Ejemplos con exteriores

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pues bien: esa modificación que el artista más apegado a lo real hace sufrir a los objetos exteriores, por medio de los dos procedimientos que llamaré de y de , arranca de la realidad material esos objetos, y les imprime el sello de otra realidad más alta, de otra verdad más profunda, en una palabra, los vuelve a crear, los.
Fáciles son de seguir las manifestaciones de esa ineptitud, partiendo de las más exteriores y aparentes, para llegar después a otras más esenciales y más íntimas.
El engaño de los que piensan haber reproducido en lo esencial el carácter de una colectividad humana, las fuerzas vivas de su espíritu, y con ellos el secreto de sus triunfos y su prosperidad, reproduciendo exactamente el mecanismo de sus instituciones y las formas exteriores de sus costumbres, hace pensar en la ilusión de los principiantes candorosos que se imaginan haberse apoderado del genio del maestro cuando han copiado las formas de su estilo o sus procedimientos de composición.
Estos insultos exteriores le hicieron erguirse, altivo, cruel, inexorable, contra aquel otro yo digno de su desprecio.
Los fuertes se armaban con nuevos cañones, desaparecían bajo los picos de la demolición oficial las casuchas elevadas en la zona de tiro durante los años de paz, los árboles de las avenidas exteriores caían cortados para ensanchar el horizonte, barricadas de sacos de tierra y de troncos obstruían las puertas de las antiguas murallas.
Debían ser de los barrios exteriores, tal vez del campo, y al atravesar París envuelto en silencio, sentían el deseo de cantar la gran aspiración nacional, para que los que velaban detrás de las fachadas obscuras repeliesen toda perplejidad sabiendo que no estaban solos.
Los barrios exteriores empiezan a arder.
El catedrático suplía dulcemente la autoridad del marido viajero: él se había encargado de representar al jefe de la familia en todos los asuntos exteriores Muchas veces le esperaba con impaciencia la esposa de Ferragut para pedirle un consejo urgente, y él emitía su opinión con voz lenta, después de largas reflexiones.
Eran iguales a los palacios de Oriente: obscuras y tristes en los muros exteriores, deslumbrantes en su interior, como un lago de nácar.
Sus muros exteriores eran lisos, inabordables, con algún que otro tragaluz enrejado y alto, lo mismo que en los palacios de Oriente.
Además, entendía el matrimonio con arreglo a la tradición familiar: la mujer dueña absoluta del interior de la casa, pero confiada en los asuntos exteriores a la voluntad del señor, del guerrero, del jefe del hogar, sin permitirse pensamientos ni objeciones sobre sus actos.
Lucía había dejado de ser niña, los objetos exteriores le hablaban ya elocuentemente, y comenzaba a escucharlos, el parque la sumía en vaga contemplación.
El despacho de los ingenieros en los altos hornos de Sánchez Morueta, ocupaba el segundo piso de un edificio de moderna construcción, con las paredes exteriores ennegrecidas por el humo de las chimeneas que se alzaban entre aquél y la ría.
Bilbao estaba amenazada de un tercer sitio, pero en el de ahora no se detendrían los enemigos ante las defensas exteriores, se esparcirían por las calles y bloquearían a la riqueza en sus magníficas viviendas.
Creando los vestidos, el alimento condimentado, las armas, las herramientas y las habitaciones, neutralizaron las influencias exteriores de la Naturaleza.
Gabriel, al pasar junto a la puerta del Mollete, vio adornados los muros exteriores con los famosos tapices.
Su aversión a las suntuosidades exteriores parecía haber inspirado la obra de la catedral, ahogada por el caserío que se empuja y arremolina en torno de ella como si buscase su sombra.
En igualdad de índole y de luces intelectuales debe, por consiguiente, valer mucho más quien posee los dichos exteriores requisitos que aquel que no los posee: en igualdad de condiciones internas, la hija de un marqués, por ejemplo, aun cuando sea bastarda, debe conducirse mejor que la hija de un pelafustán.
Las hermanitas, vestidas unas veces con trajes de sociedad, obra de una modista francesa, y que todavía estaban por pagar, graciosamente disfrazadas otras de labradoras, de o de calabresas, Rafael, de etiqueta, embutido en un gabán claro, tan corto de faldones que parecía una americana, y la mamá satisfecha del éxito alcanzado por sus niñas, y a pesar del cansancio, sonriente y majestuosa con su vestido de seda, que crujía a cada paso, y encima el amplio abrigo de terciopelo, Juanito contemplaba con el cariño de un padre este desfile desmayado que iba en busca de la cama, arrojando al paso en las sillas los adornos exteriores.
En uno de los segundos exteriores vivía Feliciana, y Fortunata en un tercero interior.
Mas a la sazón no podía entender una sola línea del filósofo, y sólo oía los tristes ruidos exteriores, el quejido constante de la presa, el gemir del viento en los árboles.
Mozos, colonos, jornaleros, y hasta el ganado en los establos, parecía estarle supeditado y propicio: el respeto adulador con que trataban al señorito, el saludo, mitad desdeñoso y mitad indiferente que dirigían al capellán, se convertían en sumisión absoluta hacia Primitivo, no manifestada por fórmulas exteriores, sino por el acatamiento instantáneo de su voluntad, indicada a veces con sólo el mirar directo y frío de sus ojuelos sin pestañas.
¡Dichoso tú sobre todos los escuderos del mundo! Ten memoria, y no se te pase della cómo te recibe: si muda las colores el tiempo que la estuvieres dando mi embajada, si se desasosiega y turba oyendo mi nombre, si no cabe en la almohada, si acaso la hallas sentada en el estrado rico de su autoridad, y si está en pie, mírala si se pone ahora sobre el uno, ahora sobre el otro pie, si te repite la respuesta que te diere dos o tres veces, si la muda de blanda en áspera, de aceda en amorosa, si levanta la mano al cabello para componerle, aunque no esté desordenado, finalmente, hijo, mira todas sus acciones y movimientos, porque si tú me los relatares como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su corazón acerca de lo que al fecho de mis amores toca, que has de saber, Sancho, si no lo sabes, que entre los amantes, las acciones y movimientos exteriores que muestran, cuando de sus amores se trata, son certísimos correos que traen las nuevas de lo que allá en lo interior del alma pasa.

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