Ejemplos con patialbillo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por una loba, treinta y cinco reales, y veinticinco por el macho, por cada zorra, ocho reales, por cada gato montés, seis, por un tejón, doce, por un patialbillo, lo mismo.
Las primeras declaraciones del hojalatero fueron de cerrada negativa a cuanto le preguntamos, mas, al fin, Ignacia con dulzura, Sebo con rudeza policíaca, y yo con un tira y afloja entre ambos resortes de convicción, le trajimos a la verdad. Con decirle y asegurarle que no queremos descubrir a los salvajes para perseguirles, sino para socorrerles, acabé de traerle a nuestra confianza, y obtuvimos los secretos que embuchados tenía. Aquí pongo lo esencial de la revelación: Leoncio Ansúrez, hermano del declarante, es el robador, palabra textual, de la señora Virginia. Leoncio ha cumplido ya los veintidós años, y es muy hábil en cerrajería, en composturas de toda clase de máquinas, y conoce y maneja con admirable pericia las armas de fuego. De la arrancada inicial, se fueron los amantes a San Sebastián de los Reyes, donde estuvieron pocos días, y allí, tirando siempre hacia el Norte por la Mala de Francia, llegaron a la falda de la Sierra. Allí se establecieron, cambiándose los nombres y figurándose matrimonio por la religión. En diferentes parajes habitaron, acomodando su vivir errante a las necesidades de cada día, y a las ofertas de trabajo para satisfacerlas. En un pueblo que llaman Bustarviejo, Virginia lavaba, y Leoncio se contrató con el Ayuntamiento para matar los animales dañinos que en invierno bajan de la Sierra, cobrando tantos o cuantos reales por cada cabeza de alimaña que presentase. Por una loba, treinta y cinco reales, y veinticinco por el macho, por cada zorra, ocho reales, por cada gato montés, seis, por un tejón, doce, por un patialbillo, lo mismo. El turón, la garduña y la jineta se pagaban a siete reales, y el águila, el milano, el alcotán y el búho valían dos reales. De todo esto dio relación minuciosa el pobre chico, declarando con cierto orgullo que había él andado con su hermano en aquellas arriesgadas monterías, y terminó esta parte del relato diciéndonos que por una culebra que no tuviera menos de tres cuartas de largo, daban un real.

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