Ejemplos con reservadamente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Oyólo Sila con gusto, y aún dejó ver claramente que le había hecho impresión, porque al punto se informó reservadamente de su nombre y averiguó su linaje y conducta.
Al debatirse la cuestión sobre si debía o no existir el almirantazgo, el rey pidió reservadamente a Valdés un detallado informe, sobre la mejor organización de la armada, su parecer se consideraba de gran valor, ya que Valdés había estado doce años al frente de ella.
Pero no me era grato saber que mi hermana pasaba apuros y estrecheces, casi totalmente arruinada por su marido, y a menudo le mandaba reservadamente algunas cantidades como regalo para mis sobrinos, a quienes apenas conozco.
Un día entró la duquesa de Somavia en la zapatería de Apolonio, y le habló así, reservadamente:
Cuando halló a Pablo, le dijo reservadamente:.
A varios amigos encontré, y algunos de ellos me felicitaron reservadamente.
Mas ¿quién le ponía el cascabel al gato? ¿Quién aliaba a la tiesa y austera Villasis con la amable y despreocupada Currita, aunque se tratase de ir a conquistar juntas la Tierra Santa? ¿Quién doblegaba la vanidad inmensa de la Albornoz, hasta el punto de hacerla aceptar cualquiera empresa que fuese un puesto secundario? El astuto Butrón resolvió tentar el vado, aproximando a las dos señoras, y citólas en terreno neutral, su propia casa, sin advertir a ninguna la presencia de la otra, con el pretexto de tratar reservadamente, en junta de notables, un asunto de la mayor importancia para el partido.
Doña Frasquita tembló ante la idea de que, si su sobrina volvía al teatro, tornase su marido a las pasadas liviandades: don Quintín, barruntando que en aquello andaba Juan, calló seguro de que Cristeta le hablaría luego reservadamente.
Así que pudieron conferenciar reservadamente capellán y señorito, preguntó don Pedro, sin mirar cara a cara a Julián:.
Pasando, pues, a verle, le rogó escribiese otra carta a los magistrados, en que dijese que no se hallaba ofendido ni tenía queja de Lisandro, pero no sabía que un Cretense las había con otro, según dice el proverbio, porque habiéndole prometido Farnabazo que le complacería, a su vista escribió una carta como Lisandro deseaba, pero reservadamente tenía escrita otra muy diversa, y después, al cerrarlas y sellarlas, cambió los papeles, que en nada se diferenciaban a la vista, y le entregó la que reservadamente había escrito.
Reservadamente, el abad había mandado aviso a la casa de Ramón, ¿para que se presentase? Mal conocería al recio abad quien tal creyese.
¿Me autoriza usted para que hable con esta mujer, reservadamente?.
Decíale Potino que se marchara y atendiera a sus grandes negocios, que ya le restituiría el dinero con acción de gracias, pero César le respondió que no le hacían falta los consejos de los Egipcios, y reservadamente hizo venir a Cleopatra.
Estos hechos hicieron terrible a Alejandro para muchos de sus amigos, y especialmente para Antípatro, el cual negoció reservadamente con los Etolios, comprometiéndose con ellos, y ellos con él, recíprocamente: porque los Etolios temían a Alejandro por la ruina y mortandad de los Eníadas, pues al saberla había dicho Alejandro que no serían los hijos de los Eníadas, sino él mismo, quien tomase venganza.
A Éumenes le pidió trescientos talentos, pero como no le diese más que ciento, y aun éstos de mala gana y diciendo que con trabajo los había recogido de sus administradores, no se mostró ofendido ni los recibió, pero reservadamente dio orden a algunos de su familia de que pusieran fuego a la tienda de Éumenes, con el designio de cogerlo en mentira al tiempo de hacer la traslación de su dinero.
Anunciábanle también reservadamente los agoreros que las víctimas le daban siempre funestas y repugnantes señales, mas ni a éstos quiso dar oídos, ni a ninguno que no le hablase de seguir adelante.
Habiendo, pues, bajado César de la Galia hasta la ciudad de Luca, acudieron allá muchos desde Roma, y pasando también reservadamente Pompeyo y Craso, acordaron apoderarse de lleno de todos los negocios y hacerse exclusivamente dueños de todo mando, manteniéndose con esta mira César sobre las armas, y repartiéndose Pompeyo y Craso otras provincias y ejércitos.
