Ejemplos con levante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la primer estrofa Svipdag habla e intenta que su madre se levante de su tumba, en su montículo funerario de la forma que ella le enseñó cuando estaba viva.
Pues no puedo leerlo sin que se me levante dolor de ojos y de cabeza.
¡Los consejos de Aparisi! Sí, y al marqués lo que le tiene con el alma en un hilo es que se levante.
Dirás tú ahora, hijo, si es que acaso me entiendes, que ¿quién me hizo a mi teóloga? y aun quizá entre tí: ¡cuerpo de tal con la puta vieja! ¿por qué no deja de ser bruja, pues sabe tanto, y se vuelve a Dios, pues sabe que está mas pronto a perdonar pecados, que a permitirlos? Á esto te respondo como si me lo preguntaras, que la costumbre del vicio se vuelve en naturaleza, y este de ser brujas se convierte en sangre y carne, y en medio de su ardor, que es mucho, trae un frio que pone el alma tal, que la resfría y entorpece aun en la fe, de donde nace un olvido de sí misma, y ni se acuerda de los temores con que Dios la amenaza, ni de la gloria con que la convida, y en efeto, como es pecado de carne y de deleites, es fuerza que amortigüe todos los sentidos, y los embelese y absorte, sin dejarlos usar sus oficios como deben, y así quedando el alma inútil, floja y desmazalada, no puede levantar la consideracion siquiera a tener algun buen pensamiento, y así dejándose estar sumida en la profunda sima de su miseria, no quiere alzar la mano a la de Dios, que se la está dando por sola su misericordia, para que se levante: yo tengo una destas almas que te he pintado, todo lo veo y todo lo entiendo, y como el deleite me tiene echados grillos a la voluntad, siempre he sido y seré mala.
Hecho esto, y habiendo dado un barreno al bajel de Hazan, favoreciéndoles un levante fresco que parecia que llamaba las velas para entregarse en ellas, se las dieron, y en breves horas perdieron de vista al bajel del cadí, el cual con lágrimas en los ojos estaba mirando cómo se llevaban los vientos su hacienda, su gusto, su mujer y su alma.
—Ricaredo, estáme atento a lo que decirte quiero: la reina mi señora te mandó fueses a servirla, y a hacer hazañas que te hiciesen merecedor de la sin par Isabela: tú fuiste, y volviste cargadas las naves de oro, con el cual piensas haber comprado y merecido a Isabela, y aunque la reina mi señora te la ha prometido, ha sido creyendo que no hay ninguno en su corte que mejor que tú la sirva, ni quien con mejor título merezca a Isabela, y en esto bien podrá ser se haya engañado: y así llegándome a esta opinion que yo tengo por verdad averiguada, digo que ni tú has hecho cosas tales que te hagan merecer a Isabela, ni ninguna podrás hacer que a tanto bien te levante, y en razon de que no la mereces, si quisieres contradecirme, te desafío a todo trance de muerte.
Señor respondió Sancho, no soy yo religioso para que desde la mitad de mi sueño me levante y me dicipline, ni menos me parece que del estremo del dolor de los azotes se pueda pasar al de la música.
La vuestra gran fermosura se levante, que yo le otorgo el don que pedirme quisiere.
No se levante nadie, y estadme, hijos, todos atentos.

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