Ejemplos con remota

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Recordaba Febrer las sinuosidades de este camino, por el que no había pasado en algunos años, lo mismo que un extranjero que volviese a la isla después de una visita remota.
¡Ah, Sóller! ¡La época de santa inocencia, en que abrió sus ojos a la vida entre relatos de milagros y conmemoraciones de luchas heroicas! La casa de la Luna habíala perdido para siempre, lo mismo que la credulidad y la inocencia de aquella época para él casi remota.
La ciudad de Ibiza, tranquila y soñolienta como un pueblo del interior de la Península, parecíale una capital remota.
Cerraban la marcha los padres de las muchachas, envejecidos antes de tiempo por las fatigas y sobriedades de la vida del campo, pobres bestias de la tierra, sumisas, resignadas, negras de piel, con los miembros secos como sarmientos, y que en la modorra de su mente recordaban cual una vaga y remota primavera los años del.
Para Pep, la más remota antigüedad y el estado dichoso de los hombres era siempre en el tiempo feliz cuando hablaban los animales.
Luego se veía mondo y pulido en su blancura de esqueleto, y una voz remota murmuraba una horrible consagración en sus orejas ausentes.
Y don Guillén quedó con ojos vacantes, como dicen los ingleses, tan expresivamente, con ojos vacíos, ciego para las cosas ambientes, y acaso enfilando una perspectiva interior y remota de recuerdos inmóviles.
Cuando el sentido de la utilidad material y el bienestar domina en el carácter de las sociedades humanas con la energía que tiene en lo presente, los resultados del espíritu estrecho y la cultura unilateral son particularmente funestos a la difusión de aquellas preocupaciones puramente ideales que, siendo objeto de amor para quienes les consagran las energías más nobles y perseverantes de su vida, se convierten en una remota, y quizá no sospechada región, para una inmensa parte de los otros.
Los nombres de todos ellos los conocía Ferragut por haberlos leído en las de Mosén Febrer, métrico relato en lemosín de los hombres de guerra que vinieron al cerco de Valencia desde Aragón, Cataluña, el Sur de Francia, Inglaterra y la remota Alemania.
Lo decía tímidamente, sintiendo que sus entusiasmos por aquella época remota le obligasen a hacer esta concesión a un enemigo de la Iglesia.
Y el último personaje de esta estirpe de héroes mediterráneos que se perdía en los tiempos fabulosos era un marinero de Niza, simple y romántico, un guerrero de todos los mares y todos los continentes, llamado Garibaldi, tenor heroico que proyectaba sobre su siglo el reflejo de su camisa roja, repitiendo en la costa de Marsala la remota epopeya de los argonautas.
Aunque no fuese todavía muy remota la hora meridiana, estaba el aposento casi obscuro, tal era al exterior el aguacero y el negror del cielo.
Su remota esperanza era que se hubiesen refugiado en otra embarcación, siendo recogidos por cualquiera de los vapores que se mantenían a la vista.
Y su tío sintió deseos de llorar y de reír ante esta fe simple, sólo comparable a la memoria retrospectiva del poeta Labarta y del secretario de pueblo que lamentaba todos los días la remota derrota de Ponza.
En ello, señores, no hizo Martí más que seguir aquella vieja tradición de sus mayores, de nuestros mayores, sería mejor decir, ya que la firme decisión del sacrificio había de ser la única arma de bastante temple para proporcionar a los cubanos la victoria, remota y casi inasequible.
Dudó largo rato, como si no pudiese creer en la remota semejanza de aquella cara pálida y descarnada con otra que existía en su memoria, pero al fin se convenció de la identidad con dolorosa sorpresa.
¿Incurriría doña Luz en la debilidad de prendarse algo, de inclinarse un poco, y en balde, al diputado? Sólo de imaginarlo, de presentar en su mente la remota hipótesis, doña Luz se ponía encendida como la grana y se llenaba de vergüenza como si la ultrajasen con el desprecio.
Entonces, el paisaje que yo tenía delante se iba borrando poco a poco: el suelo pajizo, la acequia fangosa, la llanura inundada, los chopos cenicientos del camino polvoso, siempre lleno de viandantes, las hileras de sauces melancólicos, la ciudad lejana, túrrida, envuelta en pesados vapores, la aldea salinera, situada como en un islote, la remota cordillera de Ajusco y los picachos de la Cruz del Marqués.
En época pasada, aunque no remota, el Mercado de Valencia tenía una leyenda, que corría como válida en todos sus establecimientos, donde jamás faltaban testigos dispuestos a dar fe de ella.
Era un señor entrado en años, con un sombrero de cuadrada copa, de forma tan rara, que debía pertenecer a una moda remota, si es que tal moda había existido.
Desde el lugar que ocupaba veía al frente la iglesia de los Santos Juanes, con su terraza de oxidadas barandillas, teniendo abajo, casi en los cimientos, las lóbregas y húmedas covachuelas donde los hojalateros establecen sus tiendas desde fecha remota.
—Comprenderéis, pues, que no abrigue ni la más remota esperanza de encontrar los dichos cien millones.
Entonces desfilaron ante mis ojos mil pasadas, mil hogares apagados, mil familias que habían cenado juntas y que ya no existían, otros niños, otras alegrías, otros cantos perdidos para siempre, los amores de mis abuelas, sus trajes abolidos, su remota juventud, los recuerdos que les asaltarían en aquel momento, la infancia de mis padres, la primera Noche-buena de mi familia, todas aquellas dichas de mi casa anteriores a mis siete años.
Ni remota sospecha tenía yo ¡Si esto parece comedia! ¡Encontrarse aquí, en un acto de caridad dos personas tan no se me ofenda si digo tan opuestas por sus antecedentes, por su manera de ser! Y no quiero rebajar a nadie.
Los muebles se los alquiló una vecina que había levantado casa, y Rubín atendió a todo con tal tino, que Fortunata se pasmaba de sus admirables dotes administrativas, pues no tenía ni idea remota de aquel ingenioso modo de defender una peseta, ni sabía cómo se recorta un gasto para reducirlo de seis a cinco, con otras artes financieras que el excelente chico había aprendido de doña Lupe.
En un pueblo de la Alcarria tenían los hermanos Rubín una tía materna, viuda, sin hijos y rica, mas como estaba vendiendo vidas, la herencia de esta señora no era más que una esperanza remota.
No tenía él ni idea remota de que existieran aquellas manos de mentira, dentro de las cuales estaban las manos verdaderas.
Ya no hay ninguno que, saliendo deste bosque, entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y, hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo, y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y, saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en bronces.
Y, diciendo esto, don Quijote se apartó con Sancho en remota parte, de donde vino más aliviado y con más deseos de poner en obra lo que su escudero ordenase.
Y, pues este consuelo tenemos, nacido no de muy remota esperanza, ni fundado en desvariadas imaginaciones, suplícoos, señora, que toméis otra resolución en vuestros honrados pensamientos, pues yo la pienso tomar en los míos, acomodándoos a esperar mejor fortuna, que yo os juro, por la fe de caballero y de cristiano, de no desampararos hasta veros en poder de don Fernando, y que, cuando con razones no le pudiere atraer a que conozca lo que os debe, de usar entonces la libertad que me concede el ser caballero, y poder con justo título desafialle, en razón de la sinrazón que os hace, sin acordarme de mis agravios, cuya venganza dejaré al cielo por acudir en la tierra a los vuestros.

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