Intentaban evadirse aquella noche, y Gilipo, viendo a los Siracusanos entregados a sacrificios y banquetes, en celebridad de la victoria y de la fiesta, desconfió de poder moverlos, ni con persuasiones ni con esfuerzo alguno, a que persiguieran a los enemigos, que no dudaba iban a retirarse, pero Hermócrates, por movimiento propio, excogitó contra Nicias un engaño, enviando algunos de sus amigos que le dijesen venir de parte de aquellos mismos que antes acostumbraban hablarle reservadamente, siendo su objeto avisarle que no marchara aquella noche, porque los Siracusanos les tenían armadas celadas y les habían tomado los pasos.
Mandósele que esperara a Tigranes, porque se hallaba ausente, ocupado en subyugar algunas ciudades de la Fenicia, y él en tanto ganó a algunos de los grandes, que de mala gana obedecían a un armenio, siendo uno de ellos Zarbieno, rey de Gordiena, y a muchas ciudades de las sojuzgadas, que reservadamente le enviaron mensajeros, les ofreció el auxilio de Luculo, encargándoles que por entonces disimulasen y se estuviesen quedas.
Oyólo Sila con gusto, y aún se echó de ver claramente que le había hecho impresión, porque al punto se informó reservadamente de su nombre y averiguó su linaje y conducta.
De todos modos, la vieja logró sacarle de allí, y hablándole reservadamente, le contó cuantas incidencias motivaron su libertad, y le dijo que había que discurrir inmediatamente algo para quitar la esclava a Grano-de-Belleza, gobernador de palacio.
Porque Filipo, rey de los Macedonios, conceptuando que si lograba deshacerse de Filopemen, de nuevo se le someterían los Aqueos, envió reservadamente a Argos quien le diese muerte, pero descubiertas sus asechanzas, incurrió en odio y en descrédito entre los Griegos.
Marcio y Tulo, entre tanto, trataban en Ancio reservadamente con los de mayor poder, y los exhortaban a promover la guerra, mientras los Romanos estaban en disensiones unos con otros, y cuando trabajaban en persuadirlos, porque les oponían la tregua y armisticio de dos años convenido entre los dos pueblos, los Romanos mismos le dieron ocasión y pretexto con haber hecho publicar por pregón, a causa de cierta sospecha, o más bien calumnia, que los Volscos que asistiesen a los espectáculos y juegos debieran salir de la ciudad antes de ponerse el sol.
Bien convencido de esto Alcibíades, envió reservadamente a los principales de los Atenienses quien les diese confianza de que les volvería amigo a Tisafernes, no por complacer a la muchedumbre, ni esperando nada de ella, sino en obsequio de los principales ciudadanos, si determinándose a ser hombres esforzados y a contener la insolencia de la plebe tomaban por su cuenta ellos mismos salvar la república y sus intereses.
Llegó a entenderlo reservadamente y vivía con recelo, por lo que en todos los negocios públicos promovió los intereses de los Lacedemonios, pero huyó de caer en sus manos, y habiéndose entregado por su seguridad a Tisafernes, sátrapa del rey, al punto fue para con él la persona primera y de mayor poder, porque aquella suma destreza suya en plegarse y acomodarse aun al bárbaro, que no era hombre sencillo sino perverso y de malísima inclinación, le causó gran maravilla, y a sus gracias en los entretenimientos cotidianos y en el trato familiar no había costumbres que resistiesen ni genio que no se dejase conquistar, tanto, que aun los que le temían o tenían envidia en tratarle y conversar con él experimentaban placer.
Y en primer lugar, noticioso de que los Argivos, por odio y miedo de los Esparcíatas, buscaban cómo separarse de ellos, les dio reservadamente esperanza de que los Atenienses les ayudarían, y los alentó, enviando a decir a los principales del pueblo que no temiesen ni cedieran a los Lacedemonios, sino que se pasaran a los Atenienses y aguardaran lo poco que faltaba para que éstos mudaran de propósito y rompieran la paz.
Alentado con esto, reunió a los principales, y los exhortó a que con él tomasen parte en las novedades: bien que antes reservadamente había tratado con sus amigos, y después se había acercado también a la muchedumbre, inclinándolos a su plan.
Recogió los niños Fáustulo, uno de los pastores del rey, sin que nadie lo entendiese, o, según el sentir de los que parece, se acercan más a lo cierto, sabiéndolo Numitor, y suministrando reservadamente auxilios a los que corrían con su crianza.
Tirando, pues, por Heracles, y luego por sí, se vio que había perdido, y queriendo llenar bien su promesa y estar, como era justo, a lo convenido, preparó a Heracles un banquete, y concertándose reservadamente con Larencia, que era muy bonita, la llamó al convite, y en el templo les aderezó un lecho, encerrándolos acabada la cena, como para que gozase de ella el dios.

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