Ejemplos con garlopa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tenazas de hierro, sierra, gubias, garlopa, limas, punzón de aterrajar y cuchillas de vaciar.
La fauna marina es también abundante y variada, se pesca la sierra, el dorado, pez vela, pargo, huachinango, garlopa y bonita, y en el estero de El Salado, viven caimanes en peligro de extinción.
Amaba la garlopa y el escoplo, y se pasaba días enteros sobre el banco, pero amaba mucho más su escopeta y su puñal.
-Porque esperaba que sabrías volar con ellas, porque pensé que la garlopa de la educación llegaría a pulimentar tu madera, por ingrata y dura que fuese.
Y entonces tenía usted que soltar la carcajada, porque Fulano de Tal era un carpintero, largo, seco y doblado, casi enroscado, como las cintas de madera o virutas que sacaba con su garlopa.
Cuán raros eran estos juguetes en manos de los chicos de entonces, pruébalo el ansia con que acudían a mi casa todos mis camaradas a contemplar un carpintero que me había regalado un pariente, el cual carpintero, al compás del glan-glen de su cigüeña de alambre, movía los brazos, y con ellos una garlopa sobre un banco, pruébalo asimismo la veneración que yo sentía por aquel juguete, y los años que me duró.
Vive, pues, modestamente, en una limpia casita cerca de la línea y sus hijos andan aseados y van a la escuela, Cuando no está de turno cultiva su huertecillo y maneja el serrucho o la garlopa: la taberna le es desconocida.
-Oye tú, Cayetano, ¿me quiées tú decir, chavó, qué es lo que te pasa pa tener como tiées hoy tan fruncío el entrecejo? - exclamó el señor Frasquito el Trebujena acercándose al banco, donde aquél hacia correr la garlopa, con nerviosa ligereza, sobre un grueso listón de pino del que arrancaba muchas y rizadísimas virutas.
Levantó aquél la cabeza y, soltando la garlopa y limpiándose el sudor, que inundaba su frente, con la manga de la chamarreta,.
Y esto lo dijo el Trebujena, como si en lugar de un favor estuviese haciendo un disfavor a Cayetano, el cual como, gracias a los muchos años que llevaba en el taller, sabíase de memoria que el Trebujena ocultaba, bajo una superficie un tantico sin pulimentar, un corazón repleto de generosidades e hidalgulas, le repuso, a la vez que limpiaba de virutas la cuchilla de la garlopa:.
-Sí, el cuerpo sí, y el pelo tamién, pero tiée un cutis que está pidiendo una garlopa, y, aluego, una dentaura.
Amaba la garlopa y el escoplo, y se pasaba días enteros sobre el banco, pero amaba mucho más su escopeta y su cuchillo.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba