Ejemplos con quebraba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Si ésta se quebraba y el pueblo iba a la guerra, el sachem, ocupaba las funciones de comandante en jefe, y conducía a los guerreros en la batalla.
Y revueltos con los cacharros que habían guardado el vino y el agua dulce de una liburna naufragada, había pedazos de maroma endurecida por los infusorios calcáreos, garras de ancla cuyo hierro se quebraba en láminas rojizas.
Ya era un rayo que daba sobre un monte, como el acero de un gigante sobre el castillo donde supone a su dama encantada, ya un león con alas, que iba de nube en nube, ya un sol virgen que de un bosque temido, como de un nido de serpientes, se levanta, ya un recodo de selva nunca vista, donde los árboles no tenían hojas, sino flores, ya un pino colosal que, con estruendo de gemidos, se quebraba, era una grande alma que se abría.
Su endeble naturaleza se quebraba en los trajines de la guerra, como la caña que quisiera hacer veces de espada, las frecuentes conmociones que el terror trágico producía en su cerebro, acabarían por darle a todos los demonios.
Pretendía escurrirse, huir de la terrible hoz, en cuya hoja se quebraba un rayo de sol y se reproducía el azul del cielo.
Y el poeta, envidiando su alegría, seguía en su puesto, iluminado por la última crepitación de la hoguera, desfallecido de hambre y de dolor, llorando de veras ahora que comenzaba a verse en la obscuridad, esperando algo vago e indeterminado, sin fuerzas para hacer nada y estremeciéndose al oír aquella voz tenue como un hilillo de seda, que se quebraba al llegar a lo más alto de la romanza, ahogándola con sus aplausos los complacientes convidados de la mamá.
El follaje amarillento del pomar quebraba los rayos del sol.
La luz se quebraba entre sus pámpanos, los doraba, los hacía transparentes, y llegaba hasta él suave y dormida.
El vestido de raso blanco, entre cuyos esculturales pliegues se quebraba la luz como en un mármol flexible, había llegado de París aquella mañana, y las dos perlas negras que llevaba en las orejas valían una fortuna.
La luz de los astros se quebraba en aquellos líquidos diamantes y daba reflejos de iris.
Para sacarle desta estraña imaginacion, muchos, sin atender a sus voces y rogativas, arremetieron a él y le abrazaron, diciéndole que advirtiese y mirase cómo no se quebraba.
Deste modo salieron y se retiraron todas las dos figuras de las dos escuadras, y cada uno hizo sus mudanzas y dijo sus versos, algunos elegantes y algunos ridículos, y sólo tomó de memoria don Quijote que la tenía grande los ya referidos, y luego se mezclaron todos, haciendo y deshaciendo lazos con gentil donaire y desenvoltura, y cuando pasaba el Amor por delante del castillo, disparaba por alto sus flechas, pero el Interés quebraba en él alcancías doradas.
Salíanse las puertas de sus goznes, todo se quebraba, todo se rompía.
El campo se quebraba otra vez en médanos vestidos de pequeños arbustos, espinillos, algarrobos y chañares.
Seguíle yo sin titubear, y al verme luego en las honduras de aquel inmenso barranco, me pareció que se quebraba el último vínculo que me ligaba al mundo que yo conocía.
Buscó la puerta, tropezó mil veces, ya sin tino, todo lo echaba a tierra, sonaba sin cesar el ruido de algo que se quebraba o rodaba con estrépito por el suelo.
:¡Qué sonreír el de la chiquilla! Fue como si el sol de la tarde, que se quebraba, al ponerse entre las nubes de agua, en amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus timadas lágrimas.
El joven se inclinó sobre la condesa, cuyo hermoso semblante resplandecía con una belleza nueva, inmortal, divina, y de aquellos ojos, donde el fuego de la vida se quebraba en lánguidas y melancólicas luces, de aquella boca anhelante y entreabierta que la fiebre coloreaba, de aquellas manos suaves y ardorosas, de aquel blanco cuello que se extendía hacia él con infinita angustia, recibió tan elocuente expresión de arrepentimiento y ternura, tan íntima caricia y frenético ruego, tan infinita y solemne promesa, que, sin vacilar un instante, apartóse del lecho, llamó al duque de Monteclaro, al arzobispo y a otros tres nobles de los muchos que había en la cámara, y les dijo:.
Ya era un rayo que daba sobre un monte, como el acero de un gigante sobre el castillo donde supone a su dama encantada, ya un león con alas, que iba de nube en nube, ya un sol virgen que de un bosque temido, como de un nido de serpientes, se levanta, ya un recodo de selva nunca vista, donde los árboles no tenían hojas, sino flores, ya un pino colosal que, con estruendo de gemidos, se quebraba, era una grande alma que se abría.
Su endeble naturaleza se quebraba en los trajines de la guerra, como la caña que quisiera hacer veces de espada, las frecuentes conmociones que el terror trágico producía en su cerebro, acabarían por darle a todos los demonios.
Y cerca, a la izquierda, junto a las eses de plata del arroyo, el rancho de Donata coronaba una eminencia, quebraba en su blanco mojinete los últimos rayos de la luz crepuscular.
Cuidabanse los omnes que con seso quebraba,.

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