Ejemplos con holganza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Acaso comenzó siendo o llegó a ser un lugar de recreo de nobles señores, que admiradores de su belleza natural, de la sanidad y abundancia de sus aguas, la benevolencia de su tierra venían a visitar el lugar y pasar días de holganza y sosiego.
Por su mal carácter, cambia constantemente de trabajo y vive consagrado al ocio, el juego y la holganza.
Para llenar cumplidamente su deber, procurará conocer muy a fondo y tener anotados los nombres de aquellas personas que por su modo de vivir en la holganza, por presentarse con lujo sin que se les conozcan bienes de fortuna, y por sus vicios, causen sospechas en las poblaciones.
Con violentas alternativas de estudio y de holganza se aproximaba trabajosamente al término de su carrera, cuando una angina de pecho acabó de pronto con el notario.
Un raudal de graves y profundas reflexiones se desprendió acto continuo de su mente al contemplarlos: He aquíse dijolos instrumentos más poderosos del progreso humano en vergonzosa holganza, no por culpa suya, sino por el abandono de los hombres.
Pasó todo el día sin que me aliviara de la holganza, y vi llegar la noche sin que me asustase la idea de pasarla blandamente en la serena gruta.
Las amas, que ya empezaban a tomarme ley, apoyaron con chillones encarecimientos esta exhortación a la holganza, di las gracias, y echándomelas de muy valiente, les aseguré que, aunque hubiera de pasar por el cráter de un volcán en erupción, seguiría mi camino sin vacilar.
Bien sea porque las prohibiciones reiteradas de me movieran a mayor deseo de lo prohibido, bien porque la holganza diera más espacio a mi curiosidad, ello es que yo quería violar el secreto de aquel oculto mujerío, no por quitarle nada a mi protector y amigo, ni por meterme a seductor de moras, sino por verlas, nada más que por verlas, y dar a mis ojos el sabroso espectáculo de tan interesante aspecto del vivir musulmán.
Se había imaginado encontrar algo semejante a las antiguas expediciones de las Cruzadas: soldados que peleaban por el ideal, que hincaban la rodilla antes de entrar en combate para que Dios estuviera con ellos, y por la noche, después de ardientes plegarias, dormían con el puro sueño del asceta, y se encontraba con rebaños armados indóciles al pastor, incapaces del fanatismo que corre ciego a la muerte, ganosos de que la guerra se prolongase todo lo posible para mantener la existencia de holganza errante a costa del país, que ellos creían la más perfecta, gentes que a la vista del vino, de las hembras o de la riqueza se desbandaban, hambrientas, atrepellando a sus jefes.
Esta moral, inventada por los grandes capitalistas, abusa de la ciencia, afirmando que los cuerpos sólo viven sanos dedicándose al trabajo y que la inacción es mortal, pero se callan lo que la ciencia añade, o sea que el trabajo excesivo destruye a los hombres con una rapidez infinitamente mayor que si viviesen en holganza.
El pueblo, vejado, explotado, oprimido, sin poder creer ni esperar en nadie, se envilecía en la holganza favorecida por la sopa boba, formulando luego su indignación y su escepticismo en refranes que decían: , , , , ,.
El clero regular no servía más que para desacreditar con su holganza la santa religión.
Mucho le gustaban los domingos, con su libertad para levantarse más tarde, sus horas de holganza y su viajecito a Alboraya para oir la misa, pero aquel domingo era mejor que los otros, brillaba más el sol, cantaban con más fuerza los pájaros, entraba por el ventanillo un aire que olía a gloria: ¡cómo decirlo! en fin, que la mañana tenía para ella algo nuevo y extraordinario.
El hijo del menestral, el criado de servicio, todo el que sabe leer y escribir, repugna el trabajo manual, y dice para sí: ¿por qué no he de estar yo también empleado? ¿Por qué el diputado no me proporcionará una bonita colocación? El que no tiene la menor esperanza de que el diputado le coloque se llena de envidia y de ira, y se hace flojo y perezoso para no ser menos que el empleado, de cuya holganza y vida regalona se forja un concepto exagerado y fantástico.
, cuanto se pidiera por la boca, para los temperamentos profundamente enervados por la holganza regalona, el juego, si no entretenían bastante el tresillo o el ecarté, el monte o el bacarrat o el treinta y cuarenta, si abundaba el dinero en casa, para que la emoción resultase, se apuntaba fuerte, y si no lo había y apuraban los compromisos, fuerte también para salir de ellos cuanto antes, o acabar de hundirse en la ruina, en efectivo, si lo había a mano, o en cosa que lo representase, si quedaba crédito bastante, en opinión de aquellos caballeros que se agrupaban allí para desplumarse mutuamente con todas las reglas y cortesías del oficio, para el gomoso enamorado o el hombre presumido, si tenían en poco la librea de la sociedad para ponerse en pública exhibición, estaría a la puerta de la casa y en hora conveniente el exótico cuartago con el blasón de familia en cada metal de sus arreos, en el cual bucéfalo cabalgaría el elegante para dirigirse al Retiro, medir aquella pista a zancadas unas cuantas veces, y desfilar al anochecer por la Castellana a medio galope de podenco, y lo que digo del caballo acontecía con el coche.
