Ejemplos con rendidas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hecho que confirma el menor de los Córdova: Cuando las fuerzas contrarias presumieron sin duda que las tropas rendidas por el sueño, habrían relajado la vigilancia en el campo, presentáronse algunas compañías enemigas en diferentes puntos para tirotearnos.
Las fuentes son rendidas en la resolución más alta.
Avanzaba el día, y las tropas estaban sin comer, rendidas de cansancio.
¡Oh! qué hermosa y gallarda es nuestra bandera al aire desplegada desde los topes de nuestros buques, sobre las aguas propias de la bahía da Manila, alternando con las enseñas de otras grandes naciones, ante cuyos navíos iban y venían los nuestros con la reciente enseña de libertad é independencia! ¡Cuán respetada y admirada como nacida entre legítimos ecos triunfales del bisoño ejército filipino ante las rendidas fuerzas regulares del gobierno español!.
Teresa y su hija, rendidas por el llanto, agotada la energía después de tantas noches de insomnio, habían acabado por quedar inertes, cayendo sobre aquella cama que aún conservaba la huella del pobre niño.
Éstas, rendidas por el insomnio y el llanto, parecían idiotas, descansando sobre el pecho la cara enrojecida y escaldada por las lágrimas.
Las tales dan testimonio para ella del mérito del galán que tan amado ha sido, prestan mayor valor a que el galán se haya enamorado de ella, pues que la ha preferido entre muchas a quienes podía rendir o tenía ya rendidas, y hasta parece como que da a ella una misión alta y moralizadora y lisonjera, a saber: la de apartar a su amante, en virtud de superiores y más puros atractivos, de la senda algo extraviada que antes seguía, de darle la jubilación en su empleo de seductor y de travieso, y de convertirle en inofensivo, sosegado y juicioso padre de familia.
La santa y la placera, ambas con igual ardor, trabajaron por atajar la vida que se iba, pero la vida no quería detenerse, y ante la ineficacia de sus esfuerzos, las dos mujeres se pararon rendidas y desconsoladas.
Las caían también rendidas de cansancio.
-Comienzo, mi señor don Roque, por dar a usted las más rendidas gracias por el favor y la honra que me dispensa tomándome por confidente y consejero en un asunto de familia tan reservado y espinoso, y dicho esto, paso a examinar el asunto con toda la profundidad y todo el aplomo que por sí mismo requiere.
Doy ahora que estamos reunidos, las más rendidas, las más verdaderas gracias a todos.
La generación que se presentó a sucederlos en el cargo que dejaban, considerando, a la primera ojeada, que celebrándose algunas romerías a mucha distancia de la población, era preciso, para volver con el crepúsculo a casa, suspender el baile apenas empezado, o empezarle con los garbanzos aún entre los dientes, considerando además que para las señoras, rendidas de brincar, era demasiado largo y penoso, y hasta peligroso, el camino por las callejas de San Juan y San Pedro, y considerando otras varias circunstancias no menos graves, y por último, que la gente del ''buen tono'' nada tenía que ver con las rosquillas, cazuelas de guisado, ''perés'' y otros groseros excesos de las romerías.
Tres o cuatro duelos, en que tuvo la suerte de matar o herir al adversario, le consagraban de valiente, unas cuantas hembras de fama, a sus pretensiones amorosas rendidas, de conquistador irresistible, posturas enormes en el juego, perdidas y ganadas sin pestañear, billetes arrojados, sin contarlos, de su cartera, para esta orgía para aquella aventura, proclamaban su esplendidez, el mejor sastre de Madrid, su elegancia, los más rebeldes potros, sus condiciones de centauro, matchs de esgrima y disparos certeros en cacerías y tiros de pistola, de esportista famoso, avalorado en crédito por excursiones locas, hechas a giro de automóvil y a aletazo de aeroplano.
Pájaro con las alas rendidas, quise imponer quietud y aislamiento a otro pájaro recién salido del nidal.
Charlando estuvieron hasta la madrugada, en que rendidas del cansancio, quedáronse dormidas.
Obsequios, galanterías, todo género de rendidas finezas, no daban resultado alguno.
Puso de guarnición en las ciudades rendidas hasta siete mil hombres de infantería y mil caballos, y se retiró a la Siria a tomar cuarteles de invierno.
