Ejemplos con retiro

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estaban las cubanitas triunfantes y radiantes porque se iban a París a hacer sus compras de invierno, y de allí a lucirlas en los primeros saraos madrileños y en el Retiro, y hablaban con el ceceo y melindre de los días de victoria.
¿Sabes tú dónde me lo encontraba yo a veces en Madrid? Pues en el Retiro, mirando al estanque grande fijamente.
El sacerdocio era un retiro seguro, al que no tenía prisa de volver.
Que se vaya y me deje tranquila en mi retiro.
Pero en el retiro de su cuarto, como si se aflojasen los resortes que tenían sus nervios en perpetua tensión, solía caer desfallecido.
Era la primera vez que se iba a ver a solas con un joven enamorado, en aquel púdico retiro, donde había vivido los más floridos años de su juventud.
En aquel retiro fué hasta oí último día dechado de patriotas, modelo de firmeza política, y allí murió, como Napoleón, de una enfermedad hepática, despreciando a los villaverdinos, y burlándose de sus antiguos partidarios,a quienes atribuía el fracaso que le echó por tierra,y siendo objeto de la incondicional admiración de todos sus paisanos.
—¡Gracias Vizconde, gracias por esos arranques de corazón!—Ahora, con permiso de ustedes, me retiro a mi casa, a fín de poner en orden todos los materiales que me han dado.
Los cinco y siete grados bajo cero que nos ha regalado Boreas durante el difunto Januario, pertenecen ya a la historia: el estanque del Retiro, el baño de la Elefanta y las charcas del camino de Vicálvaro se han deshelado completamente, los patines y los chanclos de goma han caido en desuso, el sol hace cacarear a las gallinas y desentumece las yemas de algunos árboles, el aire ha adquirido elasticidad y aromas, los gorriones empiezan a hacer de las suyas en los campanarios, mientras que los fieros infanzones de la gatomaquia firman una paz honrosa a la sombra de las chimeneas.
¡Adios, noches del Prado, tardes de la Fuente Castellana, mañanas del Retiro! ¡Adios, sol de la Mancha, luna de Julio, horchata de chufas, pretendientes que concurrís a los cafés, bailes del , baños del ex-Manzanares!—¡Hasta las Ferias, si el tiempo lo permite!.
—Está visto: esos pequeñuelos que juegan por las tardes en el del Retiro, en la Fuente de Apolo y en la Plaza de Oriente, acabarán por quitarnos nuestros papeles de galanes jóvenes, relegándonos al de barbas.
En semejantes momentos el genio sólo se eleva sobre la multitud, tiranizándola como Napoleón, engañándola como Sixto V, o esperando en el reposo del retiro o de la tumba a que tiempos mejores le hagan completa justicia.
—Demos un adios, por consiguiente, a la Fuente Castellana, al Retiro, al Prado, a la montaña del Príncipe Pío y a la cuesta de la Vega.
Fuí al Retiro en busca de frescura, pero aquellos raquíticos árboles no llegaron a darme sombra.
Pareces la mona del Retiro Estás bonita sí Pero qué, ¿también te has echado pomada?.
Entre ellas la menos fugaz fue esta: Por la mañana, entrando en el Retiro, se le puso delante uno de esos pobres asquerosos que suelen pedir en los extremos de la población, y que a veces se corren hasta el centro.
Para la Historia Natural, solía la maestra llamar en su auxilio al león del Retiro, y únicamente en la Química se quedaban los dos parados, mirándose el uno al otro, concluyendo ella por meterle en la memoria las fórmulas, después de observar que estas cosas no las entienden más que los boticarios, y que todo se reduce a si se pone más o menos cantidad de agua del pozo.
A Maximiliano le contaron que habían sorprendido a Olmedo en el Retiro estudiando a hurtadillas.
Os cogéis el coche y vais a dar una vuelta por el Retiro.
Ea, ya estoy como un muelle de reloj Si usted me da su permiso me retiro.
Sólo que en vez de ir al Retiro, se personaron en casa de Ramón Villuendas.
Nos separaremos como amigosdijo Santa Cruz tomándole una mano, que ella separó prontamente, y me retiro dándote un buen consejo.
Don Evaristo vivía, desde que obtuvo el retiro, en el segundo piso de un caserón aristocrático de la calle de Don Pedro.
Y ahora, ¿por qué no os vais los dos a dar un paseíto por el Retiro? Hasta las nueve no hace calor, la mañana está deliciosa.
¿No sabe usted, tía, que hace tres meses? la lo trajo una mujer llevó a su marido al Retiro, y cuando iban por un paseo solitario salió el cómplice sí, el cómplice, que estaba escondido tras unas matas, y entre ella y aquel tuno cogieron al pobre marido, le ataron de pies y manos y le arrojaron al estanque.
Manuel Moreno-Isla regresaba a su casa, de vuelta de un paseíto por digo, por el Retiro.
En fin, me retiro, que con estas tonterías se me va la mañana.
Era hombre de edad, solterón, y vivía desahogadamente de sus rentas y de su retiro de coronel del ejército.

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