Cayetano Domínguez era natural de Valencia, había asistido en su infancia a los azares de la miseria, que aspira a convertir en industria la holganza y no lo consigue, sino con intervalos de negras prisiones y en perpetua lucha con el Código penal y los agentes de su eficacia.
No trabajó las tierras con sus manos, pero pagó el trabajo de otros para vivir él de sus productos, y en su casa y en las accesorias de ella, donde siempre había reinado el silencio enervante de la holganza y de los grandes fastidios de la vanidad infanzona, comenzaron a oírse y a respirarse los ruidos de la actividad campesina, el cencerro del ganado y la fragancia vivificante y regeneradora de los frutos sazonados de la tierra.
No buscaremos por cierto civilización militante ni progresiva en aquellos pueblos en que la mujer, condenada a servidumbre, se ocupa solo en las duras faenas desdeñadas por el hombre, que allí se reserva para el combate, o para la holganza, o para el gobierno, fenómeno que hase verificado en la primitiva edad de casi todos los pueblos, bien hayan vagado en tribus, bien háyanse estacionado en poblaciones, ora en el Asia, ora en las regiones célticas, ora en el nuevo mundo, ni buscaremos tampoco savia progresista en aquellos pueblos índicos, por ejemplo, en que la mujer, propiedad exclusiva del hombre, hallábase obligada a sepultarse viva con el difunto esposo, cual viviente sudario, cual lastimera novia de la muerte.
Cuando de la Gedrosia y Carmania llegó al palacio, todavía volvió a dar al ejército reposo y holganza en continuos banquetes, y se dice que beodo asistió al certamen de unos coros, en los que salió vencedor Bagoas, su favorito, que era conductor de uno de ellos, y que pasando desde el teatro con el adorno de vencedor fue y se le sentó al lado, lo que visto por los Macedonios, aplaudieron y gritaron sin cesar que lo besase, hasta tanto que abrazándole le dio un beso.
Mas al día siguiente se halló ya Aníbal con que tenía su ejército sobre las armas, de manera que llegó a incomodarse, y reuniendo a los Cartagineses les rogó que en reñir aquella batalla excedieran a cuanto habían hecho en las anteriores: “Porque ya veis-les dijo- que no nos es dado reposar después de tantas victorias, ni tener holganza siendo los vencedores, si no espantamos a este hombre”, y con esto se comenzó la batalla.
Todos se hallaban de asueto y holganza.
Además -añadió con repugnancia-, el diablo no sosiega, y si un día, entregado yo a la holganza, imbuyera en Isabel esa idea.
Metieron a la niña en la «enseñanza» de doña Eustoquia, no era un adoquín, ni fea, desbravose allí bastante, consiguió luego desbastar y pulir algo a su madre, que bien lo necesitaba, muriose el padre de un tabardillo, porque la holganza y el buen pesebre le tenían hecho un odre y algo picado a la bebida, creció la muchachuela y se hizo una moza regular y de buen aire, tomole tal cual a su lado la viuda.
-Y nada más que música -continuó el otro-, porque si admito que te animan propósitos de trabajo y no de holganza, y te cambio el apodo de poeta por el de guapo chico, lejos de probarme, en cuanto has dicho, que el saber vale para algo, has demostrado lo contrario con lo que has hecho.
Si esto es afán de holganza, holgazán soy sin propósito de enmienda, pero sea lo que fuere, esto es lo que me gusta y para ello me creo nacido, con lo cual vuelvo al tema de antes: que no me estorban los sabios.
yo no sé en qué podrá consistir, aunque ello es la pura verdá: en mi vida pude meter el diente a un hombre trabajador, pero que le dé por la holganza y la bebida: ya estoy yo haciendo de él lo que se me antoja.
Años hacía no me permitía estos lujos de holganza, y como ya han de acabarse pronto.
Y no se atribuya a que el inofensivo borrachín fuera hombre nacido para una eterna holganza.
¡Cómo él, idólatra de la holganza y del regalo, pudo imaginarse, ni en sueños, que tendría que habérselas mano a mano con dueñas y fregatrices a cada hora, ni que habían de correr tiempos en que sólo le dieran, por salsa de su pesebre, alaridos y repelones?.
Los primos, los sobrinos, los cuñados, la madre, las tías, todos, en suma, se creen con derecho á cuanto hay: con derecho al trabajo, y por consiguiente, con derecho á la asistencia y á la holganza.

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