Ejemplos con hombrecito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ha participado en diversos montajes del Teatro Universidad de Chile, entre los que cabe hacer referencia a Nuestro pueblo, El hombrecito y El holandés.
La letra de la canción Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris pertenece a Mario C.
Hecho ya un hombrecito retorna a Gualán y trabaja como chofer inicialmente con don Juan Súchite y esporádicamente era buscado por las autoridades municipales para viajes o tareas específicas.
Hänsel pregunta: ¿quién está ahí? y un coro de ecos le responde: ¡él está ahí! Gretel dice: ¿hay alguien ahí? y los ecos repiten, ¡ahí! Hänsel trata de confortar a Gretel, pero cuando un hombrecito sale del bosque, ella grita asustada.
De cien mujeres, noventa y nueve son animales de instintos vanidosos y crueles, y la una que queda, que es buena, casi una santa, sirve de pasto para satisfacer la bestialidad y la crueldad de algún hombrecito petulante y farsantuelo.
¿Qué le daré a mi hombrecito malo para que sonría un poco? ¿Qué le haré para que olvide sus malas ideas?.
Era el cura español que Maltrana le había enseñado varias veces de lejos: un hombrecito moreno, enjuto, vivo en sus movimietos, al que encontraba Fernando cierto aire ágil y garboso de banderillero.
Ellas venden, trabajan, manejan el dinero, y el hombrecito está a sus espaldas sin hacer otra cosa que proporcionar a la razón social su autoridad de macho o guardar el puesto cuando la socia se ausenta.
Pero ¿quién es con mil de a caballo ese hombrecito que llamas ?.
¿Y qué remedio adoptar, Cándido? Ya es tarde, ya él es un hombrecito.
¡Bonitos eran ellos para sufrir semejantes cosquillas! Para mi santiguada, que tengo por cierto que si Reinaldos de Montalbán hubiera oído estas razones al hombrecito, tapaboca le hubiera dado que no hablara más en tres años.
Transcurrido un largo rato, apareció, efectivamente, apoyada en el hombrecito viejo y seguida del joven del albornoz blanco.
Mora es un hombrecito como hay muchos, de regular estatura.
Pero en honor a la verdad -dice nuestro diligente corresponsal-, debemos decir que el mozo, que en cuanto se relaciona al arte vive todavía en una desnudez paradisíaca, nos parece un hombrecito cuando llega el momento de jugarse capital e intereses, pues en los imponentes ancianos que le correspondieron, metió la barriguita como un hombre, se perfiló como si estuviese delante de una cámara fotográfica, y cuando sonó la hora de tocar a tarará, entró las dos veces a por azúcar de pilón, con tan buenísima voluntad, que casi se quedó dormido en el morrillo, y los bicharracos dieron la última voltereta sin adoptar disposiciones testamentarias.
En el último que le correspondió quiso el hombrecito tomarle el hociquillo al mastodonte, pero éste, que no quería morir abintestato, hizo por el diestro, el cual salió enganchado, y gracias a que al bicho no le quedaban fuerzas para firmar el protocolo, que gracias a esto no ha puesto ya fin a su carrera de modo trágico el chavalillo, al cual recomendamos que estudie, que aprendiendo a defenderse tardará muy poco en sonar más que una salva.
-¡Camará, superió, pero que superiormente que ha quedao el hombrecito!.
Las palabras de Joselito hicieron inmutarse al Torongiles que contempló a hurtadillas, lleno de asombro, a su rival, el principio de embriaguez en él producido por los diez o doce cortados que acababa de trasegar desapareció como por arte de encantamiento, ¡qué sorpresa! luego el Meriñaque, aquel hombrecito pálido, rubio, de cara aniñada y de hechuras casi femeniles, aquél que él, no obstante su falta de decisión y de energías, había pensado intimidar ahuecando la voz y poniendo los ojos como si quisiera escupirlos de su cara, aquél que él había creído cualquier cosa al verlo tan modosito, tan suave, tan meticuloso, siempre tan atildado, tan fino, según confesión propia, llevaba en su conciencia los manes vengadores del Manga.
-Qué, un hombrecito, ¿verdá? -le preguntó la vieja, poniéndose un puño en la cintura y apoyándose con la otra en la escoba.
, queda un hombrecito o chispa divina, que de inmediato se quejaría y preguntaría por que se le quitan sus cuerpos.
-Por ti y por un hombrecito que nos está oyendo.
Aquel hombrecito grueso, rechoncho, cuyos cabellos agrisaban ya, aquella especie de lacayo vestido con un traje oscuro, tratado sin consideración por las gentes de espada que componían la escolta, era el mismo Bonacieux.
¿Quieres que vaya, o vendrás tú, por fin, a conocer a tu hijo que ya va siendo un hombrecito?».
Sí, cierto, convenía el padre, parecía bueno el muchacho, discreto, serio, decente, muy hombrecito.
El niño, hombrecito enanillo y recortado, más chico que su caído sombrero ancho, se mete en su fantástico corazón serrano que le da coplas y coplas bajas:.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba