Ejemplos con lánguida

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El andante se inicia con una figuración de terceto en el bajo soportando una melodía lánguida.
La línea cantabile está adornada en una escritura a veces lánguida y otras de indudable contemplación erótica.
Del hebreo, leah, que significa cansada o lánguida.
Por otra parte también es opinión de algunos estudiosos de la literatura greco-romana que no hay caracteres bien delineados en esa obra y comparada con La Iliada es lánguida ya que los troyanos Acates, Gías, Cloautes y otros varios que fueron con Eneas al Lacio son personajes insignificantes, porque no brillan ni por sus pasiones ni por sus hechos e incluso el mismo Eneas carece de verdaderas condiciones para excitar la admiración o el interés, exceptuando la piedad y el valor, aunque no tiene ningún de esos rasgos característicos que por su grandeza y elevación conmueven y llegan al alma.
Una lánguida partidaria de este tipo de eventos explicó: Nunca haremos nada importante.
Otros personajes son Metomentodo Quesoso, un amigo de Geronimo Stilton desde la guardería hasta la actualidad que trabaja como detective e investigador privado y Lánguida.
Realizaba con la misma soltura la lánguida heroína decadente y la mujer común más de pueblo.
Tras un renacimiento bajo la guía de Eliseo, se produce su declive, llevados por una vida lánguida.
Aquellos payeses vestidos de pana azul, con sus fajas y corbatas de color y sus flores detrás de las orejas, le habían parecido en los primeros momentos figulinas originales creadas únicamente para servir de adorno a los campos, coristas de una opereta pastoril lánguida y dulzona, pero ahora los conocía mejor, eran hombres como los demás, y hombres bárbaros, en los que el roce de la civilización apenas había logrado un leve pulimento, conservando todas las angulosidades cortantes de su rudeza ancestral.
La luz, que tamizaban esmaltadas vidrieras, llegaba lánguida, medido el paso por una inalterable igualdad, y se diluía, como copo de nieve que invade un nido tibio, en la calma de un ambiente celeste.
Al levantar los ojos, Nébel había visto la mirada de ella, en lánguida imprecisión de mareo, posarse pesadamente sobre la suya.
Los adoradores de Terpsícore, mientras bailaban la habanera lánguida, podían distraerse leyendo en ellos una porción de inestimables consejos encaminados a demostrar que la virtud y el trabajo son los verdaderos tesoros del niño: Y allá en el fondo, sobre la mesa del maestro, la imagen de Cristo crucificado, ¡oh vilipendio! tapada con una cortina de seda, presidía aquellas habaneras voluptuosas y furibundas polkas.
Venturita era, por su belleza singular, por la expresión lánguida y voluptuosa de sus ojos, por la tendencia invencible al descanso, una verdadera odalisca.
¿Consistía su mayor seducción acaso en la gracia lánguida y casi vacilante de su cuerpo alto y delgado, o en la pureza de las líneas del gracioso rostro, de la frente tersa como si fuera obra de un escultor, coronada por copiosos cabellos negros que le descendían en dos bandas por las sienes y la daban un parecido con la Virgen, o en la dolorosa dulzura de la mirada, en la expresión profunda de una alma ansiosa?.
Gracia era más bonita, temple delicado, de esos que son infantiles aun después de pasada la tierna edad, quejumbrosa, paliducha, un poco lánguida, las manos no pequeñas, el cuerpo escueto, el cabello del propio color castaño, mas no tan fuerte como el de su hermana, blanca la dentadura, pero de un conjunto menos simétrico, la mirada dulce, amorosa, pasiva.
Manos habilísimas tocaban en él una redoma muy aplaudida, La caída de las hojas , música soñadora y lánguida que delataba un ejecutante melancólico.
Silenciosa y lánguida, se me antojó rendida de cansancio.
Quiso erguirse altanero y tremendo, pero vencido de la emoción, sintió que flaqueaba todo el edificio de su cuerpo, y lanzando a su cruel señora una mirada lánguida de bestia moribunda, entre súplica y reproche, dejose caer, abatido y lacio, en aquel mismo sillón donde antes los dos solían sentarse para que él la estrechase entre los avarientos brazos, mientras ella, vestida de gran señora y copa en mano, entonaba un vals callejero convertido en brindis orgiástico El recuerdo de aquellos momentos fue como visión rapidísima que le llenó de amargura el alma.
¡Qué modo de echarle al cuello los brazos! ¡Pues y aquella lánguida monería con que se le ceñía al cuerpo, posando la gentil cabeza sobre su hombro! Sin saber cómo, se le caían las horquillas, y el pelo suelto, rizoso y perfumado le rozaba la frente.
¿Enriqueta? Lánguida, esbelta, pálida y ojerosa, parecía sentimental y romántica, pero al comer devoraba, bebía como un tudesco y amaba con estremecimientos de epilepsia: pecar con ella no era rendir grato tributo a la Naturaleza, sino hacer un favor.
Tiene razónexclamó el hidalgo de Limioso, enderezando la cabeza y dilatando las ventanillas de la nariz con altanera expresión, muy desusada en su lánguida y triste faz.
El rostro de la acrecia el profundo interes y la ardiente curiosidad que ya despertaba en el ánimo el aspecto general de su lánguida y voluptuosa contextura.
Agitada por la danza, chasqueando los dedos para imitar el ruido de las castañuelas, su vocecita sonora y dulce decía con lánguida y soñolienta música:.
Ella es la que produce esa armonía sentida, dulce, lánguida, esa armonía que gime, esa exhalación, de un alma que sufre y llora como sólo puede sufrir y llorar Amparo, de una manera dulce, resignada, poética: esa es su alma trasmitida por sus dedos a las cuerdas de un instrumento.
Sola, contestó ella con lánguida expresión.
Hasta la suave palidez de su rostro, la expresión lánguida de sus claros ojos y finos labios, contribuía a hacer atractiva a una joven que, por otra parte, no tenía nada de hermosa.
Una mirada lánguida y dolorosa no solo de una persona humana, sino tambien de un animal, excita instantáneamente en nuestro pecho el sentimiento de la compasion, pero la mirada no causa este efecto sino en cuanto nos expresa el sufrimiento de aquel viviente.
lánguida, lectora de Heine y la otra morena y ardiente,.
lánguida criatura, cuando después de salir el otro, nos.

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