Ejemplos con intrépidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su reparto fue encargado a los más intrépidos.
En su afán por mantener las tradiciones iranias que establecían cierta providencia divina a los reyes, junto con la costumbre griega de rendir culto a los héroes, creo una imagen de su familia afirmando que les apoyaba la misma Diosa Suprema, que junto a su esposo divino protegía todo el Universo y consecutivamente a sus súbditos más fieles, abnegados e intrépidos.
Según se desarrollaron las técnicas fotográficas, algunos intrépidos llevaron su talento fuera de los estudios: en los campos de batalla, en la espesura de los bosques o en los océanos.
Pronto, dijo Sumner, una pragmática raza de intrépidos navegantes tomaran la costa dispuestos a cualquier empresa de negocios o patriotismo.
Solamente con cierta experimentación e investigación fue descubierta esta característica por los intrépidos usuarios del CoCo.
Sus ventajas naturales motivaron la construcción de un refugio de piedra para los intrépidos viajeros del siglo XIX, siendo éste utilizado con mucha frecuencia por el Cura Brochero.
Liberados de sus anteriores lealtades o ideologías, estos intrépidos soldados estaban dispuestos a defender los intereses de la Confederación con sus vidas.
La madre casualidad los llevaba por sus ignorados derroteros, el Destino, en su misterioso molde, vaciaba esta humanidad y sacaba intrépidos mareantes o feroces negreros, exploradores audaces o vendedores de chinos.
Los intrépidos jinetes que volaron en auxilio de los primeros que habían caído en la celada, infundieron a estos los alientos necesarios para que, reunidos todos, se desliaran del inmenso remolino de bárbaros que les envolvió por todas partes.
Pero si Fortuny, Rico, Zamacois y otros pintores, han encontrado en el extranjero un Goupil para sus cuadros, aún no han florecido para los escritores de España los Levy, Dentu y demás inteligentes libreros de vecinas y de luengas tierras, a pesar de ser el habla de Cervantes la más extendida por ambos hemisferios, gracias al esfuerzo de nuestros valerosos é intrépidos progenitores.
¡Parece imposible que la edad nos haya reducido a tal grado de miseria! ¿Somos nosotros aquellos héroes, que hace algunos años, recorrían en mulo o a pie las montañas más altas de Europa, expuestos a perecer entre la nieve, sólo por ver un ventisquero, una cascada o el sitio en que los aludes aplastaron a tal o cual impertérrito naturalista? ¿Somos nosotros los mismos que pasaron noches de purgatorio en ventas dignas de la pluma de Cervantes, por conocer las ruinas de un castillejo moruno, los que hicieron largas jornadas en carro de violín, por contemplar un retablo gótico, los que sufrieron a caballo todos los ardores del estío andaluz, buscando el sitio en que pudo existir tal o cual colonia fenicia o campamento romano? ¿Somos nosotros los atrevidos exploradores de la Alpujarra, los temerarios visitantes de Soria, los que llegaron por tierra a la misteriosa Almería, y, sobre todo, los intrépidos descubridores de Cuenca.
Los intrépidos jinetes que volaron en auxilio de los primeros que habían caído en la celada, infundieron a estos los alientos necesarios para que, reunidos todos, se desliaran del inmenso remolino de bárbaros que les envolvió por todas partes.
El comandante y los oficiales abrazaron con efusión a sus intrépidos amigos, sin exceptuar al digno Joe, que estaba muy contento y satisfecho.
Diez minutos después, sin haber hablado una palabra, los intrépidos viajeros descendían poco a poco al tiempo que se acercaban a la otra orilla.
Y he aquí el resultado: cuando los hombres cumplen el tiempo que Zeus les dio, son puros y buenos, cuando llegan a los años pedidos al caballo, son intrépidos y orgullosos, cuando están en los del buey, se dedican a mandar, y cuando llegan a usar el tiempo del perro, al final de su existencia, vuélvense irascibles y malhumorados.
¡Cuántas veces un trecho de pocas varas ha sido causa de que jefes muy intrépidos se viesen burlados por el enemigo, en esas Pampas sin fin!.
Arremetimos intrépidos, dimos con él en tierra, acudieron gentes en su ayuda, trabose bélica porfía, y fluctuamos en incierto Marte, hasta que el cielo declaró por nosotros el honor triunfal, io triumphe, quedando en el campo casi difunto el jefe, y los más de sus atrevidos secuaces o contusionados o vulnerados o mútilos.
¡Oh compañeros! He navegado toda mi vida por el mar de las ruidosas batallas, en que chocan las oleadas de espadas y lanzas, he combatido con muchos héroes, pero no había encontrado hombres tan intrépidos, guerreros tan valerosos ni héroes tan esforzados como estos adversarios.
Entonces los ángeles buenos se pusieron del lado de los creyentes, y los ángeles malos abrazaron la causa de los descreídos, y se vió dónde estaban los cobardes y dónde estaban los intrépidos.
El resplandor de los preciosos metales que adornaban los palacios del Inca y de sus grandes, llegaba hasta las playas del mar de las Antillas, y conturbaba con sus vislumbres la fantasía anhelante de aquellos intrépidos avaros que las pisaban por la primera vez.
Poseía sin embargo, una fisonomía bellísima, una nariz regular, dos labios pequeños y rojos como el coral, una frente amplia cruzada por una sola ligera arruga, que daba a aquel rostro un toque de melancolía, sus ojos eran negros como carbunclos, con un carte perfecto, pestañas largas, vívidos y animados de un resplandor tal, que en ciertos momentos intimidaba incluso a los más intrépidos filibusteros de todo el golfo.
Empuñemos la Espada de la Voluntad para romper todas las cadenas del mundo y nos lanzamos intrépidos a una batalla terrible por la liberación, porque sabemos que la salvación está dentro del hombre.
De Francisco de Chaves, Martín de Bilbao, Diego de Hoces, Gómez Pérez y Martín Carrillo, sólo nos dicen los cronistas que fueron intrépidos soldados y muy queridos de los suyos.
Mancilla los llama intrépidos en un discurso en que asegura que el automovilismo significa la exploración del país, de sus riquezas y encantos naturales.
Innumerables hombres, que eran sin duda los más intrépidos orates de la Nación, perecieron allí.
Así lo propuso el padre a la hija, y ambos se lanzaron intrépidos y gozosos a la pendiente por ásperos caminos bordeados de piteras, chumbos y otros ejemplares lozanos de la flora meridional.
El Señor nos ha deparado una epidemia, en cuyo seno pestífero hemos de zambullirnos, como nadadores intrépidos que se lanzan a las olas para salvar a infelices náufragos.
Joven y robusto, teníanle por uno de los más animosos e intrépidos de su tierra, cualidades que había mostrado de una manera heroica, en las guerras contra los vecinos caribes, perpetuos enemigos de Borinquen, y es fama que al esfuerzo de su brazo, se debió más de una vez la paz o la alianza demandadas por aquellos, como una merced, en vista de la fortaleza de tal caudillo.
Veíanse, pues, los talleres llenos de cálices y copas rotas, de corazones dorados y de escudos y frenos plateados, así como los estadios de potros que se estaban domando y de jóvenes que se adiestraban en las armas, y en las manos de las mujeres yelmos y penachos dados de colores, mantillas de caballos y sobrerropas bellamente guarnecidas: espectáculo que acrecentaba el valor e inspirando nuevo aliento los hacía intrépidos y osados para arrojarse a los peligros.
metafísicas, y a Séneca con sus profundidades! Achaque también de poetillas intrépidos,.

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