Ejemplos con hieles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Díaz del Castillo relató el hecho de forma semejante, pero durante el sitio de Tenochtitlan, en un momento posterior a la captura de los españoles que fueron sacrificados, y desollados en Tlatelolco: Mirad cuán malos y bellacos sois, que aún vuestras carnes son tan malas para comer que amargan como las hieles, que no las podemos tragar de amargor.
Por mi gusto pondría siempre en ellas la miel de la Historia, aderezándola sabiamente con las hieles amargas que en todo tiempo afluyen de las humanas acciones.
Tras una breve espera, vimos aparecer la figura escueta y pavorosa de don Martín, alto, rígido, el cuerpo todo negro de la sotana, amarillo el rostro de las hieles que le andaban por dentro, la mirada viva, la expresión desdeñosa.
-¡Oh! señora, no derramo yo hieles ni venenos, sino cerato simple y bálsamo tranquilo -replicó Centurión-.
-Echa aunque sea las hieles, hijo del alma, échalas, con tal que te desahogues en tu desgraciado padre.
El cáliz estaba lleno: una gota bastó para desbordar las hieles que contenía.
Y mi madre no comprendía cómo buscaba yo el remedio contra las hieles de una pócima sin fin, apresurándome a beberla, pero yo sí lo comprendía.
Felizmente, sabía ella conformarse a la voluntad imperiosa de su amigo, tragándose las hieles y llenándose de resignación.
Mi Cristo, ante la esponja de las hieles, jadea.
Entonces la carne, la pícara carne, el corazón, golpeaba sin descanso en su pecho y la decía a gritos: «¡Levántate, Águeda, y aparta de tus labios esas hieles, que Dios no quiere imposibles.
-¡Pues canto, caráspitis, aunque las hieles mismas me salgan por la boca! Tasia, bien sabes tú que en la vida no más que una vez se quiere.
Con aquel triste desenlace de todo el día, los inseguros diques que habían mantenido a la pobre sirvienta devorando en silencio las hieles de su pesadumbre, se derrumbaron de golpe, y salieron en torrentes las lágrimas y los gemidos.
Tú eres blanda, yo soy dura, tú no haces más que querer, querer y querer, y yo digo que bueno será el afligirse y el tragar hieles, cuando él lo dice, pero yo pienso que también debe uno defenderse de tanto pillo.
Ni tan adentro del horno que te quemes, ni tan afuera que te hieles.
saborearon a sorbo y sorbo las alquitaradas hieles de la tortura! Cuando.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba