Ejemplos con indignado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este burgués indignado era un alemán: uno de los que ayudaban a la doctora.
Dudaba de su influencia ante el gesto indignado de la suave doña Cristina.
¿No los expulsaría, indignado? Pues esto deseaba él para los enemigos de la vida, para los que maldecían como pecados las más gratas dulzuras de la existencia, para los que adoraban la castidad antipática de la virgen sobre la soberana fecundidad de la madre, y ensalzaban la pereza contemplativa, considerando el trabajo como un castigo, y hacían la apología de la vagancia y la miseria convirtiéndolas en el estado perfecto, y tenían el hambre como signo de santidad y apartaban a las gentes de las felicidades positivas de la tierra, haciéndolas dirigir las miradas a un cielo mentido, y anatematizaban el amor carnal como obra del demonio.
El arzobispo Montano, que vive con su mujer, indignado por la murmuración, pone carbones encendidos entre sus vestiduras sagradas mientras dice la misa y no se quema, demostrando con este milagro la pureza de su vida.
Tal vez los de abajo se quejaban, tal vez , advertido como atandador , rondaba por las inmediaciones, indignado por el insolente ataque a la ley.
¡Sí, señor! ¡Un camelo!añadió Gorito muy indignado.
Ame usted, pase las noches de claro en claro, estrujando la inspiración para fabricar sonetos amorosos, expóngase usted a los arrebatos de un papá indignado que quiere que la familia se retire pronto ¿y todo para qué? para que ahora, despedido y olvidado sin justificación alguna, , la mujer de los ensueños e inspiraciones, la décima musa, le mirase con cara de pocos amigos, diciéndole con sus ojos desdeñosos: ¡Largo de aquí, trasto! ¡No me importunes más!.
Aquí fué el gritar del pueblo: aquí el amohinarse el tio alcalde: aquí el desmayarse Preciosa, y el turbarse Andres de verla desmayada: aquí el acudir todos a las armas, y dar tras el homicida, creció la confusion, creció la grita, y por acudir Andres al desmayo de Preciosa, dejó de acudir a su defensa, y quiso la suerte que Clemente no se hallase al desastrado suceso, que con los bagajes habia ya salido del pueblo: finalmente, tantos cargaron sobre Andres, que le prendieron y le aherrojaron con dos muy gruesas cadenas: bien quisiera el alcalde ahorcarle luego, si estuviera en su mano, pero hubo de remitirle a Murcia, por ser de su jurisdicion: no le llevaron hasta otro dia, y en el que allí estuvo pasó Andres muchos martirios y vituperios, que el indignado alcalde y sus ministros, y todos los del lugar le hicieron.
Aquí cesó la referida exclamación del autor, y pasó adelante, anudando el hilo de la historia, diciendo que, visto el leonero ya puesto en postura a don Quijote, y que no podía dejar de soltar al león macho, so pena de caer en la desgracia del indignado y atrevido caballero, abrió de par en par la primera jaula, donde estaba, como se ha dicho, el león, el cual pareció de grandeza extraordinaria y de espantable y fea catadura.

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