Ejemplos con rasgadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Éste fue levantado a fines del siglo XIII y está iluminado por ventanas rasgadas de estilo ojival, la central más ancha, con tracerías y decorada con columnillas adosadas.
En la serie de animación Yu-Gi-Oh! GX, esta criatura puede realizar un doble ataque, después del primero se transforma en una enorme bestia de color verde y ropas rasgadas.
: en un momento de la canción dice ropas rasgadas como el Increíble Hulk,.
En varias de las torres y muros hay ventanas estrechas de arco semicircular y saeteras muy rasgadas.
Los alzados se componen mediante ejes verticales que alinean las ventanas rasgadas de planta baja con las abalconadas con barandilla de hierro de la primera de forma general.
Amanecía: el sol, como amante presuroso, arrancaba a la tierra su túnica de nieblas, y de entre las sombras rasgadas por el claror del día iban surgiendo las formas de las cosas.
Una luz vivísima, entrando por las rasgadas ventanas sin vidrios, iluminaba aquel largo tubo vertical, en cuya parte inferior me encontraba.
Después de esto había en el manuscrito que me había entregado mi amigo el loquero del hospital de Zaragoza, algunas hojas rasgadas.
Pero para subsanar en cierto modo esta falta, quedaban íntegras más allá de las hojas rasgadas, algunas otras escritas con seguridad, y aun nos atreveremos a decir con reflexión, en estado de razón completa.
El comedor era cuadrado, tenía vistas a la huerta y al patio mediante cuatro grandes ventanas rasgadas hasta cerca del techo, no muy alto.
Ya me tiene a mí rasgadas las entrañas.
Así les habló Zópiro, y los babilonios del congreso, que velan a su presencia, no sin horror, a un grande de Persia con las narices mutiladas, con las orejas cortadas, con las carnes rasgadas, y todo él empapado en la sangre que aun corría, quedaron desde luego persuadidos de que era la relación muy verdadera, y se ofrecieron aliviar la desventura de su nuevo aliado, dándole gusto en cuanto les pidiera.
Y al entrar por la calle de las Armas, que se sigue luego a siniestra mano, en un gran cuarto bajo, cuyas rejas rasgadas descubrían algunas luces, vieron mucha gente de buena capa sentados con grande orden, y uno en una silla con un bufete delante, una campanilla, recado de escribir y papeles, y dos acólitos a los lados, y algunas mujeres con mantos, de medio ojo, sentadas en el suelo, que era un espacio que hacían los asientos, y el Cojuelo le dijo a don Cleofás:.
Sobre el lecho, encima de las ropas rasgadas y en desorden, estaba echado Ignacio, a quien sujetaban dos criados.

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