Ejemplos con histórica

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Muchos de los cenobios hispanos fueron abandonados, olvidados y perdidos, algunos incluso en la memoria histórica.
Participó en la histórica clasificación de Croacia para la Eurocopa de Austria y Suiza eliminando a la Selección Inglesa en Nuevo Estadio de Wembley.
La ambigüedad que existe en cuanto al territorio que integra Andalucía Occidental se debe a que no se trata de una región histórica ni cultural determinada y a que no existe ninguna división administrativa que coincida con dicho término.
Una obra histórica de referencia que propone una lectura general de los acontecimientos y sobre todo de las ideologías existentes en los orígenes del conflicto.
En el siglo XX, la investigación histórica ha sufrido profundas evoluciones, especialmente con el desarrollo del análisis socio-económico.
Es valorado como un Inmueble de Conservación Histórica según el Plan Regulador comunal de la Ilustre Municipalidad de Santiago.
Su complejidad histórica es tal, que necesita de un artículo aparte.
Produjo gran alarma y repercusiones psicológicas ante el más absoluto desconocimiento de la reiteración histórica de estos desastres.
Comprende la comarca histórica de los Campos de Hellín, exceptuando Fuente-Álamo.
Sierra del Segura: Supone la fusión de la Sierra del Segura histórica y la cuenca del río Mundo, históricamente vinculada a Alcaraz.
La Manchuela: Está identificado con la comarca histórica, dentro de los límites provinciales, y excluidos Tarazona de la Mancha y Villalgordo del Júcar.
Algunos de los que más importancia histórica tienen:.
Este conjunto de rutas de peregrinación es uno de los que mayor distancia recorre, pero no es éste el único motivo para que cuente con un vasto patrimonio natural y cultural, algo en lo que tiene mucho que ver tanto la importancia histórica de estas ciudades como la prospéridad económica que viven la mayor parte de estas comarcas en la actualidad.
Todo lo que poseía en París le pareció repentinamente de escasa importancia comparado con lo que guardaba en la mansión histórica.
¡Ay, su mansión histórica! El general iba a instalarse en ella, luego de haber examinado en la orilla del Marne los trabajos de los pontoneros, que establecían varios pasos para las tropas.
En la plaza de la Nación entrevió el grupo escultórico que representa el triunfo de la República surgiendo húmedo y brillante de la bruma del amanecer, luego, la verja de la barrera, a continuación, la larga avenida de Vincennes y su histórica fortaleza.
En este ambiente de lobreguez señorial, los objetos del pasado se amoldarían con facilidad, sin el grito de protesta que parecían lanzar al ponerse en contacto con las paredes blancas de las habitaciones modernas La histórica morada exigía cuantiosos desembolsos, por algo había cambiado de propietario muchas veces.
Los barcos armados que vigilaban las aguas limítrofes venían a descansar en esta dársena histórica rodeada de cafés, tiendas, almacenes, cúpulas y campanarios.
Y los ojos de ella brillaron con un fuego de orgullo al enumerar estas hazañas de falsa resurrección histórica.
¿Ve usted ahí a mi primo que no sueña con la gloria histórica, ni se preocupa de lo que pensarán de él en el porvenir? Pues es el verdadero héroe, el paladín moderno.
Qué, ¿te parezco bien?dijo la madre, pavoneándose como una niña ante la admiración de su hija, que había conocido aquella moda y al verla resucitar inesperadamente, sentía la extrañeza que causa una resurrección histórica.
Pero el pueblo era, sin darse cuenta de ello, el vengador del pasado, Aresti, que vivía en contacto con la masa, apreciaba la simplicidad de sus ideas, el instinto paladinesco que la impulsaba a ser la ejecutora de una revancha histórica.
Por las noches lo dormía sobre sus rodillas, cantándole los viejos zortzicos de los barqueros del Nervión o relatándole patrañas que el pobre hombre apreciaba como lo más indiscutible de la sabiduría histórica.
Mauricia la Dura representaba treinta años o poco más, y su rostro era conocido de todo el que entendiese algo de iconografía histórica, pues era el mismo, exactamente el mismo de Napoleón Bonaparte antes de ser Primer Cónsul.
Sentía desvanecida su autoridad sobre el enamorado joven, veía una fuerza efectiva y revolucionaria delante de su fuerza histórica, y si no le tenía miedo, era innegable que aquel repentino tesón la infundía algún respeto.
No hay ser humano, por despreciable que parezca, que no pueda ser eminencia en algo, y aquel buscón sin suerte, después de medio siglo de equivocaciones, ha venido a ser, por su hermosísimo talante, el gran de la pintura histórica contemporánea.
Sólo el graznar del borracho o el canto del enamorado turbaban la callada paz de la ciudad histórica.

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