Ejemplos con rumor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Recordar ,- las noches de lluvia ,- desvelar ,- el rumor del agua ,- caer de la azotea ,-.
Recuerdo, cuando era niño, las noches largas de lluvia, en que me desvelaba el rumor sollozante del agua redonda que caía, de la azotea, en el aljibe.
Todas sus sentencias dejaban un rumor silbante de cohete.
Y como su fino oído de hombre habituado a la soledad creyó percibir cierto rumor inquietante en los vecinos cañares, corrió a la barraca, para volver inmediatamente empuñando su escopeta nueva.
Rumor de voces, estallidos de risas, guitarreos y coplas a grito pelado salían por aquella puerta roja como una boca de horno, que arrojaba sobre el camino negro un cuadro de luz cortado por la agitación de grotescas sombras.
Era un rumor de avispero, un susurro de colmena, lo que oían mañana y tarde los huertanos al pasar frente al molino de la Cadena, por el camino que va al mar.
Llegaba hasta Batiste el confuso rumor de un hervidero invisible, subían los relinchos y las voces desde el fondo del cauce.
Dentro sonaban lamentos, consejos dichos con voz enérgica, un rumor de lucha.
Toda esta gente, comiendo, bebiendo y gesticulando, levantaba el mismo rumor que si la plazoleta estuviese ocupada por un avispero enorme, y en el ambiente flotaban vapores de alcohol, un vaho asfixiante de aceite frito y el penetrante olor del mosto, mezclándose con el perfume de los campos vecinos.
En este ancho espacio, que es para Valencia vientre y pulmón a un tiempo, el día de Nochebuena reinaba una agitación que hacía subir hasta más arriba de los tejados un sordo rumor de colosal avispero.
Sonaron en la plazuela el sordo rumor de muchos carruajes y los gritos de los cocheros.
La primavera enardecía la sangre, y la ciudad entera, solemnizando la vuelta del buen tiempo, lanzábase al campo, levantando en él un rumor de avispero.
Sobre el rumor del gentío, que encerrado y oprimido en tan estrecho espacio tenía bramidos de amor tempestuoso, destacábase el agudo chillido de la aterrada gallina, el arrullo del palomo, el trompeteo insolente del gallo, matón de roja montera, agresivo y jactancioso, y el monótono y discordante quejido del triste pato, que, vulgar hasta en su muerte, sólo conseguía atraerse la atención de los compradores pobres.
El rumor de las hojas secas que caían, en el balcón remedaba el roce de una falda de seda.
Pero ¡ay! así amé a Matilde, y aunque no había muerto en mi memoria, y aun vivía en mí su recuerdo dulcísimo, ya no era ¡ay! para el pobre mancebo, que le había jurado amor eterno, el ángel benéfico que a todas partes le seguía, que señoreado de su espíritu fué luz en todas las tinieblas, rumor de fuente en la soledad, iris de bonanza que anuncia, a través del nublado, que la tormenta se aleja, que ha cesado la tempestad.
Las campanitas seguían llamando a misa, el río seguía cantando, y susurraban las arboledas, y venía de las selvas y de las cañadas algo como rumor de lejanas orquestas misteriosas que ejecutaban, allá en la sierra, en lo más recóndito de la cordillera, inaudita sinfonía.
La noche era magnífica, una de esas noches de Villaverde, tibias y benignas, sin nubes ni celajes, en que los astros centellean como diamantes, en que los vientos traen a la ciudad el rumor de los campos adormecidos, los cantares del perezoso río y los gratos perfumes del valle.
Pronto resonaba en el patio el rumor alegre del estudio.
El sonido de la voz humana, la luz y el rumor de la calle eran tan necesarios a su existencia como el aire.
Corriole un frío cortante por todo el cuerpo, quedose parada, el oído atento a un rumor que al parecer venía del suelo, de entre las mismas piedras de la calle.
Oíase desde el gabinete rumor de un hablar vivo, y la mezclada agitación de varias voces, entre las cuales se distinguían claramente las de Juan, Villalonga y Zalamero, que acababan de entrar.
Lo último que oyó fue un trozo descriptivo en que la orquesta hacía un rumor semejante al de las trompetillas con que los mosquitos divierten al hombre en las noches de verano.
Por evitar este ruido inoportuno, Maximiliano se metió un pañuelo en aquel bolsillo, atarugándolo bien para que las piezas de plata y oro no chistasen, y así fue en efecto, pues en todo el trayecto desde Chamberí hasta la casa de Torquemada el oído de doña Lupe, que siempre se afinaba con el rumor de dinero como el oído de los gatos con los pasos del ratón, y hasta parecía que entiesaba las orejas, no percibió nada, absolutamente nada.
Desde la tapia de la huerta oíase el rumor blando del volteo del disco, como el que hacen las cometas, y sentíase el crujir del mecanismo que transmite la energía del viento al vástago de la bomba Otros días le veía quieto, amodorrado en brazos del aire.
Pero se fueron acostumbrando, y por fin lo mismo oían el rumor del Tío Vivo los domingos, que el de los picapedreros los días de labor.
Donde hay muchas mujeres, tiene que haber ese rumor de colegio, que se hace superior a la disciplina más severa.
Andando de puntillas por los pasillos y por la sala, percibió rumor de voces.
No se oía en la vecindad ningún rumor.
Se acercaba la hora, y en el patio sonaba el rumor de emoción teatral que acompaña a las grandes solemnidades.
Producían aquel rumor unos zapatitos.

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