Ejemplos con naturalistas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por otro lado, presenta elementos naturalistas, como los motivos florales en puntos determinados de dinteles o partes superiores de pilastras.
El último de los Naturalistas: La Carrera de C.
En general se distinguen dos grupos de temas: los motivos meramente geométricos y los naturalistas, entendiendo como esto último no como una fiel representación, sino como la representación de figuras que al menos pueden identificarse como cuadrúpedos o figuras humanas.
Aquí Pittaluga despertó el interés de Cajal y los naturalistas españoles, afincándose definitivamente en España.
Los primeros naturalistas pensaban que las hienas eran hermafroditas u homosexuales, principalmente debido a que el sistema urogenital de la hembra se parece más a un pene que a una vagina.
Por eso su obra está cargada de cierta ambigüedad, tan pronto se apoya en recursos naturalistas, como se organiza desde los propios elementos pictóricos, tanto cuestiona la incorporación de las formas contemporáneas como se alimenta de ellas.
Se trata de un jardín realizado al gusto de finales del XIX, en el que se aúnan tendencias naturalistas, románticas y del paisajista inglés.
Sin embargo, la creciente tendecia hacia el drama en los personajes y los escenarios naturalistas han reemplazado el formato episódico de acción y aventuras que una vez caracterizó a la ciencia ficción de televisión.
Cuando se hacen cargos a los naturalistas por tales obras, responden siempre que el naturalismo no es eso, y tienen razón, sin duda, y es una verdadera necedad de críticos adocenados el estribillo opuesto.
De donde resulta que, si a toda costa se quiere alistar a Pereda entre los naturalistas, habrá que declararle un naturalista profético y darle por antigüedad el decanato de la escuela.
Mucho parece que nos vamos alejando de Pereda, y, sin embargo, esta que parece digresión, era de todo punto necesaria para entender cómo Pereda, que tiene a gala el ser realista, ha rechazado con indignación en varios prólogos suyos toda complicidad con los naturalistas franceses.
Pero no es menos verdad que si la naturalista nada tiene que ver con semejantes horrores, la de los naturalistas, lejos de rehuírlos, los busca con fruición, habiéndose llegado a crear dentro de la escuela una especie de derecho consuetudinario que los autoriza y recomienda, y que hace creer a los mentecatos que la novela naturalista ha de ser forzosamente un arte de mancebía, de letrina y de presidio, como si sólo de tales lugares se compusiese esta inmensa variedad de la naturaleza y de la vida.
, tratando de Pereda, todos dirán unánimes que es realista, pero muchos negarán, y yo con ellos, que deba contársele entre los naturalistas, por más que algunos de sus procedimientos de trabajo se asemejen a los que emplea y preconiza la novísima escuela.
En este punto, el fanatismo de escuela mal entendida y peor profesada ha llevado a los naturalistas franceses a las más risibles exageraciones.
En cuanto a Daudet, los mismos naturalistas no le cuentan entre los suyos sino con muchas atenuaciones y distingos, teniéndole más bien por un aliado útil que por un partidario fervoroso.
Que Pereda emplea procedimientos naturalistas, es innegable, que se va siempre tras de lo individual y concreto, también es exacto, que enamorado de los detalles, los persigue siempre, y los trata como lo principal de su arte, a la vista está de cualquiera que abra sus libros, que en la descripción y en el diálogo se aventaja más que en la invención y en la composición, es consecuencia forzosa de su temperamento artístico, que no rehuye la pintura de nada verdadero y humano, y, finalmente, que ha vigorizado su lengua con la lengua del pueblo, también es verdad y para honra suya debe decirse.
Adviértase que he escogido de intento el testimonio de uno de los románticos más intransigentes, para que se vea cómo no existe y debe tenerse por un fantasma, creado por las necesidades de la polémica, ese idealismo enemigo de la verdad humana, del cual triunfan tan fácilmente los críticos naturalistas, como triunfaba el ingenioso hidalgo de los cueros que encontró en la venta.
Por otra parte, muchos de ellos, aun aplicando los procedimientos naturalistas, eran casi idealistas en teoría, apareciendo sus principios y aficiones estéticas en abierta contradicción con sus obras.
No son las novelas naturalistas que mayor boga y venta alcanzaron, las más perfectas y reales, sino las que describen costumbres más licenciosas, cuadros más libres y cargados de color.
Entre el impudor frío y afectado de los escritores naturalistas y las homilías sentimentales de los autores que toman un púlpito en cada dedo y se van por esos trigos predicando, no escojo, me quedo sin ninguno.
la dilatada familia de las , lo mismo que en todas las clasificadas por los naturalistas, hay un arquetipo, un ejemplar de , un modelo ideal, figura clásica en su especie, como la Venus de Milo o como el bacalao de Escocia.
Los más insignificantes gestos de su esposo, las inflexiones de su voz, todo lo observaba con disimulo, sonriendo cuando más atenta estaba, escondiendo con mil zalamerías su vigilancia, como los naturalistas esconden y disimulan el lente con que examinan el trabajo de las abejas.
A pesar de esto, en ciertos pasajes muy naturalistas en que imitaba una tempestad o que da cada parroquia, le aplaudía mucho el público, y a última hora le pedían siempre habaneras.
No se lee en la conciencia ajena con los microscopios de los naturalistas, ni se decide la culpabilidad del prójimo nivelando las ideas con teodolito.

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