Ejemplos con estimadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

no presentan ninguna especificidad, de igual forma que respecto a la póliza, aunque si bien respecto de ésta señalar la posibilidad de pólizas estimadas en el contrato de seguro de daños que suponen una excepción al principio general de fijación del interés en el momento del siniestro, ya que las partes fijan de común acuerdo un valor del interés, que normalmente es objeto de seguro pleno.
Presupuestos Parciales: Se elaboran en forma analítica, mostrando las operaciones estimadas por cada departamento de la empresa, con base en ellos, se desarrollan los: ,.
Auxiliares: Son aquellos que muestran en forma analítica las operaciones estimadas por cada uno de los departamentos que integran la organización de la empresa.
No son objeto de ajuste las partidas estimadas o que no hayan sido producto de una adquisición efectiva, tales como las valorizaciones.
El jarrah tiende a quemarse bien en estufas de combustión lenta y fogatas de interiores y genera mas calor que otras maderas estimadas para ese propósito.
Treinta años después de su construcción, sus residencias y hotel permanecen entre las direcciones más estimadas de Chicago.
Las obras de Asselijn eran muy estimadas en Ámsterdam, y varias de ellas permanecen en los museos de tal ciudad.
Blondel, arquitecto celebre, no solamente por las muchas obras que ha realizado en París y por otras de las que ha dado los planos y que han sido realizadas para diferentes soberanos, sino aún mejor por su Traité de la Décoration des Edifices, en el que ha grabado él mismo las láminas que son muy estimadas.
Más que un levantamiento contrarrevolucionario, la revuelta se quedaba en unos disturbios contra las exigencias estimadas intolerables de la nación.
Allá las ollas podridas para los canónigos, o para los retores de colegios, o para las bodas labradorescas, y déjennos libres las mesas de los gobernadores, donde ha de asistir todo primor y toda atildadura, y la razón es porque siempre y a doquiera y de quienquiera son más estimadas las medicinas simples que las compuestas, porque en las simples no se puede errar y en las compuestas sí, alterando la cantidad de las cosas de que son compuestas, mas lo que yo sé que ha de comer el señor gobernador ahora, para conservar su salud y corroborarla, es un ciento de cañutillos de suplicaciones y unas tajadicas subtiles de carne de membrillo, que le asienten el estómago y le ayuden a la digestión.
Como ellas no fueran tantas dijo el cura, fueran más estimadas, menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene.
de cada género de virtud, y echa mano primero de las más estimadas, que es de.
Imagínese que usted no es don Adrián Pérez, sino don Alejandro Bermúdez, que siendo don Alejandro Bermúdez, tiene una hija exactamente igual a la que tengo yo: vamos, que Nieves es hija de usted, que usted se ha consagrado en cuerpo y alma al cuidado y a la educación de esa hija, que desde que su hija era niña, trae usted formados y acariciados ciertos planes que, una vez realizados, han de hacer su felicidad, la felicidad de esa hija por todos los días de su vida, que está usted en la cuenta, por señales que parecen infalibles, de que su hija consiente y aprueba y hasta acaricia los mismos planes que usted, que en esta inteligencia, y para afirmarlos y asegurarlos mejor, de la noche a la mañana, y de mutuo y entusiástico acuerdo, dejan ustedes su residencia de Sevilla, y se plantan, llenas las cabezas de ilusiones, en este solar de Peleches, que limita usted su trato de intimidad aquí a tres personas, muy estimadas, muy queridas de usted: de esas tres personas, una soy yo, don Adrián Pérez, y la otra, mi hijo, Leto de nombre, usted continúa abriéndonos su casa y recibiéndonos en ella con la mayor cordialidad, y nosotros correspondiendo a ese afecto con otro tan hidalgo como él, e independientemente de todo esto, usted, Alejandro Bermúdez, llevando adelante y por sus pasos contados, el plan consabido, que se deja usted correr así tan guapamente, tranquilo y descuidado, y que un día, con motivo de un suceso muy relacionado con ese plan, descubre usted que se le han llevado los demonios, encarnados para ello en su hija de usted y en mi hijo, o si lo quiere más claro aún, en Nieves y en Leto.
Era de saúco, y saúco bueno no le había más que en Cajo o en Pronillo, y no en bardales públicos, sino en cercados de huertas muy estimadas.

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