Ejemplos con menesterosa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante los cuarenta y siete años siguientes, dedicó su vida y hacienda a la caridad y al cuidado de los pobres, hasta encontrar la muerte en el mismo hospicio que había dirigido, ya fuera como menesterosa residente, como monja de la congregación, o más probablemente como ambas cosas, pues tal era el sentido de su vocación.
Siempre era blanco de mofas de los lugareños por su aspecto desaseado y hostil que imprimía su vestido siempre negro, a pesar de que ella argüía majaderamente que era una princesa que la tragedia de su pueblo había hecho menesterosa.
Hoy está la más desdichada criatura del mundo y la más menesterosa, y mañana tendría dos o tres coronas de reinos que dar a su escudero.
La menesterosa doncella pugnó, con mucha porfía, por besarle las manos, mas don Quijote, que en todo era comedido y cortés caballero, jamás lo consintió, antes, la hizo levantar y la abrazó con mucha cortesía y comedimiento, y mandó a Sancho que requiriese las cinchas a Rocinante y le armase luego al punto.
Mas, apenas hubo salido de la venta, cuando le vino al cura un pensamiento: que hacía mal en haberse puesto de aquella manera, por ser cosa indecente que un sacerdote se pusiese así, aunque le fuese mucho en ello, y, diciéndoselo al barbero, le rogó que trocasen trajes, pues era más justo que él fuese la doncella menesterosa, y que él haría el escudero, y que así se profanaba menos su dignidad, y que si no lo quería hacer, determinaba de no pasar adelante, aunque a don Quijote se le llevase el diablo.
Estas voces, sin duda, son de algún menesteroso o menesterosa, que ha menester mi favor y ayuda.
Y fue que dijo al barbero que lo que había pensado era que él se vestiría en hábito de doncella andante, y que él procurase ponerse lo mejor que pudiese como escudero, y que así irían adonde don Quijote estaba, fingiendo ser ella una doncella afligida y menesterosa, y le pediría un don, el cual él no podría dejársele de otorgar, como valeroso caballero andante.
A lo cual dijo Dorotea que ella haría la doncella menesterosa mejor que el barbero, y más, que tenía allí vestidos con que hacerlo al natural, y que la dejasen el cargo de saber representar todo aquello que fuese menester para llevar adelante su intento, porque ella había leído muchos libros de caballerías y sabía bien el estilo que tenían las doncellas cuitadas cuando pedían sus dones a los andantes caballeros.
El bueno del alcalde, por de pronto, y al saber que la pobre vieja estaba en ayunas, mandó a su hijo y al alguacil a buscar a las casas más próximas lo que con mayor urgencia reclamaba el estado de la infeliz, le reconoció, mientras aquéllos volvían, las heridas de la cabeza, que eran varias aunque no graves, las lavó cuidadosamente y las cubrió de nuevo, único bálsamo de que podía disponer allí donde no había gota de aceite en la alcuza, ni casco que revelara que había contenido jamás un sorbo de vino, y cuando, pasado un rato, estuvo más consolado el estómago de la Rámila con lo que trajeron el alguacil y Nisco, fuéronse los tres, no sin enquiciar antes la puerta, bien seguro Juanguirle de que, tan pronto como relatara aquella gran necesidad en casa de don Pedro Mortera, de nada carecería ya la infeliz menesterosa.
Ingresó en varias asociaciones de este jaez, y, por último, fue miembra de una consagrada exclusivamente a la regeneración social de la doncella menesterosa, cargo en el cual la encontramos nosotros, alcanzando señaladas victorias y dedicándole lo mejor de su tiempo.
-¿Quiere decir -replicó doña Beatriz con amargura- que yo habré de sacrificarme a vuestro orgullo? ¿De ese modo amparáis a una dama afligida y menesterosa? ¿Para eso traéis pendiente del cuello ese símbolo de la caballería española? Pues sabed -añadió con una mirada propia de una reina ofendida- que no es así como se gana mi corazón.
Llegó al cabo de poco al Egipto César, y pagando los demás su merecido, perecieron aquellos malvados malamente, pero habiendo podido Teódoto alcanzar de la fortuna algún tiempo para una vida infame, menesterosa y errante, no pudo entonces ocultarse a Bruto mientras recorría el Asia, sino que, descubierto y recibiendo el condigno castigo, la muerte fue la que le Dionombre, no la vida.
, ¡cómo contrastaban con la realidad, encogida, mezquina, menesterosa del vivir de la rubia! Al contemplarla así, enguantada, calzada de fino, oscilando el plumaje clorón sobre el cuello velado de tul, ¡quién creyera que al volver a casa, depuesto el disfraz, cayese sobre ella todo el peso del menaje, porque no tenía criada, y la madre sufría violentos ataques de un asma que la impedía acercarse al fogón! La rubia hacía de fregona, guisaba.
Me refiero a la clase que constituye el contingente más numeroso y desdichado de la grey española, me refiero a los míseros de levita y chistera, legión incontable que se extiende desde los bajos confines del pueblo hasta los altos linderos de la aristocracia, caterva sin fin, inquieta, menesterosa, que vive del meneo de plumas en oficinas y covachuelas, o de modestas granjerías que apenas dan para un cocido.
El consumo del rico, que refluye dentro del Estado, y anima la industria popular, es una mera traslación de los fondos de mano en mano, y muy conveniente, porque la más opulenta ocupa a la menesterosa, y aplicada.
Pedro era poseedor de toda la creación, según la facundia y generosidad con que todo lo brindaba para goce y dicha de la humanidad menesterosa.
Pizarro entretanto quiso propiciarse amigos aun entre los caballeros de la capa, y envió mensajes a Sotelo, Chaves y otros, ofreciéndoles sacarlos de la menesterosa situación en que vivían.
Tras éste entró una vieja y dijo que ella era ama de un cura medio sordo, muy mal acondicionado, y que ella era balbuciente y su amo reñía muy a menudo, y que por meterse en cólera no podía dar cuenta de sí, y andaba siempre la casa como si fuese de locos, que le suplicaba la hiciese merced de quitarla aquel defecto, pues naturaleza la hizo menesterosa de que hubiese de servir para comer, que la pusiese en estado que sin tanto trabajo lo ganase.
La tradición antigua, que muestra antecedida de largos y prolijos viajes la labor de los primitivos historiadores, como Herodoto, de los legisladores y educadores de pueblos, como Licurgo y Solón, de los filósofos, desde Thales y Pitágoras, no indica sólo un hecho derivado de las condiciones peculiares de una civilización naciente y menesterosa del impulso extraño: encierra un ejemplo más alto y esencial, para la disciplina del espíritu y la sólida confirmación del saber, y la oportunidad de este ejemplo persiste, aun después que los libros impresos traen al acervo común la averiguación de cada uno, y que la noticia de las cosas se trasmite casi instantáneamente a las antípodas de donde se producen o de donde se piensan.
Yo, desvalida y menesterosa, lejos de envidiarte, me regocijo.
Menesterosa de orden, necesitada de consejos, sedienta de justicia, horrorizada por las turbulencias políticas y espantada de su triste estado social, esta pobre tierra apenas si pedía un esfuerzo, un solo esfuerzo impulsor de su renacimiento.
idiosincrasia menesterosa, que tiene dos antenas, como los cangrejos,.
La muchedumbre menesterosa causaría horror a la divina princesa si a ella tuviese el mal gusto de aproximarse.

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