Ejemplos con rebuscados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El gran número de dibujos del período siguiente, que dieron la fama al Andrea dibujante, nos lo muestran atento a las enseñanzas de Miguel Ángel, a la singularización de la imagen plástica, como en la Virgen con niño y San Juan niño de la Galería Borghese, junto a los rebuscados escorzos de la cara del niño y del brazo tenso de San Juan, representados en un dinamismo frenético acentuado por la fría composición de colores.
Apremiado a más claras explicaciones, O'Lean consagró un rato a satisfacer las dudas de su amada, haciéndolo en términos rebuscados y con una suficiencia que rayaba en pedantería, marcando bien la superioridad del expositor ante las cortas luces de la pobre mujer que oía.
Las ropas casi impalpables por lo finas, los perfumes más rebuscados, los corsés llenos de encajes no conseguían destronar de su memoria los lienzos que envolvían a Cristeta, el natural aroma de su limpio cuerpo y el modesto corsé blanco que tanto les hacía reír, entre impacientes y burlones, cuando se le hacía nudos la trencilla.
Cuando Aldea la tenía en público cerca de sí, hacía marcados, aunque discretos, esfuerzos porque le vieran enamorado de ella, pero cuando aparte y juntos podía hablarla sin testigos, callaba, o daba a la conversación los giros rebuscados de una tranquilidad afectada, huyendo cobardemente toda explicación.
Éstas no eran muchas, a decir verdad, porque los abstrusos o almibarados requiebros que me proporcionaban algunas novelas me parecían incomprensibles para ella, e inadecuados por añadidura, mientras que las fórmulas oídas en mi mundo rústico e ignorante, las burdas alusiones, los equívocos rebuscados y brutales, la frase cruda, grosera, primitivamente sensual, asomaban, sí, a mis labios, pero no salían de ellos, por una especie de pudor instintivo que era más bien buen gusto innato comenzando a desarrollarse.
¡Maldito Calígula! Sin género de duda, quería desviarme de mi objeto, distraerme, interponerse entre Irene y yo con pretextos rebuscados.

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