Ejemplos con lágrimas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡A mí me la va a dar ese babayo!rugió Xuantipa con voz ronca y ojos áridos y contraídos, que se esforzaban inútilmente en exprimir algunas lágrimas.
Tanta, que ni siquiera reparó en la niña, que, por haberse limpiado las lágrimas con las manos después de oprimirse con ellas la cabeza, tenía la cara manchada de sangre.
Digo que esta casa es el paño de lágrimas de toda esa.
Los que han llegado a saborear otros rasgos de Pereda, todavía de más singular y exquisita literatura, de emoción trágica e intensa, de cruda expresión y ardiente colorido, los que recuerdan, quizá con lágrimas, y las mejores escenas de , aquí hallarán la misma grandeza y el mismo brío, la misma arrogancia, casi épica, con que el autor realza y ennoblece las catástrofes vulgares y los más desdeñados esfuerzos del trabajo humano, dando nobilísimos ejemplos de una poesía verdaderamente cristiana y verdaderamente moderna.
Y eso que el artista no adulaba en modo alguno al personaje retratado, ni pretendía haber descubierto ninguna Arcadia ignota, antes consistía gran parte de su fuerza en sacar oro de la escoria y lágrimas del fango, haciendo que por la miseria atravesase un rayo de luz, que descubría en ella joyas ignoradas.
Se abrazaba con ellos, escorzando, el cuello dúctil y albo, se los regaba de lágrimas, se los enjutaba con la cabellera copiosa y cobriza.
Todo es paz y todo es contento en el valle de lágrimas.
canta el laude pascual, no más duelo, no más lágrimas, no más pesados dolores.
con nardo machacado María unge los santos pies del Señor, regándolos de lágrimas y enjugándolos con los cabellos.
No digas eso , suspiró Angustias, con lágrimas nacientes, que yo acudí a evitar con mis labios.
Y llovía sin cesar en la vieja ciudad de granito, y había pesadumbre, lágrimas y duelo hasta en las almas empedernidas.
Abrazaba una y otra vez a Belarmino, diciéndole, en los ojos lágrimas provocadas por la risa:
Luego se le aflojaron las cejas, le comenzó a temblar una mejilla, le asomaron lágrimas a los ojos, dejó caer la carta, sin acabar de leerla, se cruzó de brazos, estuvo silencioso largo rato, mirando al muerto, sollozó:.
Se enternecía por fútiles motivos hasta las lágrimas.
No se conformaban, claro está, con que todos, el prójimo y ellos, salvasen el alma de la misma suerte, pues también en el cielo, como en este valle de lágrimas, hay capas sociales, hay coros, dominaciones, tronos, etc.
¡Ay mi amada! ¡Oh dolor! Lágrimas mías: ¿por dónde estáis que no corréis a mares?,.
En efecto, es usted un gran artistamurmuró Novillo, enjugándose unas lágrimas, era sobremanera sentimental.
Señora duquesasuplicó el prelado, casi con lágrimas en los ojos.
Brillaban sus ojos con lágrimas, se empañaban los míos.
Los perros ladraban al verle de lejos, como si se aproximase la muerte, los niños le miraban enfurruñados, los hombres se escondían para evitar penosas excusas y las mujeres salían a la puerta de la barraca con la vista en el suelo y la mentira a punto para rogar a don Salvador que tuviese paciencia, contestando con lágrimas a sus bufidos y amenazas.
Quedó inmóvil, con la cabeza baja y los ojos empañados por lágrimas de cólera mientras su brutal enemigo acababa de formular la denuncia.
Y dejando caer su cuchara en la sartén de arroz, lloriqueó largamente, bebiéndose las lágrimas.
Batiste se enfadó al saber que dejaba abandonado el caballo en medio del campo, y el muchacho, enjugándose las lágrimas, salió corriendo para traer la bestia al establo.
El melancólico campanilleo sonaba ahora junto a él, y empezaron a pasar por el camino bultos informes que su vista turbia por las lágrimas no acertaba a definir.
Éstas, rendidas por el insomnio y el llanto, parecían idiotas, descansando sobre el pecho la cara enrojecida y escaldada por las lágrimas.
Batiste hasta se estremeció viendo cómo la pobre Pepeta abrazaba a Teresa y su hija, confundiendo sus lágrimas con las de éstas.
La mujercita se enjugó las lágrimas.
gritaban los pequeños sorbiéndose las lágrimas.
Únicamente la madre delataba con repentinas lágrimas y algún profundo suspiro el fugaz recuerdo del pequeño.
La barraca y la fortuna del odiado intruso alumbrarán tu cadáver mejor que los cirios comprados por la desolada Pepeta, amarillentas lágrimas de luz.

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