Ejemplos con remilgada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Albarcas de señorita remilgada, también negras, de líneas más suaves, más ligeras, más brillantes.
Una remilgada, cerca de mí, se atrevió a decir que yo olía a vino.
Ya machucho, a los cuarenta años, se ha casado con una señorita rica y remilgada, pero parece que está harto de su gazmoñería.
Impulsado, por una parte, por el deseo de dar a Lucía conocimientos que la realzasen, recelando, de otra, que se dijese por el pueblo en son de burla que el tío Joaquín aspiraba a una hija señorita, educola híbridamente, teniéndola como externa en un colegio, bajo la férula de una directora muy remilgada, que afirmaba saberlo todo.
Al tener que referir el cómo y cuándo recibió Halconero la carta, y dónde fue a leerla con el curioso manuscrito que contenía, la Historia, más pudibunda y remilgada en aquel caso que en otro alguno, se tapó la cara y disfrazó su voz para que no se la tuviese por persona de baja ralea.
Era la visitante una sexagenaria remilgada y compuesta, el cabello gris peinado con profusión de moños y ricitos, el rostro como un museo de antigüedades en que los afeites exponían y guardaban vestigios de belleza.
Don Antolín no la había auxiliado con la más pequeña limosna, su remilgada sobrina apenas si había entrado a ver al pequeñuelo.
Hasta Visanteta y la remilgada criadita lloriqueaban en la cocina al pensar que no verían más al señorito campechano que alternaba con ellas, complaciéndose en obedecer sus mandatos.
Servíalo Adela, una muchacha remilgada y no mal parecida, que imitaba a sus señoritas en el peinado, afectando un aire de aristócrata caída en la desgracia.
No haré más que oír Vamos, remilgada, déjeme usted.
La obstinación de aquella doña Irene, empeñada en que su hija debía casarse con Don Diego porque así cuadraba a su interés, y la torpeza con que cerraba los ojos a la evidencia, creyendo que el consentimiento de su hija era sincero, sin más garantía que la educación de las monjas, el buen sentido del don Diego, que no las tenía todas consigo respecto a la muchacha, y desconfiaba de su remilgada sumisión, la apasionada cortesanía de D.
¡Qué vergüenza! ¡Que vuelva Napoleón a meterse con los españoles! Chico, nos vamos a comer el mundo, y digo que la Junta de Sevilla es una remilgada si no nos manda conquistar a París.
Apenas quedara cubierto el cuerpo del Señor abriose la puerta de la capilla, dejando ver una boca remilgada y sonriente, dos alegres ojos pequeños, apenas visibles entre los pliegues de la cara contraída por la sonrisa, una nariz redonda como avellana, un cuerpo forrado en verdinegra funda desde el cuello a los pies, dos brazos negros, en fin, toda la persona de Agustín Cachorro, sacristán de la Abadía.
Como eran pobres, debido a la cantidad de leche que bebían los niños, su niñera era una remilgada perra de Terranova, llamada Nana, que no había pertenecido a nadie en concreto hasta que los Darling la contrataron.
-¿La remilgada reina del torneo, señor galán? ¡Tenga el cielo piedad de nosotros! Ya veo que no aprenderás las emboscadas en toda tu vida, ni aprovecharte sabrás de mis avisos en la próxima campaña.
Una remilgada, cerca de mí, se atrevió á decir que yo olía á vino.
¿Si no conoceré yo las uvas de mi majuelo? ¿Conque te apestan las barbas? ¡Miren a la remilgada de Jurquillos, que lavaba los huevos para freírlos! ¡Pues has de ver toros y cañas como yo pille al alcance de mis uñas al barbilampiño que te baraja el juicio! ¡Miren, miren a la gatita de Mari-Ramos, que hacía ascos a los ratones y engullía los gusanos! ¡Malhaya la niña de la media almendra!.
las que ustedes quieran, pero repetirse estos bailes con tal éxito y de manera que la repetición haya llegado a crear una necesidad pública, una costumbre característica ya de toda una clase social, precisamente la más remilgada y escrupulosa, gloria es que, por extraño privilegio, corresponde a Santander.
Soy muy rudo, ella muy fina, superficial, educada en el formalismo madrileño, en el culto de las apariencias, trasunto fiel de la tontería remilgada de su papá y de todos los Peces.
Era la visitante una sexagenaria remilgada y compuesta, el cabello gris peinado con profusión de moños y ricitos, el rostro como un museo de antigüedades en que los afeites exponían y guardaban vestigios de belleza.
-¡Catay! ¡qué remilgada es usted, querida mía! -siguió diciendo Rosita después de recoger el libro-.
Doña Luisa es lindísima y elegante, ¡pero es tan remilgada, tan fastidiosa, tan incapaz de sacramentos!.
Un hombre de frac y chistera, máxime si tiene canas, y una mujer bonita, muy prendida y remilgada, dando brincos como dos salvajes de Mozambique, sudando el quilo y sacando la lengua de cansancio, solamente los puede uno soportar delante sin echarse a reír, cuando considera.
¡Gente inaguantable! ¡Dejar allí a su Gipsy, en aquel presidio, confundida con los canes plebeyos, sucios! ¡Su Gipsy, tan remilgada, tan exquisita! ¿Y si alguno de aquellos perdidos la galanteaba? Hizo, muy bajo, como si alguien pudiera oír, una indicación al guardián.
-¡Y qué más había de decirme! ¡Podía haberse atrevido a mayores, la muy remilgada! ¡No, por vida mía! Pobre sí, pero a saber guardar mi puesto, me ganan pocas.
¡Desnudarse delante de aquella Toinette, la doncella francesa, remilgada y burlona, que vería la ropa interior desaseada, los bajos destrozados, el corsé roto, de pobre dril gris! ¡Mostrar los estigmas de la miseria sufrida heroicamente, la flojedad de las carnes, que olían al sudor enfriado de tantas caminatas hechas a pie, por ahorrarse los diez céntimos del tranvía! ¡Enseñar su faldilla de barros, con el desgarrón, que no había tenido tiempo de remendar! Una vergüenza, una humillación dolorosa, la impulsaban a gritar: «No, no iré, no me vestirán de carnaval con la librea de lujo.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba