Ejemplos con pongáis

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En agosto del mismo año, los Reyes nombraron una comisión regia con los obispos de Canaria y de Málaga, a la sazón Pedro Díaz de Toledo y Ovalle, para liberar a los gomeros de la esclavitud: recojáis en vos todos los canarios y canarias de las isla de La Gomera que hallaréis en poder de cualesquier personas por vuestra propia autoridad vos o quien vuestro poder hubiere y los pongáis en libertad en poder de personas que los críen e doctrinen y tengan por libres y los den lo que hubiere menester Y poco antes de morir, consiguió una orden de libertad a favor del gomero Juan de la Gomera.
Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Niños, no os pongáis pecaminosos, que me ruborizo y se me alargan los dientes.
Dígolo porque ya habéis visto, señores, con manifiesta experiencia, el que de mí habéis recebido, en pago del cual querría, y es mi voluntad, que, cargados de esa cadena que quité de vuestros cuellos, luego os pongáis en camino y vais a la ciudad del Toboso, y allí os presentéis ante la señora Dulcinea del Toboso y le digáis que su caballero, el de la Triste Figura, se le envía a encomendar, y le contéis, punto por punto, todos los que ha tenido esta famosa aventura hasta poneros en la deseada libertad, y, hecho esto, os podréis ir donde quisiéredes a la buena ventura.
Sancho amigo, la ínsula que yo os he prometido no es movible ni fugitiva: raíces tiene tan hondas, echadas en los abismos de la tierra, que no la arrancarán ni mudarán de donde está a tres tirones, y, pues vos sabéis que sé yo que no hay ninguno género de oficio destos de mayor cantía que no se granjee con alguna suerte de cohecho, cuál más, cuál menos, el que yo quiero llevar por este gobierno es que vais con vuestro señor don Quijote a dar cima y cabo a esta memorable aventura, que ahora volváis sobre Clavileño con la brevedad que su ligereza promete, ora la contraria fortuna os traiga y vuelva a pie, hecho romero, de mesón en mesón y de venta en venta, siempre que volviéredes hallaréis vuestra ínsula donde la dejáis, y a vuestros insulanos con el mesmo deseo de recebiros por su gobernador que siempre han tenido, y mi voluntad será la mesma, y no pongáis duda en esta verdad, señor Sancho, que sería hacer notorio agravio al deseo que de serviros tengo.
No hay para qué os pongáis en tan impertinente huida, porque ni vuestros pies lo podrán sufrir ni nosotros consentir.
Por vida vuestra, hermano, que os soseguéis un poco y no os acuciéis en volver tan presto esa cabra a su rebaño, que, pues ella es hembra, como vos decís, ha de seguir su natural distinto, por más que vos os pongáis a estorbarlo.
No os pongáis a disputar, marido, conmigo respondió Teresa.
veámonos» es decir que no os le pongáis delante.
-¡Todo eso es una impostura miserable! ¿quién es ese hombre? Os reto a que me lo pongáis delante a sostener tanta infamia.
»Por todo lo cual, a vos, valiente y noble caudillo, prevenimos que pongáis a cubierto de una invasión cualquiera el importante punto de la Alquería de Briones, cuya defensa hemos confiado a vuestra fidelidad, ínterin adoptamos otras disposiciones que impidan la repetición de lances de tal naturaleza, y reclamamos al cielo y a nuestros aliados la pronta y reparadora satisfacción de tales ultrajes, a fin de dar una lección de dignidad a ese príncipe injusto que nos huella y tiraniza.
-Ya es hora, exclamó el joven palpitante y trémulo por una súbita agitación, ya es hora de que pongáis en práctica lo ofrecido: el tiempo es precioso y los instantes vuelan.
-¡Irán adonde yo vaya! Me sería sumamente satisfactorio que nos pongáis pronto a prueba.
Pero, ¡no la despreciéis! no pongáis vuestra bárbara planta sobre lo único que esa mujer ama ya en la tierra, porque nuestro destino depende del primer cabello que le arranquéis.
