Ejemplos con flaqueaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando recibió la noticia Araceli sintió que las piernas le flaqueaban, todo su cuerpecito distinguido se estremeció con un escalofrío de ansiedad y de gozo.
Elena permaneció inmóvil algunos instantes y sintiendo que sus piernas flaqueaban y que iba a caer, apretó convulsivamente el frasco que llevaba y se aventuró a decir:.
Nuestro héroe, al saberlo, sintió que las piernas le flaqueaban, no de temor, que esto ninguno osará siquiera imaginarlo, sino por la emoción de verse tan próximo a ser objeto de la curiosidad y expectación públicas, no sólo en la provincia, sino en España entera.
Las piernas le flaqueaban y la vista se le obscurecía.
Pero don Wifredo se encontraba imposibilitado de acelerar el paso: sus piernas flaqueaban, tenía que arrimarse a las paredes.
Cuando entró otra vez en las Alamedas de Serranos, sus piernas flaqueaban, y sintió la necesidad de dejarse caer en uno de los bancos.
En aquel punto tuvo que sentarse, porque le flaqueaban las piernas, y se le desvanecía la cabeza.
Las piernas me flaqueaban, la voz, muerta en la garganta, no podía ni sabía pedir auxilio.
Cuando entré por la calle de Postas, mi emoción era violentísima, y cuando vi la casa en que moraba Inés, me flaqueaban las piernas, porque toda la vida se me fue de improviso al corazón.
Gritaban los jefes hasta perder la voz, y todos se ponían a la cabeza de las columnas, conteniendo a los que flaqueaban y excitando con ardorosas palabras a los más valientes.
Aunque había cerrado la puerta, al llegar Villefort a su gabinete sintió que sus piernas flaqueaban, y lanzando, más que un suspiro, un sollozo, dejóse caer en un sillón.
No estaba yo para risas, me flaqueaban las piernas.
Latíame la cabeza, dolíanme los músculos del pescuezo, y las piernas me flaqueaban.
-Pero, Dios mío, ¿qué es de mi hija? -exclamó, deteniéndose y apoyándose en un árbol, pues sentía que las piernas le flaqueaban.
Las piernas le flaqueaban.
Sus piernas flaqueaban, y casi estaba próxima a desfallecer aquella naturaleza, nerviosa por temperamento, si bien vigorizada por una fuerza de ánimo admirablemente enérgica.
Notó al incorporarse que le flaqueaban las piernas y que su mano torpe sostenía mal la copa que maquinalmente había empuñado, lo cual no era de extrañar tampoco, porque, con el calor de la sala, sentía la cabeza atolondrada y el pecho muy oprimido.
Y al pensar en aquello sintió que le flaqueaban piernas y corazón, y salió de la carnicería pálido y tembloroso, casi viéndose ya tan descuartizado como las reses que expendían las Nenas de Capuchinos.
Al ver esto, Franz sintió que le flaqueaban las piernas, miró a Alberto.
Al final de la calle de Noailles, cuando pudo ver las Alamedas de Meillán, sintió que sus piernas flaqueaban y poco le faltó para caer desvanecido entre las ruedas de un coche.
Ella se dejó caer, porque sus piernas flaqueaban.
El nuevo cura, agitado por la emoción, por la felicidad y por aquel ambiente cargado de asfixiantes perfumes, seguia la celebración de la misa como un autómata, guiado muchas veces por sus compañeros, sintiendo que las piernas le flaqueaban, que vacilaba su robusto cuerpo de atleta, y sostenido únicamente por el temor de que la debilidad le hiciera incurrir en algún sacrilegio.

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