Ejemplos con indecibles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Eso de que el aire fuese en ellos encallejonado , le inspiraba una aversión y un desprecio indecibles.
Almorcé sin apetito, y por la tarde no vi mejor manera de pasar el rato que lanzarme por calles y plazuelas, metiéndome más y más en la esfera de la incongruencia que era en verdad un mundo delicioso, poblado de indecibles encantos.
Agregados a ellos estaba el capitán de Infantería de Marina, Borrero, que días antes logró escapar del Castillo de Santa Catalina, donde hubo de arrostrar indecibles sufrimientos y martirios hasta su evasión, que realizó jugándose la vida y casi seguro de perderla.
Repuestos de su hambre en Campanal, fueron a pasar la divisoria por Somport, y al fin, con indecibles trabajos y fatigas, pusieron el pie en Francia.
Sí señorreplicó la voz con miedo y turbación indecibles.
Yo le instaba a reflexionar sobre la unidad real entre el ser y el conocer, asegurándole que cuando se acostumbrase a los ejercicios de la reflexión, hallaría en ellos indecibles deleites, pero ni por esas.
¡Quién sabe cuántos infortunios indecibles no han anticipado su vejez!.
Lamento mucho tener que decir que al Arcángel Sakaki y a su alta comitiva de Individuos Sagrados, que en los tiempos arcaicos le dieron el Abominable Órgano Kundartiguador a la humanidad, les aguardan en el futuro Gran Día Cósmico indecibles amarguras, Karma horrísono, pues no hay duda que debido a su error esta humanidad perdió su felicidad y se tornó monstruosa.
A esta consideración, Manuela sentía circular en su cuerpo un calosfrío de muerte, y se apoderaba de ella un fuerte deseo de escaparse, de volar, al que sucedían luego un desmayo y un desaliento indecibles.
Esos pobres parientes de la señorita Havisham sufren indecibles torturas.
Sufrí angustias indecibles mientras pensaba.
»Durante la prisión de su marido sufrió mi infeliz hermana tormentos indecibles, y le sucedió entonces lo mismo que al que padece una fiebre inflamatoria, que mientras ésta dura, parece animado y vigoroso, pero en desapareciendo le faltan las fuerzas.
El entusiasmo de don Juan conmovió a Inés extraordinariamente, y no permitiéndole su agitación responder de palabra, alargó por la reja una mano, que fue besada con indecibles transportes.
¡Ay!, que el alma entera se fundía a impulsos de esa ilusión tan pura y halagüeña, de ese fantasma tan risueño y feliz que parecía columpiarse allá en el horizonte de la posibilidad humana, provocando deseos vagos, dulcísimos y hechiceros, y prometiendo, al parecer, una fruición de indecibles goces, cuya sola idea sumergía en un piélago de éxtasis profundos y de seductoras imágenes.
Gertrudis la Lunareja fue una de aquellas furiosas y desalmadas bacantes que vinieron ese día con la caballería realista que mandaba el marqués de Valle-Umbroso don Pedro Zavala, y que, como refiere un escritor contemporáneo, cometieron indecibles obscenidades con los muertos, bailando en torno de ellos la mariposa y el agua de nieve.
La señorita de Lantigua experimentó una sensación de anhelo o expectativa que la llenaba de indecibles congojas.
Atareado con los exámenes de Setiembre, tenía que multiplicarme y fraccionar mi tiempo de un modo que me ocasionaba indecibles molestias.
En los allegros se sacudía con fuerza y animación, extraña en hombre al parecer tan apático, los ojos, antes sin vida y atentos nada más a la música, como si fueran parte integrante de la flauta o dependiesen de ella por oculto resorte, cobraban ánimo, y tomaban calor y brillo, y mostraban apuros indecibles, como los de un animal inteligente que pide socorro.
Con una importancia y gravedad indecibles, apuntó gastos e ingresos, sin olvidar lo más mínimo, cargó y abonó, dibujó preciosos números, tiró líneas con regla, hizo cuentas de varios a varios, de imprevistos, de suplidos y de deudores varios.
Sabía él por experiencia propia, que la quinta esencia del sentimiento de un artista, de lo que este cree su corazón, tal vez porque no tiene otro mejor, y no es más que una burbuja delicada y finísima, un coágulo de vanidad enferma, estaba padeciendo dentro de mí dolores indecibles, sabía que el público y los falsos amigos me habían dado tormento en la flor del alma artificiosa del poeta.
Repuestos de su hambre en Campanal, fueron a pasar la divisoria por Somport, y al fin, con indecibles trabajos y fatigas, pusieron el pie en Francia.
En el fatigoso paso por veredas y trochas, mortificado del hambre y la sed, sin otro sentimiento inmediato que el desprecio que le inspiraban sus guardianes, sufrió el desdichado caballero indecibles angustias.
Confieso que usted me ha hecho pasar dos días de angustia, dos noches de indecibles tormentos.
¡Pobre pintor! ¡Cuántas indecibles torturas sufrió, él, tan artista, tan exquisito, al contemplar a todas horas la fealdad de los tobillos conyugales! Un jurado de estetas hubiera absuelto a Wainewright ¿no es cierto?, un jurado hipersensible, un jurado del porvenir.
En esto, como en una alteración de vientos, llegaron por todas partes noticias de que Sila, habiendo dado fin a la guerra de Mitridates y recobrado las provincias, se había embarcado con muchas fuerzas, esto produjo ya una breve intermisión y corta pausa de tan indecibles males, por creer que la guerra venía sobre ellos.
Son indecibles aquellos instantes inefables en que el Ángel AROCH, en figura de Niño, de rodillas y con las manos juntas sobre el pecho, levantaba sus ojos purísimos hacia el cielo.
Cada nota de la palabra perdida encierra terribles secretos indecibles y cada una de las notas de la palabra perdida es la nota clave de una época terrestre.
Cada uno de esos cañones, vértebras o pirámides hay que pagarlo con pruebas indecibles.
allí hay que pasar por indecibles amarguras que hay que soportarlas en carne viva: Necesidades, cárceles, enemigos, miseria, etc.
Esas cosas no las escribo, son cosas indecibles.

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