¡Es preciso que pongáis el sello a vuestro compromiso jurándolo a los pies del Cristo!.
! ¡Si supierais, elengantísimas damas y distinguidos caballeros, y, sobre todo, vosotros, ilustres personajes, príncipes del talento, que este mozo tan emperejilado que os contempla desde aquí es un mísero hidalguete montañés que anda en Madrid a caza de un destinillo que le ofrecieron en su lugar, que gasta en lujos ridículos el puñado de pesetas que le echó su padre en el bolsillo para que no se muriera de hambre en la corte mientras perseguía la limosna del destino, que ésta es la segunda vez en su vida que huellan sus pies, hechos a trepar ásperos breñales, la velluda alfombra de los salones de tono, que este sudorcillo que baña su rostro y este azoramiento de su mirada son de miedo a que te pongáis en la necesidad de hacer algo para justificar su presencia entre vosotros, porque no sabe nada, absolutamente nada de lo que hay que hacer aquí, ni nunca las vio más gordas!.
Hombre -replicó Serafín-, no os pongáis tan feroce! ¡Si no queréis, no la veré!.
me disponía a llevárselos a la vieja, cuando de improviso oí que el pregonero público gritaba: ¡Hola! ¡Asamblea de los musulmanes, vosotros los que vivís en nuestra ciudad para desarrollar vuestros negocios, sabed que han terminado la paz y la tregua que con vosotros acordamos! ¡Y se os da una semana de plazo para que pongáis en orden vuestros asuntos y abandonéis nuestra ciudad y regreséis a vuestro país!.
¡y lo veía ya trascurriendo como cualquiera otro, en conversación vacía e indiferente! «Sí -pensaba-, la armonía se ha roto entre los dos con la ausencia, ¡la cadena que nos unía se ha desoldado con la separación! ¡Cuán profundo es el abismo que cava la ausencia entre dos amantes! ¡Oh! ¡vosotros los que amáis, no os separéis nunca, no pongáis ese obstáculo entro vuestros corazones, la ausencia siempre desune, siempre origina algún mal que no se percibe al principio, pero que es la causa del desafecto futuro!.
—Por lo menos —replicó Critilo—, no le pongáis en el común, sino aparte, haya una.
-Mando que os pongáis todos de patitas en la calle, porque me servís muy mal.
Desde entonces no cesaban los sitiadores de pasarlo todo a sangre y fuego, de lo cual, movido Limegenides, hizo a sus tebanos este discurso: —«En vista de que esos griegos que ahí nos cercan, caros compatricios, se muestran empeñados en continuar el asedio hasta que tomen por fuerza la ciudad, o que vosotros de grado nos entreguéis y pongáis en sus manos, sabed, que respecto a nosotros, accedemos a librar de tanto daño a la Beocia, e impedir que su territorio sufra más tiempo tantas hostilidades.
La razón quiere que os pongáis de parte nuestra.
Si en todo el tiempo que fuere menester para irlos deshaciendo uno a uno, yo no compareciese, al cabo de él os haréis a la vela para vuestra patria, pero entretanto que llegue este término, puesto que lo he pensado mejor, os mando que conservéis entero el puente, y pongáis en su defensa y custodia todo vuestro esmero, pues en ello me daré por muy bien servido y satisfecho.
Si me amenaza una punta de hierro, ¿qué puedo temer de los dientes y garras de un jabalí? Y puesto que no vamos a lidiar con hombres, no pongáis obstáculo a mi macha.
Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y haced primero, pues que vosotros sois los más, e invocad en el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.
-¡Taday, zarramplinga! Si algo te deben y de algo vos remuerde la concencia, bien que lo cobres y la pongáis en gracia de Dios.
?, veamos, ¿cuatro? Os lo doy a condición de que me pongáis en libertad.
Pero el caso es que he ganado dieciséis mil francos, no os pongáis de mal humor: os daré cuatro mil, y dos mil a Eugenia.
pongáis, cual negra tacha, el turbio ceño.

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