Ejemplos con marimorena

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Había sido Ruiz de Arana testigo y actor muy principal en la marimorena, por parte del Gobierno.
-exclamó la de Carrasco, que se aliviaba de su ansiedad viendo tan lejos la marimorena-.
A poco de jurar su cargo, se ha lanzado a la oratoria, haciendo su estreno en la marimorena de los diezmos con un discursito pálido, aprendido de memoria, que ha pasado como un rumor, sin dejar eco más que en el.
-¿Se ha acabado la jerga? Qué lástima que no viniera por aquí el padre Salmón, para que le contestase, y entre los dos se armara una marimorena de y otras palabrillas que se usan en las disputas de los.
Las Juntas y toda esa marimorena les importa tanto a esos ángeles de Dios como las coplas de Calaínos.
Es lo mejorpensaba, una marimorena espantosa, y se acabó.
Con tal palabra Izquierdo expresaba una colisión sangrienta, una marimorena o cosa así.
Vas allí, armas una marimorena horrorosa, y nos echamos encima otra complicación.
¡No lo tires, que después lo pide Pepe y arma una marimorena!.
Doña Lupe y el mayor de los Rubines no se hablaban después de la marimorena que tuvieron al repartir la herencia.
El abrigo que yo llevaba mi gabán de pieles quiero decir, que en aquella marimorena me arrancaron una solapa la piel de una solapa quiero decir.
De fijo que hubo aquí alguna marimorena.
Muerto el Rey, adiós Reina y Roque, se armará aquí una marimorena de todos los demonios, y el bando apostólico será dueño del reino y nos hará gustar las delicias del gobierno de Cafrería.
¡Quieren congraciarse con los rebeldes por si llega la marimorena de los destinos.
Si saldremos al fin con que triunfa la marimorena y arde toda España.
-¡Jesús, María y José! ¡Pues allá por la Catedral debe de haber armada una marimorena!.
Y aprovechando ésta la entrada que el tocaor le ofrecía, adelantó un tanto el arrogante busto, echó graciosa y afectadamente hacia atrás la gentil cabeza, y un a modo de prolongado gemido que pareció modelado por una laringe de cristal, probó al Cascabeles que en nada había perjudicado a la cantadora la pícara marimorena.
Todavía duraba la marimorena que yo armé cuando subía usted por la escalera.
A poco de jurar su cargo, se ha lanzado a la oratoria, haciendo su estreno en la marimorena de los diezmos con un discursito pálido, aprendido de memoria, que ha pasado como un rumor, sin dejar eco más que en el Diario de las Sesiones.
Armose la marimorena: chillaron las mujeres y arremolináronse los hombres.

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