ya no era posible más, habían llegado a un terrible frenesí de rayar, rayar a toda costa, como si las más intimas células de sus vidas estuvieran sacudidas por esa obsesión de rayar.
Sus hombres, sin largar los cabestros y sufriendo los arranques y sacudidas de los reyunos alborotados, redoblaban el esfuerzo, unos rodilla en tierra, otros escudándose en las cabalgaduras.
Diez minutos después, unas sacudidas indicaron la tendencia del globo a elevarse.

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