Ejemplos con movimientos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Leyendo vidas de santos, y sobre todo de santas, se observa que los arrebatados fervores y movimientos místicos del alma coinciden con las edades críticas: la pubertad y la menopausia.
Así que asoma el señor Colignon en el jardín, los viejos, desparramados de un lado y otro, acuden a él, con paso vacilante y premioso, como entre sueños, cuando los movimientos están entorpecidos por rémoras pesadas e invisibles.
Las que corrían eran ágiles como cabritillas, y al correr parecía que no tocaban el suelo con sus diminutos pies, la que las seguía con la vista, era de formas más abultadas y de movimientos menos suaves y graciosos, y aunque vestía lo mismo que ellas en forma y calidad, en la combinación de los colores y en de su vestido había algo que no era del mejor gusto.
Con movimientos torpes e inútiles tendía las manos hacia el peluquín y la dentadura postiza.
Sonaba el armónium con melancólica lentitud, y al callarse pasaba y repasaba por el cuadro rojo la sombra del músico, con sus nerviosos movimientos, que, agrandados por el reflejo, se convertían en muecas grotescas.
Gabriel tosía, con el espinazo dolorido por el encierro en la movible mazmorra, y la majestad de la marcha turbábase con las voces de mando del canónigo Obrero, que, con vestiduras rojas y una vara en la mano, dirigía la procesión, reprendiendo muchas veces, por sus movimientos desordenados, a los timoneles y a los que impulsaban el catafalco.
Gabriel aprobaba con movimientos de cabeza las lamentaciones del cura.
Esteban, con la cabeza baja, seguía haciendo movimientos negativos.
Gabriel asentía con movimientos de cabeza a las palabras del maestro de capilla.
Sí, ella era, lo afirmaba con tristes movimientos de cabeza.
Y el público, no queriendo perder palabra, hombres, mujeres y chicos estrujábanse contra la verja, retrocediendo algunas veces con violentos movimientos de espaldas para librarse de la asfixia.
El padre, siempre silencioso é impasible, recibía las visitas, estrechaba manos, agradecía con movimientos de cabeza los ofrecimientos y las frases de consuelo.
Y empezó una carrera loca en el profundo cauce, andando a tientas en la sombra, dejando perdidas las alpargatas en el légamo del lecho, con los pantalones pegados a la carne, tirantes, pesados, dificultando los movimientos, recibiendo en el rostro el bofetón de las cañas tronchadas, los arañazos de las hojas rígidas y cortantes.
El herido parecía estar mejor, los chicos, con los ojos enrojecidos por el insomnio, permanecían inmóviles en el corral, sentados sobre el estiércol, siguiendo con atención estúpida todos los movimientos de los animales encerrados allí.
Don Juan palidecía como si sufriera los movimientos dolorosos de aquel cuerpo inerte, y miraba a su hermana con la misma expresión que si fuese ella la que martirizara al enfermo.
Los otros bolsistas aprobaban con movimientos de cabeza, y su esposa le miró con asombro y escándalo al mismo tiempo.
Con movimientos de cabeza asentía a todas las afirmaciones de su madre.
Amparo y el teniente, en un extremo del balcón, volviendo casi la espalda a la plaza y aislados del grupo juvenil que hablaba y reía junto a ellos, tenían el aspecto de verdaderos novios, él, serio, solemne, llevándose la mano al tercer botón de la guerrera, que es donde suponía estaba el corazón, mirando algunas veces al cielo, todo para dar más fuerza y sinceridad a lo que decía, y ella, con cierta sonrisilla irónica, negando con graciosos movimientos de cabeza y volviendo algunas veces la mirada para ver si el posma seguía allí.
Rafael voceaba en la puerta del salón para que trajeran pronto el café a sus dos amigos, y Juanito, a falta de mejor ocupación, jugueteaba con la traviesa , cuyos movimientos iban acompañados por el repicante cascabeleo de su pequeño collar.
Era de un pueblo inmediato al suyo, pasaba por pariente, circunstancia poco extraña en un país donde las familias, residiendo siglos y siglos pegadas al mismo terruño, acaban por confundirse, y llamaba la atención por su aire avispado y la ligereza de sus movimientos.
Era alta, esbeltísima y arrogante, había en ella esa externa y encantadora debilidad de las personas sensibles y delicadas que reside en todo el cuerpo y que se revela en todos los movimientos.
Tenía un pecho medio descubierto, el cuerpo del vestido hecho girones y las melenas cortas le azotaban la cara en aquellos movimientos del hondero que hacía con el brazo derecho.
Siempre que estaba en casa, no quitaba los ojos de su mujer, estudiándole los movimientos, las miradas, los pasos y hasta el respirar.
Raro era el día que no echaban los periódicos un extraordinario anunciando batallas, desembarcos de armas, movimientos de tropas, cambios de generales y otras cosas que por lo común daban pie a inacabables comentarios.
Cuando la prójima le vio entrar aquel día con el sombrero echado hacia atrás, los ojos chispeantes, los movimientos ágiles, comprendió que las noticias eran buenas.
Hacía signos afirmativos con la cabeza, y cruzadas las manos sobre una de sus rodillas, imprimía a su cuerpo movimientos de balancín o remadera.
Reconociendo que le eran las tres muy superiores por la crianza y el acertado empleo de palabras finas, a veces quedábase a oscuras de lo que hablaban, y sólo asentía con movimientos de cabeza.
Creeríase que la fuerte inervación de la mañana se iba gastando con los actos y movimientos de la persona en el curso del día, y que esta llegaba a la noche en el estado contrario, exhausta como el que ha trabajado mucho.
Este hombre tiene mucho talento pensaba Rubín, apoyando con movimientos de cabeza la aseveración de aquel sujeto.
No le quitaba los ojos, siguiendo atentamente sus movimientos por ver si se descomponía, y estar preparada a cualquier agresión.

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