Ejemplos con hinchados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hirviendo la planta un par de horas y dejándola luego en maceración se obtiene el mucílago de la planta, muy útil para atenuar el dolor de pies hinchados.
Los órganos reproductivos forman receptáculos hinchados, de forma irregular, al final de las ramas.
Manuscrito de Ayala:Los militares hinchados, llenos de gota y de potra, echan brabatas a los tullidos, ya que no las echaron a los enemigos.
De vez en cuando deteníase para echar piedras a los pájaros o a los lagartos hinchados y negruzcos que asomaban entre las chumberas.
Los caballos muertos abullonaban la llanura con sus costillares hinchados.
Los que estaban sentados en el suelo aprovechaban este descanso extrayendo sus pies hinchados y sudorosos de las altas botas, que esparcían un vapor insufrible.
Tenía los ojos hinchados por una humedad lacrimosa que hacía brillar sus córneas.
Los vientres hinchados se partían bajo las palas, derramando los zumos de su putrefacción.
Miró a Lucía, y viéndola descolorida y los ojos hinchados, le dijo bondadosamente:.
Los ojos de Tòni, cada vez más hinchados y vidriosos, acabaron por soltar una lágrima ¡Separarse así después de una vida fraternal en la que los meses valían por años!.
Algunas tiendas de campaña, donde, sobre mesas portátiles de tabla, yacían los hinchados odres, como víctimas preparadas al sacrificio, estaban rodeadas por numerosos grupos de hombres.
El médico sentía angustia examinando a los dos contendientes, con la cara pálida, sudorosos, las piernas inmóviles y como petrificadas, el busto en incesante vaivén, los brazos hinchados por el esfuerzo, y recordaba a otros que habían caído en aquellas apuestas brutales, muertos como por un rayo, heridos en el corazón por el exceso de actividad.
Era su marcha una enrevesada peregrinación por las calles, deteniéndose ante las puertas cerradas, un aldabonazo aquí, tres y repique más allá, y siempre, a continuación, el grito estridente y agudo, que parecía imposible pudiese surgir de su pobre y raso pecho: Jarro en mano bajaba la criada desgreñada, en chancleta, con los ojos hinchados, a recibir la leche, o la vieja portera, todavía con la mantilla que se había puesto para ir a la misa del alba.
Todos los días, al amanecer, saltaba de la cama Roseta, la hija de Batiste, y con los ojos hinchados por el sueño, extendiendo los brazos con gentiles desperezos que estremecían todo su cuerpo de rubia esbelta, abría la puerta de la barraca.
Su mujer salió a la puerta del cuarto con los ojos hinchados, enrojecidos, y el pelo en desorden, revelando en su aspecto cansado varias noches pasadas en vela.
Su furor no tuvo entonces límite, y vino a aumentarlo el cazurro Martínez, que con los carrillos hinchados y la boca llena de risa reventaba por soltar la presa, y soltóla al fin, diciendo a modo de fisga:.
A los diez minutos de haber salido el cuerpo, entró Severiana con los ojos hinchados, y abrió todas las puertas, ventanas y balcones para que se ventilara la casa.
Miró también don Quijote a Sancho, y viole que tenía los carrillos hinchados y la boca llena de risa, con evidentes señales de querer reventar con ella, y no pudo su melanconía tanto con él que, a la vista de Sancho, pudiese dejar de reírse, y, como vio Sancho que su amo había comenzado, soltó la presa de manera que tuvo necesidad de apretarse las ijadas con los puños, por no reventar riendo.

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