Diríase que en aquel punto el tiempo se había parado, que las horas, rendidas de su continua danza, se habían sentado a descansar sobre la hierba y se contaban las patéticas historias amor y de la muerte, como jóvenes pensionistas que, fatigadas de jugar, hacen corro en el jardín de un convento y se refieren las aventuras de su niñez y los delirios de su adolescencia.
Aquella misma armada, habiendo dejado la Jonia, fue sujetando todas las plazas que caen a la izquierda del que va navegando por el Helesponto, pues las que están a mano derecha en el continente habían ya sido rendidas por los persas.
Tomada ya Mileto, nada tardaron los persas en recobrar la Caria, cuyas ciudades, parte entregadas a discreción, parte rendidas por fuerza, iban de nuevo agregando al imperio.
Al siguiente año se alumbró la huerta con gas, y como a sus fulgores se veía muy claro, presentáronse las damas, muy compuestas, a las nueve, no empezaron a bailar hasta las diez, las más rendidas lo dejaron a las doce.
a ver qué te parece de ésta que tenía yo en la punta de la lengua cuando me has interrumpido: después de andar la Ceca y la Meca, rendidas de cansancio y sin saliva en la boca, de tanto hablar con unos y con otros, nos volvíamos para casa, cuando al llegar a lo alto de la calle de la Negra, ¡zas!.
Pues ¿y cuándo le tocó el turno de las excusas a doña Angustias, que estaba muy lejos de acriminar a su marido por la tardanza? ¡Lo que ellas habían tenido que hacer y que moverse! Estaban rendidas de cansancio y muertas de debilidad, y por eso se habían arrimado a la mesa en cuanto conocieron, por el modo de sonar de la campanilla, que era él quien llamaba a la puerta.
»Si el matrimonio no fuera más que una carga de sacrificios y un palenque de proezas, donde un caballero demostrara a cada instante la firmeza del amor que sentía por su dama, él, Pepe Guzmán, por remate de nuestro idilio de la víspera, con lo que acababa de contarle yo o sin ello, se hubiera apresurado a implorar de mí el mismo favor que con tan rendidas ansias había implorado el banquero para sí.
Acabaron de subir la cuesta, descansaron todos un rato en la loma, y sin otros sucesos que dignos de narrar sean, llegaron media hora después a Cumbrales, sanos y contentos, cada cual a su modo, aunque un tanto despeadas y correosas las fámulas, y algo polvorientas y rendidas, pero muy guapas, las señoras.
Mira en tu rededor reinas, emperatrices y duquesas, que, rendidas, imploran que trueques el duro potro de martirio en que ahora te agitas y retuerces, en blando y voluptuoso nido de sus amores castos, ardientes, infinitos.
Después, como aún no era, hora de realizar sus meditados planes, entretúvose en ensayar reverencias, sonrisas y posturas, ya blandas y rendidas, ya nobles y resueltas, ya llanas y familiares, hizo entradas y salidas, ora pasando al gabinete desde la sala, ora tornando a la sala desde el gabinete, imaginóse diálogos y discursos, metáforas expresivas, réplicas ingeniosas, todo género, en fin, de artificios y travesuras de lenguaje, y de todo quedó satisfecho y complacido.
Mis pasiones son fuegos fatuos, he tenido más de diez mujeres medio rendidas.
Vio que otras tantas anémicas como ella, llegaban pálidas y entristecidas, respiraban aquel aire, y luego se arrojaban en brazos de jóvenes vigorosos y esbeltos, cuyos bozos de oro y finos cabellos brillaban a la luz, y danzaban, y danzaban, con ellos, en una ardiente estrechez, oyendo requiebros misteriosos que iban al alma, respirando de tanto en tanto como hálitos impregnados de vainilla, de haba de Tonka, de violeta, de canela, hasta que con fiebre, jadeantes, rendidas, como palomas fatigadas de un largo vuelo, caían sobre cojines de seda, los senos palpitantes, las gargantas sonrosadas, y así soñando en cosas embriagadoras.
Yo te aconsejo, yo te suplico, ¿quieres más? no que aceptes desde luego las rendidas diligencias de ese potentado, pero que no le desanimes con tu obstinada esquivez.

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