Ejemplos con guarnecido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sabía que Zumalacárregui carecía de tropas capaces de asaltar un puesto guarnecido, lo que había quedado patente en Cenicero y se estaba repitiendo ahora en Arrieta.
El acceso, por la fachada sur, comprendía un porche guarnecido con arcos de piedra.
En ella se puede apreciar la gran portada con su balcón y frontón con las armas reales, de la que arranca hacia la calle de Pescadería una arquería sobre un entrepiso guarnecido de celosías, y, hacia la calle de Palacio, un balcón saliente con celosías, sobre un entrepiso similar en todo al del otro lado.
No tardó muchos minutos en presentarse otra vez con un canasto en las manos guarnecido en el fondo por un cojín de lana.
La causa de aquel incidente era el abrigo de terciopelo guarnecido de pieles que la buena señora se había puesto.
Adecentaremos este cuartucho con alfombras y tapices, y el poyo, guarnecido de buenas mantas, te servirá de lecho.
En un costado de la estancia me armaron cama blanda en horizontal nicho guarnecido de azulejos, y para mayor sorpresa mía pusiéronme una mesilla de ocho patas con utensilios de escribir, lo cual significaba que me tomaron por poeta o literato.
Subiendo un poco para ver mejor, sin cuidado de mayor riesgo, encontrose a unos cuantos mirones junto a un peñasco guarnecido de chumberas.
Las dos de la tarde acababan de dar en el gabinete, amueblado con el lujo aparatoso e insolente propio de una cortesana vulgar enriquecida de pronto, cuando Magdalena envuelta en ligeras ropas de levantar y aún tembloroso el cuerpo por el frescor del baño, atizó los leños de la chimenea, y aproximando al fuego el mueblecillo que le servía de tocador, extendió sobre él un lienzo guarnecido de puntillas, encima del cual fue colocando cepillos, peines, tatarretes, frascos, polvoreras y cuanto había menester para peinarse.
El portal de Belén era grandiosa fábrica greco-romana de corcho con sus columnas estriadas: dentro estaba el pesebre guarnecido de verdadera paja y sobre ella el Niño Jesús enteramente desnudo y boca arriba, a sus lados el buey y la mula esculpidos con rigidez hierática, y delante, colocados en adoración, San José con traje amarillo, y la Virgen con manto más brillante y rojo que un pimiento, ambas cabezas coronadas por descomunales resplandores en que se habían derrochado panes de oro.
Figuraos, al remate de empinada cuesta, dos amplias y hermosas escalinatas, por las que se sube a un extenso atrio o compás, guarnecido de grandes columnas sin capitel, que nada sostienen y que parecen otros tantos heraldos encargados de anunciar la grandeza del edificio que custodian.
Ignoro quién era, pero debe ser hija de buenos padres: las ropas que la envolvían eran ricas, llevaba, además, un magnífico medallón guarnecido de brillantes, y entre la faja un papel que decía: Está bautizada, y se llama he olvidado el nombre, el que tiene ahora se lo pusieron en la confirmación.

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