Ejemplos con matándole

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entonces elige un día para aguardar el oso, matándole cuando llega para alimentarse.
Pero el guerrero lo siguió hasta allí, matándole con su espada y mutilando el cuerpo antes de que pudiese llegar ayuda alguna.
Hécuba se vengó sacándole los ojos y matándole junto a dos de sus hijos.
De acuerdo con poetas posteriores, extrajo los ojos del cadáver de Pentesilea, la reina de las Amazonas, a quien había matado Aquiles, y también se burló de la pena que éste sentía por ella, por lo que Aquiles terminó matándole.
Casim acude a ella para llevarse algo del tesoro, pero en su avaricia y nerviosismo ante las riquezas olvida las palabras mágicas para salir de la cueva y los ladrones le encuentran en ella, matándole.
Luego de varios meses de sitio y negociaciones, en el que pueblo ateniense se sublevó contra Cleofón matándole, la ciudad se rindió.
Alonso Martín, matándole a dos hombres y haciendo prisioneros al resto.
Más tarde, Meleagro mató a sus dos tíos maternos en una disputa y Altea colocó la marca sobre el fuego, matándole.
Habiendo descubierto así la verdadera identidad del Oráculo, Kain se enfrenta a Moebius, matándole tras una difícil batalla.
camión de los Black and Tans donde explota y solo hay un superviviente que sale y desenfunda su pistola aunque la mujer le dispara matándole.
Esta distracción le da a Dean bastante tiempo para recuperar la Colt y de dispararle a Azazel en el corazón, finalmente matándole.
El Dodo que capturan le muerde pasándole un parásito primitivo que le vuelve agresivo y descontrolado y acaba matándole.
Justo después de que Kuramoto se diera cuenta de que Yoshimi le ama, éste le dice que él también está enamorado de ella, en la novela Mitsuko Souma le clava en la parte posterior de la cabeza su hoz, matándole.
Y a pesar de ello, supe arrollar al entonces coronel don Juan Zabala, matándole mucha gente, y al maldito Zurbano le tuve cogido.
Ello ha sido en Hortaleza, donde buscó más bien descanso que escondite el animoso general vencido: averiguado su paradero por las turbas rencorosas, le acosaron hasta dar con él, matándole villanamente.
Llegose al Ebro, eligiendo el vado de Rincón de Soto como el único que en aquella estación cruda era practicable, pero le salió mal la cuenta, porque fue sorprendido por la columna de Iribarren, que le deshizo, matándole muchos hombres y dispersándole los que quedaron con vida.
Lo que hizo fue dar un palizón tremendo a la partida de un guerrillero que llaman Lucus, matándole seis hombres y cogiéndole no sé cuántos prisioneros.
Las galanterías de Bou con Isidora semejaban a las del oso que quiso mostrar el cariño a su amo matándole una mosca sobre la frente.
El mismo torito alcanzó a un caballero en plaza cuando iba a clavar su rejoncillo, le volteó, matándole la cabalgadura, y el airoso campeón, vestido a la chamberga, hubo de ser retirado a la enfermería.
¡Y vosotros, ciegos, le arrastrasteis al Pretorio y al Calvario, vosotros coronasteis de espinas su divina frente, vosotros le azotasteis, vosotros le escupisteis, vosotros le clavasteis en el madero afrentoso! Pues ahora, si no reconocéis que le matasteis y que continuamente matándole estáis, y azotándole y escupiéndole, si no os declaráis culpables, y lloráis amargamente vuestras inmensas culpas, si no os acogéis pronto, pronto, a la misericordia infinita, sabed que no hay remisión para vosotros, sabed, malditos, que os aguardan por toda una eternidad las llamas del Infierno».
Después que los hubo hecho tan dóciles, los tenía dispuestos para todo, estando persuadidos de que no eran mandados por el designio de un hombre extranjero, sino por un dios, dando además los hechos mismos testimonio de que su poder se había aumentado fuera de lo que podía pensarse, porque con sólo haber reunido cuatro mil broqueleros y setecientos caballos de los Lusitanos, con dos mil y seiscientos a quienes llamaban Romanos, y con unos setecientos Africanos que se le habían agregado, siguiéndole desde aquella región, hacía la guerra a cuatro generales romanos, que tenían a sus órdenes ciento veinte mil infantes, seis mil hombres de caballería, dos mil entre arqueros y honderos y un grandísimo número de ciudades: cuando él, al principio, no tuvo entre todas más de veinte, y sin embargo de haber empezado con tan escasas y apocadas fuerzas, no sólo sujetó a numerosos pueblos y tomó muchas ciudades, sino que, de los generales contrarios, a Cota lo venció en combate naval cerca del puerto de Melaria, y a Aufidio, prefecto de la Bética, lo derrotó a las orillas del Betis, matándole doscientos Romanos.
¡Matándole, sí, señor, y no rebajo un lápice! Porque entrar yo con ese caballero en las explicaciones a que se me obliga, y caerme redondo, será una misma cosa.
Pues vean ustedes lo que son debilidades humanas: a los pocos días de esta exclamación, tiene Adonis, para su descanso, un colchoncito muy mullido en el mismo gabinete de su amo, y éste se pasa las horas muertas atusándole las greñas y hasta matándole las pulgas, no almuerza ni come sin tener a su lado el ratonero, ni de casa sale, ni a ella vuelve, sin hacerle una caricia.

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