Ejemplos con resigne

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Decir a que se resigne a cobrar más adelante.
Los desdichados, en sus rebeliones, no se equivocaban al odiar una religión que exige al miserable que se resigne con su suerte y no reclama de los ricos más que una caridad de la que ellos son los únicos jueces, pudiendo graduarla conforme a su egoísmo.
¿Cómo quieres que me alegre de esta situación? Dime que me resigne y hablarás con seso.
¡Qué infamia! ¡Dios mío, en qué repugnante atmósfera de hablillas indecentes viven nuestros pobres políticos! ¡Con qué armas tan viles les atacan! No sé cómo hay quien se resigne a ser hombre público en este país.
Segundo que la herida es leve, que todo se reduce a que se resigne usted a ser nuestro prisionero unos cuantos días, quizás mes y medio.
No puedo seguir así, ¿cómo quieres que me resigne a perderte?.
No existe nada que se resigne a morir, y el error es quizás lo que con más bravura se defiende de la muerte.
¿Quieres que me resigne a veros vivir como masones? ¡Cuando empiezan ellas a comprender que lo que estaban haciendo no tenía perdón de Dios!.
Tendremos al fin tantos partidos como hombres, y no habrá un solo individuo que se resigne a pensar como los demás.
El Támesis me lo puedo representar, despues de mil sensaciones inconexas entre sí y con él, pero si se ha de producir en mí el fenómeno que llamo , entonces será preciso que me resigne a hacer desfilar en mi interior toda la serie de fenómenos que lleva consigo un viaje: y nó como quiera, sino sintiendo real y verdaderamente todos los placeres y las incomodidades que le acompañan: y formando una verdadera voluntad de marcharme y de acudir puntualmente a tal hora, so pena de encontrarme sin esa sensacion que llamo , y con esa otra sensacion que llamo ver un dependiente de la oficina que no me quiere devolver el dinero, y sin otra sensacion que llamo ver y tocar mi equipaje, y con todas las sensaciones ingratas que resultan de semejantes descuidos.
Quien niegue esta verdad, es necesario que se resigne a negarlo todo, excepto la conciencia de sí propio, si es que tambien no intente levantar dudas sobre ella.
Ser pobre y honrado es la mayor de las virtudes, y el pueblo, para ser virtuoso, necesita, antes que derechos y títulos pomposos que le ensoberbezcan, pan que le alimente y fe que le resigne al trabajo.
-¡Qué lástima -pensaba doña Ana-, que este hijo mío no logre vencer sus sueños de ambición y no se resigne a vivir a mi lado! ¿Dónde hallará quien le quiera más que yo? ¿Dónde será más respetado y estimado que entre estos fieles y antiguos servidores de su casa y aun entre todos los humildes y honrados jornaleros de Villabermeja? ¿Dónde le dirán con mayor efusión de cariñoso respeto, siempre que le vean pasar: -«Vaya su merced con Dios, nostramo».
Bello es, sin duda, que una mujer se resigne por amor a vivir en una buhardilla, pero la belleza está en la resignación, en que su idea es más alta que la realidad, mientras que ahora no ocurre eso, sino que la mujer, perdiendo su antigua concepción de la vida familiar, recortándose como la figurita de un cromo, considera el «pisito» como su «bello ideal», y se hunde en los abismos de lo ridículo hablando de ensueños de amor, cuyo marco invariable es la «casa de muñeca», donde el alma está encogida por el sentimiento de lo pequeño y de lo artificioso.
Es necesario que Mercedes se resigne al desagravio, ¡Es forzoso! Ese casamiento debe llevarse a cabo.
Pase que todavía no se resigne usted a que le den una guantada en la calle, pero mientras llega eso, hay que irse educando, y limpiar el alma de esa suciedad de la cólera.
-¡Oh, Cumandá! ¿tú también te has vuelto cruel? Al pedirme que viva, me pides que me resigne a un espantoso mal: ¡la vida sin ti, Cumandá!.
Decir a Sebo que se resigne a cobrar más adelante.
-Porque como en Gonzalo no hay grandes prendas que admirar, ni bellezas que apetecer, se comprende sin dificultad que tú te avengas sin gran esfuerzo a ese convenio, pero que él se resigne a no ser dueño y señor absoluto de una mujer tan hermosa como tú, siendo esta mujer la suya propia, me parece una abnegación.
, le dé un alfilerazo, y celebren y aplaudan la gracia hasta sus propios hijos, que responda a esas provocaciones y a esas burlas ahogando su dolor y su pesadumbre con una prudencia heroica, que gentes de todas cataduras le digan una y otra vez: «ese amigo no es cosa buena y te quiere mal», que se indisponga con todas esas gentes por defender el honor del falso amigo, es decir, que pague con caricias sus bofetones, que los vínculos de amistad lleguen a ser de parentesco, que busquen al santo Job y le mimen y le halaguen, que cuando más confiado se entregue a los halagos y a los mimos, sienta otra vez en sus carnes las heridas alevosas y vea el arma sutil en la mano que le acaricia, que se resigne y calle todavía, aunque, tras de ofendido, oiga que le murmuran por violento e intolerable, que tenga, en fin, la evidencia de que el amigo, a sangre fría, con premeditación y en medio de la plaza pública, como quien dice, le llama a boca llena mentecato, y le juzga digno de ser encerrado en una jaula de locos.
-¿Es posible -me decía la culta dama-, que una persona de ''cierta educación'' se resigne a vivir en la soledad de una aldea?.

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