Ejemplos con instrumento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El instrumento de la evasión se aparejaba con no menos de veinte sábanas, que algunos de los seminaristas, procedentes de pueblos costeños, unían por medio de nudos de marinero.
A mí no me la pegó con su serenidad porque cuando me dijo: Sardiola, me acompañarás esta noche a velarla , me acordé, ¡mire usted, señorita, qué tontería! pues me acordé de un corneta de nuestras filas, que tocaba unas dianas famosas con su instrumento, que era tan claro y tan lleno y tan hermoso y un día tocó mal, y como nos burlásemos de él, cogió la corneta, y sopló y nos dijo: Chicos, ha tenido una pena y se ha reventado la pobrecilla mía Pues mire usted, la misma diferencia de son que noté en la corneta de aquel majadero de Triguillos, noté en la voz del señorito usted ya sabe que la tiene muy sonora, que daría gozo oírle mandar la maniobra y aquel día estaba reventada la voz, vamos.
El arpa era el instrumento del templo hasta que apareció el órgano en el siglo x, un instrumento tosco y bárbaro que había que tocar a puñetazos, y al que le daban aire con odres hinchados.
Unos, creo que los benedictinos, anotaban libros viejos, otros fabricaban licores para las damas, los de más allá tenían unas manos de oro para jaulas de pájaros, y los Jerónimos estudiaban siete años de música, dedicándose cada uno al instrumento de su preferencia.
En mitad de una peroración entusiasta callaba, inclinándose ante el armónium, y las melodías del instrumento llenaban el cuarto, descendiendo por la escalera hasta llegar a los paseantes del claustro como un eco lejano.
La hija mayor levantó la tapa del instrumento, quedando al descubierto el blanco teclado, semejante a la dentadura de un monstruo.
A lo que replicó la santa que no debían ocuparse de lo que pasase fuera, pero observando al punto que el profano instrumento molestaba mucho y estorbaba la edificación del vecindario, por el apetito que algunos sentían de ponerse a bailar, bajó al portal y habló con el de Orden Público que allí estaba.
¡Pues no ha de tener que ver!dijo Moreno Rubio poniéndose serio y guardando su instrumento.
Claro que no importa, pero ¿por qué no hemos de tener limpieza y decoro delante del Señor, siquiera por estimación de nosotros mismos? Se limpia la casa cuando vienen el teniente alcalde y el médico del Ayuntamiento con sus bastones de borlas, y se ha de dejar sucia cuando viene el Pero cállese usted hombre, por amor de Diosesto se lo decía al ciego de la guitarra, que habiéndose enterado de la presencia de la señora, quiso que esta conociera la suya, y se acercaba tanto, que al fin parecía querer meterle por los ojos el mango del instrumento.
Puso la nueva hucha en el sitio de costumbre, que era el cajón alto de la cómoda, abrió la puerta, quitando el pañuelo que tapaba el agujero de la llave, y después de llevar a la cocina el instrumento alevoso, volvió a su cuarto con idea de contar el dinero Pero si era suyo, ¿a qué tanto miedo y zozobra? Él no había robado nada a nadie, y sin embargo, estaba como los ladrones.
A ver, dame acáindicó Barbarita contentísima, ansiosa de tañer el pueril instrumento.
Mucho molestó en los primeros tiempos a algunas monjas el tal tamboril, no sólo por la pesadez de su toque, sino por la idea de lo mucho que se peca al son de aquel mundano instrumento.
Nadie podía imaginar quién era la persona que tan bien cantaba, y era una voz sola, sin que la acompañase instrumento alguno.
Y, prosupuesto que ninguna cosa de cuantas me dijeres en contra de mi deseo ha de ser de algún provecho para dejar de ponerle por la obra, quiero, ¡oh amigo Lotario!, que te dispongas a ser el instrumento que labre aquesta obra de mi gusto, que yo te daré lugar para que lo hagas, sin faltarte todo aquello que yo viere ser necesario para solicitar a una mujer honesta, honrada, recogida y desinteresada.
Porque si yo he de procurar quitarte la honra, claro está que te quito la vida, pues el hombre sin honra peor es que un muerto, y, siendo yo el instrumento, como tú quieres que lo sea, de tanto mal tuyo, ¿no vengo a quedar deshonrado, y, por el mesmo consiguiente, sin vida? Escucha, amigo Anselmo, y ten paciencia de no responderme hasta que acabe de decirte lo que se me ofreciere acerca de lo que te ha pedido tu deseo, que tiempo quedará para que tú me repliques y yo te escuche.
Con esto quedó Anselmo el hombre más sabrosamente engañado que pudo haber en el mundo: él mismo llevó por la mano a su casa, creyendo que llevaba el instrumento de su gloria, toda la perdición de su fama.
Viendo, pues, mi padre que, según él decía, no podía irse a la mano contra su condición, quiso privarse del instrumento y causa que le hacía gastador y dadivoso, que fue privarse de la hacienda, sin la cual el mismo Alejandro pareciera estrecho.

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